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Tiempo de escuchar opiniones, ser reflexivos y agudizar la creatividad. La pandemia nos ha desestructurado, y frente a la necesidad de reinventarnos, suelen ser los propios ciudadanos quienes aportan las acciones más constructivas.

En este contexto, Martha Arlettaz de Bertoldi –reconocida vecina y comerciante de Colón– escribió una carta abierta a la comunidad en la que nos llama a preguntarnos qué podemos hacer por el prójimo. Además de compartirla en redes sociales, decidió enviarla a la redacción de El Entre Ríos, con la idea sumar difusión a su aporte.

Colón, Entre Ríos

3 de mayo de 2021

Carta abierta a la comunidad de la Microrregión Tierra de Palmares y demás amigos de las redes sociales que me siguen:

Hoy llegamos al pico de contagios, aislados y, desgraciadamente, fallecidos por la pandemia de Covid-19 que no afloja, aquí y en casi todo el mundo de la misma manera.

En esta semana recuerdo haber saludado a más de 10 familias que perdieron un ser querido.

Me voy a presentar, para que esta publicación no se confunda con las muchas cadenas que circulan, casi todas bien intencionadas.

Soy Martha Ofelia Arlettaz de Bertoldi. Escribo esto exclusivamente en mi nombre, no lo consulté con nadie. Sin ningún interés político, comercial o ideológico.

Anoche me dormí temprano para descansar bien y de hecho, así fue. Pero me desperté temprano también y recordé un sueño que tuve repetidamente.

Me veía enseñando a plantar papas en un campo, mejor dicho en una pequeña chacra (como de hecho lo hice en mi infancia). Mostraba cómo se cortaban los pedazos que tenían brotes, para que crecieran y luego cómo se cosechaban.

Desde luego tomé este sueño cómo una metáfora personal; de que podía y tenía que hacer algo para aportar en este tiempo y no tiene nada que ver con el ejemplo concreto del sueño, la tierra, las papas, el trabajo del campo, etc. que se podrá dar en otro momento. No ahora y en zonas urbanizadas.

Me vino a la mente la PIRÁMIDE DE MASLOW.

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Para los que no saben de qué se trata: es un reconocido trabajo del campo de la psicología; que establece las prioridades de los seres humanos para sobrevivir, en orden de importancia (biológicas primero). También establece en los siguientes escalones las necesidades y aspiraciones que siguen a medida que se satisfacen las primeras.

En la base están: oxígeno para respirar, agua, alimentos, descanso, sueño, instinto sexual (aquí es por la continuidad de la especie y porque viene en el paquete de cada vida).

Agrego por mi cuenta: no estar en pleno infarto, peritonitis, accidente grave, etc.

Sin estos elementos no se puede sobrevivir y el que los tiene ya está en condiciones de aportar algo a los que le falta algo de lo anterior.

En el segundo escalón figuran: estado físico, buena salud en general, recursos (económicos, intelectuales, artísticos, etc.). Propiedades (no solamente inmuebles).

Los que aprobaron casi todo este escalón, ya han logrado mucho en la vida, y están en muy buenas condiciones en general para ayudar.

Piensa que entre los logros de este escalón, se encuentra nada menos que tener un trabajo (o recursos). Son capaces de organizarse, de aportar ideas.

En este caso, sería aplicando el criterio de no interferir con los estamentos oficiales, autoridades e instituciones que ya están organizados y que ya bastante tienen para resolver y para hacer desde hace más de un año.

En el tercer escalón se trata de socializar, amistades, afectos, relaciones sexuales (esto es muy privado y depende mucho de la etapa de la vida que se esté atravesando).

Logradas las necesidades básicas, trabajo, seguridad económica, los seres humanos comienzan a poner más atención en estos ítems. Muchos ya lo hicieron en la segunda etapa.

Cuarto escalón: auto reconocimiento, confianza, respeto, éxito (no solo económico). Ya obtiene reconocimiento y logra hacerse escuchar y convencer (muchos lo van logrando antes).

Quinto escalón: creatividad, espontaneidad, falta de prejuicios, moralidad (como mejor se entienda), aceptación de los hechos, resolución de problemas, reconocimiento social.

Lo primero, agradecer infinitamente a todos los que están en el frente de esta batalla desde hace más de un año. Personal y auxiliares de la salud, de limpieza y mantenimiento de establecimientos sanitarios, de seguridad, de inspección, empleados de rubros esenciales, transportistas, científicos que investigan día y noche, autoridades que tienen que tomar decisiones tan difíciles.

A los periodistas que trasmiten noticias con responsabilidad, sin aumentar el pánico lógico.

Empleados de funerarias y cementerios; a los jóvenes que se pusieron a disposición para ayudar, a los empresarios que actuaron con generosidad, etc.

Ahora: ¿Qué podemos hacer ya? Inclusive desde nuestros hogares:

1- Aliviar la circulación de datos en las redes de conexión, evitando lo que puede esperar. De esta manera no saturamos la disponibilidad que es imprescindible para el sistema de salud y el educativo. Pedir ayuda a los más jóvenes para usar las nuevas tecnologías para no hacer colas innecesarias. O al revés, ayuda a los mayores a realizar trámites.

Me quiero detener en algo que no escuché: si tienes recursos suficientes, reemplaza tus aparatos tecnológicos y dona los tuyos a personas que los necesiten. Puedes hacer la diferencia entre un niño o joven frustrado y uno que pueda llevar una mejor vida.

Ni siquiera tienes que sacrificarte.

Si tienes recursos, paga tus impuestos (independientemente de cómo creas que se usan los recursos).

De lo contrario, si esto no mejora, piensa si se podrán seguir pagando los sueldos. Ya pasó en el 2001.

La continuidad de las actividades comerciales con protocolos también son necesarias para que la rueda siga girado. Compra a tus vecinos, que lo van a gastar en tu mismo comercio.

Y ahora me atrevo a pedirle a tantos amigos, algunos jubilados pero que los veo en las redes en la plenitud de la vida. Tienen tiempo libre, tienen creatividad, están acostumbrados a organizar y manejar grupos.

¿Qué podemos hacer? Yo me comprometo a difundir.

Sería muy triste que, a los que nos encontramos en los escalones de arriba de la PIRÁMIDE, cuando pase todo esto nos pregunten o te pregunten.

Y vos: abuelo, tía, “¿qué hiciste esos días para ayudar?” Y no reciban una respuesta convincente.

¡Muchas gracias!
Fuente: El Entre Ríos

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