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El sábado 2 de enero Termas Colón se sumó a la oferta turística de la ciudad, luego de nueve largos meses de inactividad por la pandemia. Sin embargo, el cambio significativo se dio el viernes 5 de febrero, cuando la reapertura del Parque Acuático produjo un contunde incremento en la afluencia de público. “De 200 personas con las que estábamos trabajando pasamos al doble”, indicó a El Entre Ríos Romina Quiróz, gerente comercial del complejo.

Desde entonces, fue llamativo para los vecinos de la ciudad las largas filas de autos que se podían ver cada mediodía sobre Batalla de Cepeda al 100. Pero este domingo llegaban hasta la reserva norte y todo hacía pensar en que las termas alcanzarían su récord de la temporada.

“El fin de semana de Carnaval 2020 -anterior a la pandemia- ingresaron a las 4,5 hectáreas del predio 3.500 visitantes, contra los 800 de este domingo”, pese a la enorme diferencia con el año pasado “este fue el día de mayor afluencia desde la reapertura”, dice Quiróz. Y resalta que “todos quienes estuvieron esperando pudieron ingresar. Hasta ahora en Termas Colón nunca ocurrió que alguien haya hecho la cola y no ingrese; incluso entró gente que vino después”, sostiene.
Interminable cola en el ingreso a Termas Colón
“Las colas suelen comenzar una hora antes de la apertura y parte de quienes la integran son excursionistas, personas que vienen a pasar el día desde otras localidades. Hoy hubo gente desde las 11.30 y a las 14 ya habían ingresado todos. Hay dos entradas para automóviles y una peatonal. Si es un contingente, ingresa por una entrada de ambulancias que está al costado”.

“Pudimos hacer el show y las actividades como estaba programado”, comenta la gerente con satisfacción, luego de que -a la preocupación por saber si podrían recibir a esa cantidad de público- se sumaba la amenaza de lluvia que finalmente no se concretó.

“En Gualeguaychú estaba diluviando, entonces se vinieron para acá. Todos los complejos termales estamos con un aforo limitado, entonces trabajan más aquellos donde el tiempo está mejor”.
Por orden de llegada
En relación al sistema de ingresos, “no trabajamos con turnos o reservas, sino que es por orden de llegada”, dice la gerente. Y especifica: “Tenemos dos aforos diferentes: uno para cuando no llueve, y otro limitado a las dos piscinas techadas y los cinco refugios vidriados para los días de lluvia”, dice Romina Quiróz.

Entre uno y otro hay una diferencia de 500 personas. “Entran 200 personas en caso de lluvia y 700-800 ahora que habilitamos todos los sectores, el resto de los días”, agrega como dato.

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“En un momento le ofrecimos al directorio de la Caja de Jubilaciones y Pensiones, que es quien tiene la concesión de Termas, un sistema de reservas on line. La propuesta es onerosa pero creo que en un futuro la van a desarrollar porque es una buena idea tener con antelación la ocupación de cada día, aunque también es una realidad que si cambia el pronóstico del tiempo y uno tenía todo vendido a gente que podía viajar solo ese día, tendremos un trabajo administrativo enorme porque hay que articular cientos de devoluciones”.
Sobre el personal y el horario de apertura
La ocupación tiene que ver “con la cantidad de gente que podamos controlar y eso guarda relación directa con el personal que tengamos. Son 12 piscinas, más el parque acuático y los toboganes, las canillas. Cada piscina tiene un guardavidas que debe controlar el distanciamiento, el aforo, la rotación. También hay personal que se encarga de la higienización de todas las superficies”, expresa Romina Quiróz.

“A principio de temporada hubo un pedido de la municipalidad para que algunos guardavidas vayan para la playa, por lo que por ejemplo reabrimos sin el funcionamiento del parque acuático”.

En el mismo sentido, se decidió que la apertura se realice recién a las 13 y no desde la mañana como en años anteriores.

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“Son decisiones que se toman desde el directorio. Nosotros paulatinamente fuimos pidiendo más aperturas de otras áreas, lo que implicaba más horas del personal. Para eso, debíamos demostrar que esas aperturas iban a traer más gente al complejo, porque el temor era tener una estructura muy grande funcionando, con una amplitud horaria amplia y que no sea rentable”.

“Recibimos muchas críticas, pero nos interesa la imagen que le dejamos al usuario. Y la verdad -más allá de la espera- se van muy conformes, se sienten cuidados, agradecen el cumplimiento de los protocolos y sienten cariño por los guardavidas que todo el tiempo están pendientes”, concluye.
Fuente: El Entre Ríos

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