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En 2014 se conformó en Colón la Fundación Arbolar Espacio Vivo, proponiendo una opción educativa totalmente diferente a la convencional y un estilo de vida en permanente contacto con la naturaleza.

“Nos basamos en los principios de la Permacultura, adhiriendo al cuidado de la tierra, las personas y la distribución equitativa, en un marco de desarrollo autosustentable”, se presentan desde la fundación nombrada en 2019 como “Embajada de Paz” en el Senado de la Nación.

Hace algunos años, siete familias dieron el gran paso de constituirse en un ecobarrio situado en el ejido (a 11 km de la ciudad) en el que por el momento viven cuatro de ellas. Entre sus habitantes hay niños, adolescentes y adultos que van entre los 35 y 65 años.

Una de las impulsoras de este proyecto, ya consolidado, es Gisela Righelato.

-¿Cómo nació Arbolar Espacio Vivo?
-Surgió por la necesidad de madres, padres y docentes de acompañar de otra manera los procesos de desarrollo de los niños, y hoy también de los jóvenes y adultos.

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-Recuerdo que en un principio alquilaban un lugar en la ciudad y hace un tiempo adquirieron un espacio propio, en el ejido de Colón.
-Sí. En el proyecto siempre estuvo pensado que el espacio educativo funcionara en la naturaleza. En un principio lo que encontramos fue en la ciudad y nos sirvió para darnos a conocer. Cuando ya estuvimos bien enraizados, propusimos hacer este tránsito a la naturaleza, por lo que invitamos a varias familias a realizar una compra conjunta.

El sistema nos hace creer que no es posible acceder a una tierra o tener nuestra casa. Pero vimos que reuniéndonos con un fin común, eso era posible. Así fue que entre siete familias compramos 14 hectáreas, de las cuales donamos un porcentual a este proyecto.

Tenemos un espacio común que es de aproximadamente 5 hectáreas, dentro del cual se desarrolla la propuesta colectiva. Incluye una casa común que es donde funciona el espacio de acompañamiento de las crianzas, los talleres y experiencias abiertas a la comunidad.

Hace cuatro años se realizó un octógono en construcción natural, que es utilizado para actividades artísticas; y ahora estamos llevando adelante otra construcción donde funcionarán talleres de artes y oficios, y un espacio para los más jóvenes.

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-Me imagino que debe generar mucha curiosidad entre quienes se enteran de esta iniciativa, porque es un modo de vida particular.
-Cuando una persona quiere venir a visitar el proyecto le preguntamos qué parte quiere conocer, ya que como es permacultural abarca muchas esferas: educación, construcción natural, soberanía alimentaria, medicina natural, propuestas alternativas en salud. Y se van sumando a lo que les interesa.

El ecobarrio está compuesto por quienes compramos la tierra, donde cada uno tiene sus espacios y luego hacemos determinadas acciones conjuntas.

Trabajamos en asambleas por consenso, no por mayoría. Nos encontramos con frecuencia para hacer una puesta en común y resolver lo que sea necesario.

También hacemos entre todos el mantenimiento del espacio en común. Se generan movimientos vinculares muy interesantes, desde un lugar de respeto. Más allá de que somos todos diferentes, hay cosas que hicieron que compartamos este proyecto.

Actualmente en el ecobarrio vivimos cuatro familias, la mayoría con hijos o nietos. De las otras tres, algunas ya trabajan en asentarse paulatinamente.

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-Hablanos sobre el proyecto educativo que llevan adelante, fuera de la educación formal.
-Es un espacio de educación libre. Una escuela viva, orgánica y natural. El 2021 acompañamos a 25 niños, de 3 a 12 años de edad. Este año se extiende un poco más.

Estudiamos la antroposofía, una filosofía muy completa en la observación del ser humano en su totalidad. También las pautas de la educación viva y las experimentamos.

Preparamos los espacios según los ciclos madurativos, desde el aspecto físico, mental y emocional, en las distintas etapas de la vida.

Acompañamos el desarrollo del ser en libertad y para aquello que no podemos abordar, buscamos personas idóneas. No recibimos niños sino familias, con las que trabajamos en conjunto.

No tenemos una directriz de cuándo ni cómo el niño tiene que aprender, pero estamos en atención de que los contenidos se vayan dando, teniendo en cuenta los distintos procesos madurativos.

No nos detenemos en que aprendan conceptos intelectuales, y en general los procesos suceden desde la vivencia hacia la intelectualización. Por ejemplo, si estudiamos algo relacionado a la biología, no van desde el libro hacia lo que sucede, sino al revés.

-¿Estos chicos concurren también a la escuela tradicional o únicamente a Arbolar?
-Algunos van a la escuela tradicional y otros solo a Arbolar.
Tenemos el concepto de que el ser humano aprende todo el tiempo, pero se ha contextualizado el aprendizaje con una institución: si el niño no va a la escuela, no aprende. En realidad, el aprendizaje sucede cuando hay interés y el ambiente es de no estrés, con lo cual la escuela no nos asegura siempre que haya un aprendizaje duradero en el tiempo.

-¿Vos tenés hijos?
-Sí, un hijo de 13 años.

-¿En algún momento accedió a la educación formal?
-Mi hijo no fue nunca a la educación formal.

-¿No tuvieron inconveniente por no cumplir con la escolarización?
-Lo que es obligatorio es la educación de las crianzas, la escolarización es una elección.
Para permitirnos transitar esto como experiencia investigamos sobre lo legal, qué es lo que nos ampara y cuáles son las posibilidades. Por ejemplo, ante dudas como “No fue institucionalizado, ¿puede ir ahora al secundario? ¿Podrá ir a la universidad?”

-¿Cuál es la respuesta a esa duda?
-Sí, lo puede hacer. Se le toman exámenes de nivelación y lo que es necesario se aprende para poder acceder.
Buscamos generar charlas con el Consejo General de Educación, para que estas experiencias educativas también sean validadas para quienes quieran transitarlas, no solo por la certificación sino por el apoyo económico desde el Estado.

-¿Cuándo comienzan las clases?
-El 7 de marzo, de lunes a jueves de 14.30 a 18.30. Los viernes trabajamos desde el equipo pedagógico y con las familias.

-¿Se abona una cuota mensual?
-Sí, el espacio se sostiene con el aporte de las familias, debido a que no tenemos apoyo del Estado. Hay una cuota que es fija, de acuerdo a la cantidad de días que vienen los chicos. También se hace un aporte para los materiales, ya que lo que está en el espacio está a disposición de todos.
Pero no es limitante, si alguien no tiene la posibilidad económica nos reunimos y vemos cómo resolverlo.
Vías de contacto
Teléfonos: (03447) 15530115 / 499043 / 5453354
Instagram: Fundación Arbolar Espacio Vivo
Página web: www.fundacionarbolarespaciovivo.org.ar
Mail: arbolarespaciovivo@gmail.com
Visitas: únicamente con cita previa
Fuente: El Entre Ríos

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