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Tarde de marzo en un café frente a Plaza San Martín de la ciudad de Colón, lugar emblemático de asambleas encabezadas por la agrupación “Colectiva de la Plaza”.

A un paso de cerrar el Mes de la Mujer, la charla con Ivana López y Gisela Paredes pasa por los diferentes conceptos de feminismo y sus formas de militarlo. Se habla de “conquistas” y también de lo que “todavía falta”, y se escuchan vivencias en las que surgen diferencias y puntos en común.

Haciendo historia, recuerdan que la actividad comenzó el 8 de marzo de 2017, aunque la Colectiva de la Plaza se conformó a partir del femicidio de Micaela García. La desaparición de la joven entrerriana seguida del peor final, “fue un punto de encuentro” y “también teníamos como bandera a Araceli Funes”, agregan.

“La idea era pensar y hablar sobre las cosas que comenzaron a aparecer en los medios. Teníamos muchos debates en torno a qué es ser feminista, por dónde pasa, qué tipo de feminismo íbamos a militar y cómo”.

“También cómo nos atravesaba el machismo. Vivimos en una cultura machista, en un sistema patriarcal donde pensar que por militar en el feminismo o ser mujeres, no nos atraviesan cuestiones de índole cultural machista, es una mentira. Nos mirábamos mucho en ese sentido: ¿Qué cosas tengo yo que reproduzco en torno a esta cuestión?”, aporta Ivana.

A partir de esto, en la entrevista surge la pregunta clave “¿Qué es ser feminista?”

“Hablamos de muchos feminismos, que cada uno puede militar desde su lugar. El feminismo lo va construyendo cada una, no hay uno solo que vaya a representar todos los ideales”, opina Gisela.

“Lo que plantea, como base, es la lucha por la emancipación de la mujer. Entendiendo que en este sistema patriarcal existen desigualdades, ya que es una organización social con derechos y privilegios para las personas del sexo masculino por sobre el femenino. Eso va construyendo estereotipos determinados de qué roles tiene que ocupar cada uno en esta sociedad, en donde las mujeres casi siempre hemos estado en desigualdad. De hecho el feminismo surge planteando el derecho al voto”, precisa Ivana.

“Lo que el feminismo propone es la igualdad. Eso es importante dejarlo en claro, porque en el contexto actual de redes sociales hay mucha información falsa, que plantea que lo que se busca es sacarle derechos a los varones”.

“Tampoco tener jerarquía mayor al varón, de hecho pensamos la lucha con el varón”, acota Gisela.

Entre las “diferentes maneras de militar”, Ivana menciona que “algunas tienen un feminismo mucho más radicalizado y lo militan de una manera más fuerte y confrontativa. A veces lo consideran como una manera de visibilizar, puede ser una provocación para que los medios hablen. Cuando hay una queja por una expresión del feminismo un poco agresiva, se hace foco en eso y no en lo que llevó a eso, por ejemplo que maten a una gurisa”, dice Ivana.

“Creo que es por el hartazgo por muchas situaciones. También, como culturalmente somos ‘el sexo débil’, debemos hablar de una manera diplomática ¿Qué pasa cuando una mujer habla de una manera más agresiva? Queda como que estamos siendo violentas y queremos tomar el rol del varón. Frente a situaciones como los femicidios, ¿lo tendríamos que hablar con toda tranquilidad? Hay que sacarle esa connotación y ver qué es lo que se quiere visibilizar. Creo que en ocasiones es necesario alzar la voz”, interpela su compañera.

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“Yo me considero feminista socialista, pero hay chicas que son liberales y tienen otra mirada. Tenemos miles de discusiones. En la experiencia vivimos las mismas situaciones, pero la manera de militarlo y llevarlo adelante es otra”, ejemplifica Ivana.

“El sistema patriarcal es muy organizado, tenemos tan naturalizado algunos roles, estereotipos y cómo debe actuar uno u otro. Por ejemplo en lugares de liderazgo está naturalizado que se lo escuche más al varón que a la mujer, hay estudios sociológicos sobre esto”.

“El género masculino también está entrampado en el sistema patriarcal. El varón se expone a riesgos como consumos problemáticos o accidentes de tránsito, con tal de mostrar constantemente que es ‘macho’. Salir de lo que está estipulado como el ser ‘varón’ dentro de su grupo de pares, implica un castigo cultural y simbólico que es muy fuerte”, analiza.
Desigualdad laboral
En otro tramo de la conversación, hablamos de derechos y desigualdades del género en la sociedad actual.

“Ha habido muchísimas conquistas, pero todavía falta. Siempre en los documentos planteamos que haya presupuesto real y acorde para llevar adelante en relación a las temáticas de género y a la violencia de género. Tanto a nivel municipal como provincial y nacional, no existe”.

“Esto repercute en la cantidad de profesionales que están trabajando en las áreas competentes y cómo son sus salarios ¿Hay sueldos dignos? Si una trabajadora está precarizada y tiene que salir corriendo para ir a otro trabajo y llegar a hacer un sueldo, hay un derecho vulnerado”, plantea Ivana.

“Este 8M se visibilizó mucho la precarización laboral, que está en todos lados. Profesionales trabajando para el Estado, están precarizadas. Si empezamos con esa punta, imaginemos una empleada doméstica, una niñera o una docente. Somos las encargadas de cuidar ¿y quién nos cuida a nosotras? Es una lucha que todavía tenemos que dar”

“La mayoría de las personas que trabajan en estas áreas son monotributistas, lo cual habla de una precarización porque cambia el gobierno y no saben si siguen trabajando o no”.

A la par, hablan de desigualdad en el ámbito laboral. “En su mayoría las mujeres cumplimos doble jornada: trabajamos fuera y dentro de casa. La posibilidad de salir a trabajar no nos desligó de las tareas domésticas, entonces hay una jornada que no está siendo paga”.

“Hablamos de una desigualdad económica a la hora de pensar en sueldos y muchos dicen que en sus trabajos las mujeres cobran lo mismo. Pero se está hablando de cuánto del trabajo que hace esa mujer es remunerado, cuando tiene doble jornada laboral y su remuneración es por una sola”.

Respecto al cuidado de los niños que facilite el acceso de las mujeres al trabajo o la educación, mencionan que “en la ciudad hay una sola guardería pública” y resaltan el inconveniente que esto significa también para las mujeres que estudian.

En cuanto al cupo femenino, “en Colón no se está cumpliendo el cupo de artistas mujeres fijado por ley, que es del 30%. El año pasado, en la Fiesta de la Artesanía se cumplió al límite, porque nos reunimos con el intendente hasta que lo logramos. Pero este año directamente no se cumplió”.

Opinando sobre si debe existir un cupo mínimo para las mujeres, opinan: “En la carrera partimos en términos de desigualdad. Históricamente, las mujeres entramos tarde a todo: a la escuela, a la política, a votar”.
Asambleas en la plaza
Volviendo a hablar de la Colectiva de la Plaza, Ivana y Gisela comentan: “Somos cinco que estamos siempre. Después hay otras chicas que nos acompañan. Para planificar actividades de visibilización en la calle llamamos a asambleas, a las que vienen de organizaciones diferentes o mujeres que no pertenecen a ninguna pero tienen ganas de participar. Convocamos por las redes y nos sentamos a resolver entre todas cuáles son las consignas que vamos a tener en cuenta, con una mirada en lo local”.

Resaltan que la participación es abierta sin importar ningún tipo de ideología, tampoco de edad. Si bien aceptan la presencia de varones, no tienen voto en la toma de decisiones.

“Las mujeres no votamos en cuestiones que tienen que ver con los varones. Nosotras sabemos lo que nos pasa y lo que queremos”.
Fuente: El Entre Ríos

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