Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
La bombera uruguayense Miriam Caro
La bombera uruguayense Miriam Caro
La bombera uruguayense Miriam Caro
Entre los bomberos que prestaron servicio en los recientes incendios forestales de la vecina provincia de Corrientes, fue contundente la presencia femenina.

De acuerdo al registro suministrado desde la federación, desde Entre Ríos fueron 15 mujeres. Ellas son: Ingrid Alurralde (Gualeguaychú), Betiana Barreto (Crespo), Daniela Barrios (Gualeguaychú), Belén Basgall (Concepción del Uruguay), Miriam Caro (Concepción del Uruguay), Aixa Castillo (San Salvador), Lilian Domínguez (Colón), Griselda Gálvez (Federación), Gabriela García (San Salvador), María Jacob (Federal), Mayda Monzón (Hernandarias), Anabella Peralta (Hernadarias), Gladys Sánchez (San Salvador), Ayelén Suárez (Gualeguaychú) e Iris Vescovi (Aldea Brasilera).

Queriendo saber algo de aquella experiencia y cómo es ejercer una profesión que supo ser exclusiva del género masculino pero en la que las mujeres han ganado terreno, recogimos el testimonio de una de ellas.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Bomberas de Córdoba, Chaco y Entre Ríos, de servicio en Corrientes. Agrandar imagen
Bomberas de Córdoba, Chaco y Entre Ríos, de servicio en Corrientes.
Miriam Caro tiene 39 años y hace 17 que es bombera voluntaria en Concepción del Uruguay, donde forma parte del plantel de nueve efectivos contratados por el municipio para realizar guardias de 24 horas.

Además de ser brigadista forestal, cuenta con certificación en BREC (Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas).

“El suelo de Corrientes es parecido al nuestro, el fuego es continuo, quedando expuestos a la temperatura y el viento”, dice luego de su intervención en incendios forestales ocurridos en Victoria y Córdoba.

“Más allá del trabajo –que fue satisfactorio porque extinguimos el fuego– lo que más me llevo fue el esfuerzo de la gente muy humilde por no dejarnos faltar nada”.

“Nos tuvieron como reyes”, agrega. Y concluye en que “ese fue el abrazo más fuerte” que le dejó aquella experiencia.

Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imágen

Combatiendo el fuego en Corrientes. Agrandar imagen
Combatiendo el fuego en Corrientes.
Mamá “con el corazón en la boca”
La familia de Miriam Caro está compuesta por su mamá, sus hermanos y una hija.

“Mi mamá es la que más sufre, siempre con el corazón en la boca esperando que vuelva”, dice al ser consultada sobre el sentimiento de ellos respecto a su voluntariado.

“Siempre está la posibilidad de que uno quede en la batalla, pero gracias a Dios en Concepción del Uruguay hay buenos compañeros e instructores”.
El camionero que pedía que no le apaguen la luz
Repasando los pormenores de su trabajo, la brigadista señala:

“El incendio de campo es más difícil y peligroso que un incendio de estructura, que se lo puede controlar porque está focalizado. En un campo el viento es una mala jugada; en segundos se prende fuego todo y te encierra”.

Entre los rescates que la marcaron, recuerda lo ocurrido con un camionero oriundo de Misiones: “Había descarrilado y chocado una columna sobre ruta 14. Estaba ileso pero le quedaron las piernas atrapadas. Lo único que nos pedía era que no le apaguemos la luz; quería ver claridad y en todo momento vernos a nosotros”.

“Fue muy emotivo sacarlo. El agradecimiento es lo que a uno le llega; el resto es de rutina”.

“Aunque uno haya estudiado y tenga muchos años en el cuartel, cada incendio o accidente es nuevo y siempre hay algún tipo de riesgo. Nunca se sabe cuándo estás en peligro”, concluye.
Sin límites
“Siempre me sentí igual que ellos”, comenta Miriam al ser consultada sobre las diferencias con sus compañeros del sexo opuesto, en el desempeño de su tarea.

En cuanto a sentirse condicionada por variables como la fuerza física, responde: “En mi caso no, porque soy de contextura grande. Tengo compañeras que son menudas y puede pasar que una herramienta de un rescate vehicular –que pesa 10-15 kilos– quizá la aguantan un rato menos que yo. Pero después no hay limitaciones, están a la par de los chicos”.

“Como jefa de guardia, soy la primera que llego a un incendio y resuelvo la situación. No tengo límites”.
Fuente: El Entre Ríos - Andrea Cattani

Enviá tu comentario