Según el funcionario, las horas extras fueron pensadas como “una herramienta excepcional para situaciones concretas donde sea necesario extender la jornada laboral”, pero no para “complementar sueldos ni sostener hábitos que se naturalizaron con el tiempo, pero que hoy no resisten ningún análisis de eficiencia ni justicia”. A su vez, el ministro sostuvo que la revisión del sistema no implica un ajuste, sino un acto de respeto. “Respeto por el trabajo genuino, por quienes cumplen y, sobre todo, por los contribuyentes que nos sostiene con su esfuerzo todos los días”, desarrolló. Incluso, precisó que la medida podría tener impacto “como mucho” sobre un 4 por ciento de la totalidad de empleados públicos: “En la gran mayoría, son los sueldos más altos del escalafón general”.
“El régimen actual se desvirtuó”, sentenció Boleas y recurrió a la normativa vigente para sostener sus dichos. “La ley es clara: la jornada laboral concluye pasado el mediodía. Las horas extraordinarias deben ser la excepción, no la regla”, citó.
Finalmente, concluyó: “El esfuerzo no puede recaer siempre en los mismos. Desde el Estado, tenemos que dar el ejemplo. Cuidar los recursos públicos no es solo una obligación legal: es un deber moral con la sociedad”.