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En el marco de acciones de vigilancia epidemiológica de la brucelosis bovina, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realizó muestreos serológicos a bovinos que ingresaron a un remate feria en Chajarí.

Afianzando el trabajo interinstitucional en la Comisión Provincial de Sanidad Animal (Coprosa) y en articulación con la Fundación de Lucha contra la Fiebre Aftosa (Fucofa), agentes del Centro Regional Entre Ríos del Senasa procedieron a la toma de muestras en animales provenientes de establecimientos con actividad de tambo, cría o ciclo completo, que no contaran con estatus sanitario en brucelosis bovina o tuvieran condición negativa o libre de la enfermedad.

En línea con la resolución Nº 67/2019, la vigilancia activa oficial es considerada una herramienta clave para identificar aquellas unidades productivas infectadas, complementando con la Determinación Obligatoria de Estatus Sanitario (DOES) que deben realizar los productores ganaderos y sus veterinarios privados.

Estas actividades son parte del Plan Nacional de Control y Erradicación de la Brucelosis Bovina del Senasa, que busca reducir el impacto negativo de esta enfermedad en la producción, el comercio y la salud pública. La estrategia actual del programa se centra en detección de rodeos que cuenten con animales positivos y su posterior saneamiento, con el fin de recuperar el estatus sanitario del predio y mejorar la prevalencia de la enfermedad.

Cabe destacar que la Coprosa y la Fucofa tienen un papel importante en la sanidad animal de Entre Ríos, contribuyendo junto al Senasa a la seguridad alimentaria de la provincia.
Impacto de la enfermedad
La brucelosis bovina es una enfermedad que impacta negativamente en el comercio nacional e internacional, además de representar un riesgo para la salud pública.

En la actividad ganadera, afecta la reproducción al provocar abortos, partos prematuros e infertilidad, reduce la producción de leche debido a la disminución de las pariciones y limita la ganancia de peso en terneros nacidos de vacas infectadas.

Es una enfermedad zoonótica, que puede transmitirse a las personas: los animales infectados constituyen el principal reservorio y fuente de contagio, por lo que su control en los rodeos disminuye significativamente el riesgo para la salud pública.
Fuente: El Entre Ríos / Prensa Senasa

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