Greg Sánchez Martínez es un mexicano que fue intendente de la turística ciudad de Cancún, cuya costa es bañada por el océano Pacífico. Su vida girado entre la política, los negocios, el narcotráfico y la cárcel.
No se sabe bien cuáles fueron los motivos o circunstancias por los cuales Greg –tal como se hace llamar–, llegue un buen día a La Paz. Las especulaciones son variadas. Las certezas no abundan. Las sospechas se multiplican.
Con botas tejanas y sombrero con ala, a la usanza de los vaqueros mexicanos, cayó inesperadamente a la tranquila ciudad del norte entrerriano.
Lo que se creía podía ser una visita de forastero, luego se convirtió en la certeza de contar con un ciudadano ilustre. Greg se instaló con todo el confort de un hombre adinerado. Compró un campo con un casco que convirtió en una mansión con lujos extravagantes. Adquirió camionetas para su familia y todos los adláteres que llegaron con él. El predio lo pagó en 2.000.000 de dólares a la empresa El Raigón, propiedad de dos inversores estadounidenses, y lo puso a nombre de Neftalí Gregorio Sánchez Saliva su hijo que por entonces, en 2013, tenía 2 años.
Preguntar por este curioso mexicano en La Paz dispara a un sinnúmero de anécdotas, algunas rigurosamente ciertas y otras, seguramente, que se han exagerado. En los días en que se instalaba en el pueblo se presentó en el Banco Nación con dos hombres de importante tesitura que llevaban cada uno una valija. "Quiero depositar 6 millones de dólares", se despachó el foráneo con un tono de voz para que escucharan todos los empleados de la entidad bancaria. Paceños que fueron testigos aseguran que el acto fue más una presentación en sociedad que una cuestión financiera. La ostentación sería, luego, su identidad. Otra anécdota: un día, también a poco de llegar, entró en una concesionaria de autos y preguntó por un modelo de camioneta, de las más caras. Ante la respuesta, pidió 10 unidades. De esas historias hay miles. Con el correr de los días el simpático mexicano fue cosechando amistades. Frecuentó bares y restaurantes de la ciudad como un vecino más. Siempre con su atuendo característico. Su carisma de dirigente político y poderoso no lo ocultó. Un ex funcionario de la Municipalidad contó a EL DIARIO que Greg costeó arreglo de caminos públicos y puentes. Para su predio, que rodeó de seguridad privada, invirtió millones en dársenas para bajada de lanchas.
Greg vuelve a ser noticia en su país. En los últimos meses llevó adelante una campaña electoral en la que se presentó como candidato a intendente de la ciudad que supo conducir. El 1 de junio le agradeció en su cuenta de la red social Facebook "a las más de 7 mil personas que fueron a refrendar su amor!!!". En la foto lo acompaña su candidata a diputada, su segunda esposa, Niurka Sáliva Benítez, hija de José Ángel Sáliva Pino, oficial de Inteligencia de Cuba, acusada del tráfico de personas desde la isla.
Lo cierto es que la dupla política tiene a algunos pueblerinos de La Paz expectantes. Quienes lo siguen a diario por las redes sociales, contaron con simpatía la vuelta al ruedo del vecino foráneo que sigue teniendo su campo y camionetas en la ciudad.
Cárcel
Gregorio Greg Sánchez Martínez se radicó con su familia en La Paz en octubre de 2013, dos años después de salir de la cárcel, en 2011. Había sido presidente municipal de Benito Juárez –más conocido por el nombre de su cabecera, Cancún– entre 2008 y 2010. El 31 de marzo de 2010 pidió licencia a la intendencia para postularse a gobernador, y a un mes de las elecciones, en mayo, fue detenido por la Procuraduría General de la República (PGR) por acusaciones de tráfico de indocumentados, lavado de dinero del narcotráfico y crimen organizado, al vincularlo con peligrosos carteles del narcotráfico como el de Los Zetas, Sinaloa y Beltrán Leiva, según la Procuraduría. Luego fue liberado por la justicia mexicana y el ex alcalde encontró en Entre Ríos la paz. Incluso el nombre de este mexicano estuvo relacionado al reconocido narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán.
Pero en Argentina no sería todo color de rozas. El campo de Greg fue allanado por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Gendarmería Nacional el 13 de marzo de 2014 por supuesto lavado de dinero. Aparte de la fastuosa propiedad, los investigadores se encontraron con una buena cantidad de dinero y una importante embarcación amarrada a orillas del río Paraná. También se incautó documentación sobre propiedades en Paraguay.
Según supo El Diario, Greg consultó un estudio jurídico de Paraná.
La política, entre otras cosas, le permitió posar con líderes latinoamericanos. Entre el 22 y el 23 de febrero de 2010, jefes de Estado y de gobierno de países de América latina y el Caribe estuvieron en Playa del Carmen, en México, en una reunión de consulta y concertación política que se denominó Grupo de Río. Greg fue de la partida y, obviamente, no perdió ocasión en fotografiarse con Hugo Chávez, Raúl Castro y Cristina Fernández de Kirchner en los encuentros protocolares.
A su cargo como presidente municipal de Benito Juárez accedió en 2008 a través del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al cual renunció al salir de la cárcel. Actualmente busca volver al cargo con el Encuentro Social Independiente.
El periodista Daniel Enz le dedicó varias páginas en su libro Los hijos del narco. Otro periodista, Jorge Riani, quizás en unos años si continúa su obra Entre Ríos Secreta, deba integrar a semejante personaje en sus páginas.
Una familia de película
Greg es el menor de 14 hermanos, nació en Guerrero, México, el 18 de marzo de 1963. Con cinco hijos, fue empresario maderero, inmobiliario, aeroportuario y en 2008 se convirtió en alcalde de Benito Juárez, en el Estado de Quintana Roo.
Fue conductor de radio, líder religioso evangelista y "cantante grupero" de temas cristianos, con varios discos grabados. En varios de los mensajes que publica en su perfil de Facebook evoca a Dios.
Su hermano Feliciano Sánchez Martínez fue condenado a años por secuestros y narcotráfico. Daniel y David Enrique, fueron detenidos en 2006 por narcotráfico. Su hermana Magdalena y su esposo, Carlos Gasca Sánchez, también fueron acusados en Chiapas de lavado y evasión. Su sobrino Omar Francisco Hernández Sánchez, por tráfico de cocaína y heroína desde Guatemala, en troncos de madera y en cajones de instrumentos musicales.