“Agua que no has de beber, déjala correr”, dice el refrán popular aunque en el Martillo Viejo no hay margen para dejar correr el agua. ¿Acaso hay opción para las 18 familias del lugar al que rebautizaron como “Martillo Muerto”, por la inacción en la que se sumergen sus días?
En tachos de 200 litros o en esos tanques más grandes que suelen tenerse en la parte alta las viviendas dignas y con acceso a todos los servicios. Allí almacenan el agua potable que, dos veces por semana (¡sí, sólo dos veces por semana: lunes y jueves!), les lleva un camión cisterna de la Municipalidad de Concordia.
Concordia: Beben agua estancada en tachos
No están en la parte alta, ni tampoco hay vivienda digna a la vista. Las suyas son precarias casillas de madera de un asentamiento que, según sus actuales vecinos, se fue forjando hace más de 30 años. “El barrio Gómez”, bromea uno refiriéndose al apellido de la mayoría de sus habitantes. Están a la vera de un camino de arena, otrora traza de lo que fue una ruta.
En la vereda, por llamar de algún modo a lo que separa la calle del cerco de cada casa, están los depósitos de agua. Acumulada, estancada, con mosquitos, larvas, hojas y cuanto vuele por ahí. De inodora, incolora e insípida no tiene nada.
“Es un agua sucia porque no se pueden lavar los tachos y, de yapa, los nenes tienen diarrea porque los tachos donde traen el agua se ve que no los lavan”, describió Natalia al ser consultada al respecto. “Todos tenemos diarrea”, agregó.
¿Del tacho hasta tu casa cómo llevás el agua? “Con un balde para adentro”, respondió y enseñó que tampoco tienen cloacas. Es decir, ese agua la usan “para tomar, cocinar, bañar, lavar la ropa y para la leche del nene”.
“El camión vino ayer jueves y ahora no vuelve hasta el lunes”, dijo habituada a lo indigno. “No alcanza. Pedimos que nos traigan tres veces pero no”, explicó luego.