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La particular campaña fue lanzada en la Escuela Nº 17 Hilario Ascasubi, ubicada en Alcaraz Sur, en el departamento La Paz. A la escuela rural asisten alrededor de 85 estudiantes de la zona, pero el espacio que deben ocupar para estudiar es tan reducido que pusieron manos a la obra.

El pequeño edificio cuenta con ocho aulas, pero sólo dos de ellas son parte de la construcción inicial. Las demás se construyeron dividiendo espacios como la dirección, el comedor y la casa-habitación de los docentes rurales, un rincón pensado para aquellos que deben pasar las noches en el campo y evitar el largo peregrinar por caminos desolados.

La idea de los "eco-ladrillos" surgió de parte de los alumnos del primer año de secundaria y la docente Cristina Luquez le dio forma al proyecto. "Surge debido a que al ser un grupo numeroso, tener el aula compartida y considerablemente pequeña, se ven limitados a realizar determinados trabajos áulicos", fundamenta la docente.

Luquez explicó que hace 10 años que en el Consejo General de Educación (CGE) hay un expediente en el que solicitan la construcción de tres aulas pero que aún no se llamó a licitación. Recientemente recibieron la noticia de que próximamente se realizará, pero mientras esperan que la convocatoria se lleve a cabo, la campaña por el ladrillo ecológico sigue en pie.

"Iniciamos con los chicos de primer año la campaña para hacer un aula con ladrillos ecológicos. Estamos juntando botellas, las rellenamos con papel y las prensamos. El slogan es 'tu basura me puede ayudar a construir un aula'", cuenta la maestra de nivel secundario a Entre Ríos Ahora.

La experiencia de construir sus propias aulas no es nueva. Docentes, alumnos y padres inauguraron esa tarea hace algunos años: "Hay un aula que la hicimos hace tres años con ayuda de los padres y vecinos, y a esa aula la dividimos en dos, también con machimbre", recuerda la docente.

Pero ahora la falta de espacio hace imposible dar una clase con comodidad. "El secundario comparte edificio con primaria. Esto nos lleva a que los espacios sean super-reducidos. La escuela tiene dos aulas y las otras eran casa-habitación de la escuela primaria", explica la maestra. Así, lo que antes era la casa para los docentes de zonas rurales, se convirtió en aulas para los tres cursos de la secundario: 3º, 4º y 5º.

Luquez cuenta que la necesidad de espacio para dar clases llevó también a dividir el comedor: "Se dividió en dos con machimbre. Se comparten las aulas, pero cuando un profesor está hablando el otro no puede hablar", cuenta la maestra que dio impulso al proyecto para crear eco-ladrillos.

Las finas paredes de madera no son suficientes para amortiguar el bullicio habitual de una clase o de una reunión de maestros en dirección –que también funciona como aula-. Los docentes dan sus clases casi en voz baja para no estorbar al compañero, aunque, a veces, reconoce Luquez, es casi imposible respetar a rajatabla una norma impuesta por la precariedad de las paredes. "Los chicos no pueden leer porque se escucha todo del otro lado", dice y señala que por eso buscan construir aulas con ladrillos ecológicos.

Semanas atrás, el arquitecto Raúl Richard, secretario del ministerio de Planeamiento de la provincia prometió a las autoridades de la institución que el expediente que lleva 10 años sin respuesta tomará nuevamente impulso. La obra para construir tres aulas tiene un presupuesto aprobado por la Legislatura provincial por un monto aproximado de $ 2.000.000 y en los próximos días saldría la licitación correspondiente. Aun así, mientras esperan la demorada licitación, la campaña por los ladrillos ecológicos no se detiene.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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