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Esta semana, el sitio Fortune publicó una nota que alerta sobre el elevado nivel de concentración en la propiedad de las grandes corporaciones digitales que administran el acceso a los contenidos. El informe del periodista Nicholas Gordon alerta que “la cantidad de personas que tienen el control de la libertad de expresión parece haber disminuido a medida que los multimillonarios se hacen con las propiedades de los medios”.
El nuevo dueño de Twitter
La noticia de la semana ha sido sin duda la compra de Twitter por parte del multimillonario Elon Musk. El poderoso magnate dueño de Tesla y Space X ahora se apropió de una de las pocas plataformas globales que regulan la libertad de expresión en el espacio digital. La compra de la red social del pajarito costó 44.000 millones de dólares. La operación desató un extenso y álgido debate sobre los custodios de la libertad de expresión que cada vez recaen en menos manos, en la medida que los multimillonarios más poderosos se van apropiando de las principales plataformas por donde circula la información.

Twitter es una de las pocas plataformas globales por la que circula buena parte de la información diaria que alimenta a los ciudadanos del mundo para conocer la realidad. Al anunciar la compra de Twitter, Elon Musk remarcó su intención de fortalecer el rol de la red social como “plataforma para la libertad de expresión en todo el mundo".
Los dueños de la libertad de expresión
Esta semana, un informe del periodista de Fortune, Nicholas Gordon, alertaba que “la cantidad de personas que tienen el control de la libertad de expresión parece haber disminuido a medida que los multimillonarios se hacen con las propiedades de los medios”. La afirmación, además de alarmante, confirma una tendencia que crece a medida que estos poderosos empresarios aumentan su participación en la adquisición de medios y plataformas de redes sociales.

Lo interesante del caso es que la compra de Twitter por parte de un empresario privado se diferencia parcialmente de los otros dos grandes gigantes digitales: tanto Facebook (ahora Meta) como Google (propiedad de Alphabet) son, “al menos, todavía empresas públicas”, reseña Gordon. Pero la realidad es que en los últimos años, son unas pocas personas las que controlan la propiedad de las corporaciones digitales que regulan el intercambio de mensajes e información a nivel planetario.
Controlar los medios
Una acción habitual entre los hombres y mujeres más poderosos del mundo está dada por la frecuente compra de plataformas y medios de comunicación de relevancia que moderan los aspectos de la realidad que se debaten a nivel global. Esta escalada de multimillonarios comprando medios y plataformas tiene varios casos recientes que dan cuenta de esta concentración de los principales resortes de la libertad de expresión.
Entre ellos se puede citar la compra del gigante de las ventas online “Alibaba Group” de China, fundado por Jack Ma, al comprar el periódico con más de 100 años de historia South China Morning Post de Hong Kong por 226 millones de dólares.

Algo parecido ocurrió algunos años antes con la adquisición del Washington Post por parte de Jeff Bezos, el fundador del gigante Amazon. La operación se cerró en 250 millones de dólares y fue el preámbulo para el lanzamiento de su plataforma de streaming Amazon Prime Video.

Algo parecido pero a menor escala ocurre con los principales medios de ciudades importantes de Estados Unidos, donde los magnates se han quedado con la propiedad de los medios. Este es el caso de la compra del Boston Globe a la New York Times Company por 90 millones de dólares que realizó John Henry, propietario del equipo Red Sox de Boston. O la compra en 2018, del legendario diario Los Angeles Times y otros periódicos del sur de California de Tribune Publishing por 500 millones de dólares que adquirió el empresario de biotecnología Patrick Soon-Shiong.

El mismo camino pero en el mundo de las Revistas siguió la viuda de Steve Jobs, el creador de Apple. En 2017, Laurene Powell Jobs compró The Atlantic a National Journal Company. Al igual que la revista Times, comprada por el cofundador de Salesforce, Marc Benioff, por 190 millones de dólares. O de la revista Fortune, que pasó a manos del multimillonario tailandés Chatchaval Jiaravanon por 150 millones de dólares.
Custodios de la palabra
De este modo, el mapa global se completa con Facebook/Meta en manos privadas y con más de 2 mil millones de usuarios activos controlados y administrados por una corporación privada. El cuadro de situación muestra un escenario inédito, en el que la regulación y distribución de la información escapa a las capacidades de los Estados y se asienta en manos de las grandes corporaciones digitales. Hoy, estos magnates multimillonarios que compran medios y plataformas se erigen en los “garantes” de la libertad de expresión y en los custodios de la palabra. Con la opacidad de sus algoritmos que no permiten ver ni controlar lo que pasa por los filtros de las redes sociales, el acceso a la información en la Era digital se transforma en un nuevo problema que afronta la humanidad toda.

Frente a este panorama, la alfabetización informacional parece uno de los pocos caminos para preparar ciudadanos más atentos a los flujos de la información digital y a estas barreras que ahora están en manos de unos pocos multimillonarios.

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