Lo que dice la ordenanza
Prohíbe, también, “en el ámbito de la ciudad de Concordia el desarrollo de toda actividad de malabarismo o circense que se realice con elementos que puedan generar un perjuicio y/o peligro para los propios artistas y/o transeúntes. Entiéndase por elementos de peligro: fuego, armas, armas blancas, palos de gran magnitud y todo aquel que, utilizado sin los medios de seguridad pertinente, puedan generar un daño”. La ordenanza, impulsada por el intendente Enrique Cresto, tomó como base una iniciativa presentada por el bloque de “Juntos por el Cambio” e incorporó modificaciones aportados por los ediles del oficialismo, crea un “cuerpo de inspectores, que será el encargado de realizar el contralor y fiscalización del cumplimiento de lo dispuesto por la presente normativa”. Y prevé que se “podrá requerir el auxilio de la Policía”.“La problemática” de los trapitos
En su mensaje al Concejo, el intendente Cresto pone el acento en la “problemática” que presenta la proliferación de los “trapitos”. Al respecto, señala: “Con el paso del tiempo, estas prácticas se han transformado en regulares en distintas zonas de nuestra ciudad, siendo claro y evidente el aumento de los espacios públicos abarcados y consecuentemente el de las personas dedicadas a tales actividades”.El jefe comunal concordiense subraya que la ordenanza “tiene como finalidad prohibir la actividad en la vía pública de servicios de estacionamiento medido y/o cuidado de vehículos, y/o cuidacoches, servicios de limpieza o lavado de vidrios, y/o de vehículos denominados `trapitos`, malabarismo o circense que se realice con elementos que puedan generar un perjuicio y/o peligro para los propios artistas, y/o transeúntes”,
Etchepare habló de “consumo problemático”
El jefe del bloque del PJ en el Concejo explica a que la iniciativa apunta a dar una respuesta a la problemática social que presenta el fenómeno. “Muchas veces, se trata de parejas con sus hijos, que los llevan a estas actividades, y no los envían a la escuela. Y en algunos casos, también se da un consumo problemático”, apuntó.Destacó, al respecto, la existencia de organizaciones informales que lucran con la actividad. “En muchos sectores de la ciudad ya se han armado organizaciones: un persona que hace trabajar a otras y se queda con casi toda la ganancia. Incluso, se han dado casos de peleas entre distintos grupos que se disputan el trabajo, como ocurrió en la última Fiesta de la Citricultura”, aseguró.
Aunque aclara que no se trata solo de prohibir sino de dar contención social. Y para eso subraya que la ordenanza aprobada en el Concejo ordena la realización de un relevamiento de las personas, y “atender casos puntuales donde existan situaciones de vulnerabilidad social”.