La lógica indica que un pedido de informes como el aludido se justifica en aquellos casos en que los datos solicitados no están disponibles para que accedan libremente a ellos no sólo los ediles sino también los ciudadanos que se interesen en el asunto, máxime considerando que se trata del uso de los dineros que aporta el contribuyente mediante el pago de los tributos municipales.
En efecto, el EMCOTUR se financia principalmente con recursos de los contribuyentes, ya que el Artículo Nº 19 de la Ordenanza Nº 36.330 crea “el FONDO MUNICIPAL DE TURISMO que funcionará como cuenta especial en el BANCO DE ENTRE RIOS S. A.”, el que principalmente se sustenta de 2.2% de la Tasa Comercial, que es depositado dentro de los primeros días de cada mes en la citada cuenta del Banco Entre Ríos a disposición del Ente Mixto Concordiense de Turismo.
El pedido de informes, que fue respaldado por todos los concejales, contiene 3 artículos. El primero pide sean identificadas las personas que “ocupan o han ocupado el cargo de tesorero, protesorero, síndico y los dos revisores de cuentas en el período desde la vigencia de la ordenanza Nº 36.330, es decir enero de 2018 a la fecha”. El segundo solicita datos sobre “los ingresos y gastos mensuales de las rendiciones efectuadas a la Contaduría Municipal de acuerdo al requerimiento del artículo Nº11 de la Ordenanza Nº 36.330”. Por último, el tercero demanda acceso a los “Balances Anuales de los años 2018 en delante de acuerdo lo requiere el Artículo Nº14 de la Ordenanza 36.330”.
En diálogo con El Entre Ríos, la concejal autora de la iniciativa aportó precisiones sobre el contexto que dio origen al pedido de informes. Según trascendidos, el presupuesto del organismo superaría los dos millones de pesos mensuales y “el 80% al parecer es aplicado al pago de sueldos, sin que se conozca qué servicios laborales se abonan”.
Reta consideró que lo apropiado sería que el 80% de los fondos sean aplicados a la “promoción del turismo, ya que para ello fue creado el EMCONTUR”. En la web oficial del municipio se explica que su misión es realmente tan relevante como ambiciosa: “Incrementar el desarrollo de la actividad turística en políticas de concientización, capacitación e inversión necesarias para el cumplimiento de su finalidad”, debiendo “definir estrategias de planificación y promoción turística”, “establecer pautas de seguimiento y control de calidad de los servicios”; “administrar el Centro de Convenciones”, “proyectar y ejecutar, conjuntamente a las áreas municipales competentes el desarrollo urbanístico en las zonas de interés turístico” y “formular e implementar planes y programas para el desarrollo turístico sostenido y sustentable, coordinando su accionar con las entidades públicas de todos los estamentos”, además de “ser organismo de consulta indispensable en la elaboración de propuestas de planeamiento, desarrollo y explotación turística”.
Lo llamativo es que ni siquiera el concejal Luciano Dell’Olio, que integra el organismo en representación de la bancada opositora, ha logrado acceder a los números del organismo. Es más, según aseguró Reta, tampoco el edil designado por la bancada oficialista pudo ver los balances.
“Sabemos que hay representantes del sector privado que participan del EMCONTUR y que están preocupados por el control de los gastos”, agregó Magdalena Reta de Urquiza.
El Entre Ríos procuró conocer la opinión de referentes del sector privado, con incumbencias en la integración del EMCONTUR. “Mejoró bastante, pero está lejos todavía de lo ideal”, enfatizó uno de ellos. Enseguida, cuestionó algún nombramiento que se habría llevado a cabo “sin el consenso necesario”.
“El mayor problema –agregó- radica en que las decisiones las toma la municipalidad y después ‘informa’, cuando debería ser al revés: que se analicen propuestas de todos los sectores, se llegue a un acuerdo y luego se ejecute. En general, lo único que se hace es aprobar lo que decide la parte pública”, concluyó, dando a entender que el sector privado en el EMCONTUR está “pintado”, es un actor de reparto.
Más allá del debate puntual sobre los números del EMCONTUR, su funcionamiento interno y su eficacia, subyace el desafío de que la tan mentada “articulación” público-privada se haga realidad, para que de una vez por todas Concordia desarrolle en serio el turismo, una actividad que atraviesa una grave crisis, exacerbada por la Pandemia, y cuya peor expresión son los hoteles emblemáticos de la región cerrados y abandonados.
La “articulación” requiere, como condición indispensable, que se logre cimentar la confianza entre todos los actores del sector turístico. Y para que haya confianza, tendrá que haber transparencia.
