Claro que este es sólo un aspecto –el más conocido pero tal vez no el principal- de su tan querible personalidad, al extremo que era muy difícil llevarse mal con “Elsita”, esa mujer que dividía sus días entre el guardapolvo blanco de maestra y ese estudio de la AM 560, desde el cual su voz mágicamente se proyectaba hacia todo el litoral argentino y uruguayo, atrayendo a oyentes de tierra adentro, en Entre Ríos, Corrientes, Misiones, Formosa, Chaco y hasta la lejana Santiago del Estero.
Para quienes no la ubiquen, tal vez les sirva saber que estaba a cargo del turno de la tarde y que esos chamamés, chamarritas y shotis que sonaban especialmente a la siesta eran anunciados por ella, de un modo singular, con personalidad y con afecto hacia ese folklore litoraleño tan nuestro y hoy en día tan poco conocido por las nuevas generaciones.
Don Emilio Scarinci solía, con su voz áspera y entre risas pícaras, decirle, a modo de piropo, que ella era “la mejor locutora de la tarde”. El chiste se entendía porque era la única en esa franja horaria, al menos en LT 15. Aunque Emilio se lo decía porque de verdad la admiraba.
Ella, como pocas, tenía también la paciencia necesaria para decodificar esos papeles de calcar en los que Emilio escribía la lista de los cumpleaños del día, con rabiosos subrayados rojos y amarillos, a los que Elsita leía en la siesta de la radio.
Para muchos jóvenes que se fueron incorporando al staff de la radio, Elsa se volvió confidente y amiga, haciendo gala de una singular capacidad de escucha.
Seguramente esas mismas virtudes las habrá puesto en juego para acompañar en su maduración y crecimiento a esos alumnos que supieron tener una “maestra-locutora”. Al momento de jubilarse, Elsa ejercía en la Escuela Manuel José de Lavarden, cuya comunidad educativa seguramente por estas horas también llora su partida.
Elsa Raya falleció a los 74 años. Había nacido el 3 de Marzo de 1947. Aunque estas líneas apenas esbozan, a modo de bosquejo, algunas facetas de su rica vida, que el afecto complete lo que falte decir y sirvan tal vez de consuelo para tantos familiares y amigos que hoy lloran su ausencia y sienten que la tristeza los carcome al saber que ya no volverán a escuchar su voz.
Quizá, en la Casa del Padre, Elsa por estas horas se estará reencontrando con Beatriz Abalo, otra voz única de los tiempos de esplendor de LT 15. Y por qué no, también con Emilio, dispuesto a agregar algún otro cumpleaños a sus interminables listas.
