La erradicación de una enfermedad mundial es el objetivo no sólo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los científicos y de muchos empresarios que lo hacen como parte de su trabajo caritativo. Sino que es un sueño de todos porque por más plata, contactos, poder se tenga, el cuerpo humano siempre está expuesto. Hoy, la poliomielitis puede estar por desaparecer del planeta.

India, uno de los cuatro países del mundo en donde todavía está presente esta enfermedad, obtendrá en marzo el certificado de su erradicación por parte de la OMS. Hace tres años que no se presentan casos en este gigante asiático.

No fue el azar lo que logró que la India esté libre de polio. Fue dinero y voluntad política para hacerlo. Porque es importante recordar que no sólo para combatir las enfermedades se necesitan recursos económicos sino que también, y es fundamental, se requiere del apoyo gubernamental, de los grupos políticos opositores, y de los referentes religiosos, entre otros.

Una gran parte de los fondos para erradicar la polio provienen de las donaciones dadas por la Fundación Bill & Melinda Gates, a la vez que de los aportes de otro de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim, y de la asociación benéfica de empresarios, los Rotarios, entre otros. Todavía el objetivo de estos contribuyentes no está cumplido, puesto que quedan dos países importantes, Nigeria y Pakistán donde la enfermedad continúa todavía presente, y un posible cuarto país en el que se están observando rebrotes de polio, Siria.

Si lo comparamos con sus inicios, se podría decir que hemos mejorado muchísimo. Pensar que la polio sólo en 1952, se cobró la vida de más de 3.000 personas en Estados Unidos, y dejó a miles de personas con secuelas de por vida. Este es sólo uno de los devastadores números que arrojó esta milenaria enfermedad.

La primera vacuna contra la polio fue descubierta por el polaco Hilary Koprowski en 1948. Su trabajo fue modificado en dos ocasiones, estableciéndose como vacuna definitiva la creada en los setenta por Albert Sabin. Se trata de una medicación que se suministra por vía oral a los niños hasta los cinco años, cuyo aspecto es similar al azúcar.

Ya en el 2014, la erradicación de esta enfermedad todavía sigue siendo una meta no alcanzada. Hoy, son muchos los desafíos que se presentan en los países donde todavía aflora.

Para empezar, en Pakistán, la principal oposición a la vacunación de la poblaciónse debe a motivos políticos. Existe un rumor en este país de que los Estados Unidos dieron con el paradero del terrorista Bin Laden a partir de información suministrada por un médico, el doctor Shakil Afridi, quien se encontraba realizando una campaña de vacunación en la zona donde se estaba escondido el autor del atentando a las Torres Gemelas de Nuevas York.

Desde entonces, el miedo a que dentro de las filas de los miembros de ONGs que vienen a combatir la enfermedad haya infiltrados de gobiernos considerados enemigos se convierte en una gran traba para erradicar este mal.

En Nigeria, también existen obstáculos de tipo político. Los líderes musulmanes de Norte de esta nación africana impedían la vacunación de los chicos porque creían que la medicación estaba contaminada. Esta oposición de los integristas musulmanes fue una de las causas por las que el ambicioso plan de la OMS de terminar con la enfermedad para el 2005 no fue alcanzado.

Por tanto, es crucial comprender que cuando se quiere luchar contra una enfermedad no sólo el dinero es lo que importa si no entender las diferentes realidades de las personas que habitan esos países donde estos males afloran.

Su contexto político, social y religioso son claves para la lucha contra estas enfermedades, cuya erradicación no es una cuestión de política interna sino mundial. Si una enfermedad está presente en África, mañana puede estarlo en nuestras tierras. En pocas horas, una persona sin saber que está infectada, puede trasladar el mal a la otra punta del planeta. Si hay algo que demuestra justamente que habitamos todos el mismo mundo son estas enfermedades capaces de propagarse en un abrir y cerrar de ojos.

Sólo una enfermedad se dice que desapareció completamente del planeta: la viruela. La posibilidad de que un mal sea exterminado es para todos una esperanza, sobre todo, para aquellos que han sufrido en carne propia o han visto a amigos o conocidos padecer alguna enfermedad.

Soñar con la erradicación de la polio es también soñar con que mañana se pueda acabar con el SIDA, la malaria, etc.

Todavía falta, y hay muchas dificultades que superar. De hecho, Siria es un potencial foco de conflicto, ya que se han detectado 10 nuevos casos. Sin embargo, el hecho de que la India haya logrado erradicar la enfermedad de su suelo es un motivo para esperanzarnos.

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