"Solo una cosa me va a sacar de hacer lo que estoy haciendo: el día que me muera", del ex presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva.

Brasil estaba a la espera. Sí, a la espera de la resolución del Tribunal de Porto Alegre sobre la denuncia de corrupción contra el amado y a la vez odiado líder y ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. De forma unánime se ratificó su condena, con un aumento de pena de 9 a 12 años de prisión. ¿Qué le depara ahora a esta nación que enfrenta comicios electorales en octubre?

Es que sin Lula, se abre una gran incógnita en las elecciones presidenciales de este año ya que él es uno de los candidatos favoritos que conserva gran parte de su poder político. Sin embargo, hoy es inelegible. Aunque todavía se puede revertir esta inhabilitación.

Lo que es claro es que el país vecino no la ha tenido fácil estos últimos años. Una crisis política sin precedente, agravada por la destitución de su presidenta, Dilma Rouseff. Una crisis económica que ha subido la presión social. Y la constante aparición de nuevos casos de corrupción que involucran desde altos mandos del estado a poderosos empresarios. Nadie parece salvarse.

Es entonces que con la ratificación de la condena de Lula, en Brasil el futuro político y la estabilidad social son grandes incertidumbres.

¿Cómo se recupera la confianza en las instituciones en este panorama? ¿Puede un líder de algún partido actual ofrecerle algo diferente a los ciudadanos de este país? ¿O tendrán que pasar muchos años hasta que la situación se normalice?

Peor aún, ¿qué pasa si la sociedad no cree en las decisiones de la Justicia? ¿Y si también descree de la condena de quien fuera el líder amado de muchos? ¿Cómo se demuestra la diferencia entre una persecución política y la culpabilidad real en determinados hechos frente a la opinión pública? Porque una cosa es que la Justicia lo diga y lo pruebe, pero otra cosa es que el pueblo le crea a la Justicia.

América Latina mira hoy a Brasil, mira hoy a la que muchas veces fue considerada como una de las futuras potencias mundiales. Quiere saber qué va a pasar con el líder del partido gobernante de los últimos 13 años. Quiere saber cuál es la respuesta de un país frente a la denuncia y condena de hechos de corrupción.

La condena de Lula es el anuncio de una decisión judicial. Falta ahora ver la respuesta de los habitantes de esta nación y de la clase política. ¿Insistirá el PT en la candidatura de este hombre? ¿Buscara una alternativa? ¿Qué harán el resto de los partidos? Esta resolución judicial ha dado comienzo a un partido en el que nadie sabe quién ganara. Estén atento que en la nación carioca mucho esta por suceder.

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