Un momento fuerte de la misión será el sábado, en la Ermita San Cayetano, donde “nos juntaremos a compartir el corazón, festejar nuestros dones y disfrutar del pan que elaboraremos junto a los hermanos del Barrio y toda la Comunidad de la Parroquia Del Valle”, explicaron a El Entre Ríos.
“Durante toda la Misión -precisaron los misioneros- vamos a estar visitando a la gente en sus casas y proponiendo distintas actividades, talleres y Misas, pero en particular el día Sábado 20 la convocatoria es a encontrarnos en la Ermita de San Cayetano en el Barrio José Hernández, donde la espiga de trigo se hace PAN (todos somos como una espiga de trigo)”.
“La propuesta -dijeron a El Entre Ríos- surge del sentir a JESÚS PAN DE VIDA, como motor para tratar de llevar AMOR Y DIGNIDAD a través del PAN. El trabajo es el gran don que nos dignifica como persona y, a su vez, nos hace capaces de dar los dones que Dios nos regaló para que otros disfruten de ellos. La invitación es a DESCUBRIR y APRENDER juntos el VALOR, la DIGNIDAD y la ALEGRÍA de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo, así como Jesús lo aprendió de San José”.
La misión de esta semana se inspira en la Carta apostólica Patris corde del Papa Francisco, con motivo del 150 aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia universal. “De ahí tomamos el impulso del Espíritu para la acción en esta nueva Misión”, explicaron.
Los misioneros de Buenos Aires, en sucesivas visitas, han gestado un estrecho vínculo con la barriada del José Hernández. En noviembre de 2022 llevaron a cabo las “Olimpíadas Santa Rita”, de la que disfrutaron cientos de niños, niñas y padres de la zona. En el barrio José Hernández “conviven” la pobreza más profunda con las esperanzas y los esfuerzos de tantos vecinos que desean salir adelante.
“Hay una miseria que llega a los bordes salvajes. Para la gente que vive ahí, cada día es una aventura de vida, a diferencia de mí, que me acabo de pegar una ducha y tomar una taza de café caliente”. “Esa gente posiblemente no durmió, porque se pasó la noche apoyada junto a la puerta para que no entre a saquear alguno que necesita algo para después comprar droga. Y muchos no saben qué le darán de comer a los hijos en el desayuno o en el almuerzo”. “Pero aún en toda esa oscuridad -remarca Miguel Inchausti, uno de los coordinadores del grupo misionero- se pueden compartir sonrisas, surgen sonrisas”.
Tan convencidos están, que esta semana volverán a hacerlo: visitarán el barrio, compartirán sonrisas y también el pan.
