Acompañada por la alemana Katja Oskamp, la francesa Faiza Guène, la sueca Marit Kapla y la griega Margarita Liberak, Almada quedó como finalista de un premio que celebra la traducción al inglés de obras publicadas por mujeres que escriben en otros idiomas.
“Desde su creación en 2017, el premio ha reflejado la bienvenida que le damos a la ampliación de las voces de mujeres de todo el mundo que comienzan a estar disponibles para los lectores del Reino Unido. Este año, nuestra lista maravillosamente variada cruza todo tipo de fronteras. Celebra libros en muchos géneros de muchos orígenes, unidos solo por la excelencia de las obras originales y el arte de sus traducciones al inglés”, sostuvo Boyd Tonkin, integrante del jurado del Premio Warwick.
Amanda Hopkinson, otra de las juezas, comentó: “De India a Cataluña, de Suecia a la Argentina, de Berlín a Atenas a Marsella. Nuestras elecciones abarcan la comedia social y la historia oral, la narración épica y los viajes míticos, los ciclos de la naturaleza y la poesía de la vida cotidiana. Esperamos que los lectores disfruten al descubrirlos tanto como nosotros”. “Ladrilleros”, publicada originalmente en 2013 por editorial Mardulce y reeditada este mes por Random House, narra una tragedia en un pueblo del sur de Chaco, donde el amor entre dos hombres despierta en el entorno una cuestión en la que se juegan el honor y la venganza.
“Lolo Bertone, a quien está dedicada la novela, era un tío de mi mamá. Él vivía solo en el campo, cerca de Villa Elisa, siempre fue soltero y nunca se casó. Y vivía de una manera muy pobre, en un rancho, con muchos perros. Como pongo en la dedicatoria, para mí era un espíritu libre y siempre me provocó mucha admiración y mucho cariño, sobre todo de más grande, cuando me di cuenta de que el tipo era un personaje muy raro. Yo conocía cómo podía vivir y pensar una familia de ladrilleros por mi tío”, contó la autora.
En septiembre, durante una intervención en la Feria del Libro de Rosario, Almada se había permitido reírse por su condición de “finalista crónica de concursos”. “Yo soy una gran finalista pero no llego nunca. Está esa cosa de que tenés que ir a la final, perder y poner cara de contenta porque ganó el otro. No es un tema de ego, a mí lo que me interesaría de un premio es el dinero. Para los que escribimos es muy difícil ganar plata escribiendo y también ganar tiempo para escribir”, sostuvo, aunque reconoció que a pesar de ese pragmatismo, llegar a finalista también permite que un libro se abra a nuevos lectores y ediciones.