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Debemos advertir que no utilizamos la expresión en su sentido literal, sino que de esa manera hacemos referencia que lo que sigue, surge a medida que lo vamos escribiendo e ignoramos hasta donde podemos llegar. Y la culpa de todo, o para decirlo de una manera más suave y hasta más veraz, lo que sigue se explica a raíz de una recientísima ordenanza que acaba de dictar la Municipalidad de Colón, reglamentando el servicio de guardavidas en las cada vez más extensas y más lindas playas de la ciudad. Al respecto, faltaríamos a la verdad si omitiéramos que lo primero que hicimos, anoticiados del hecho, fue preguntarnos acerca de si es lo mismo un salvavidas que un guardavidas. Y que de esa manera, tratándose ese objeto de distintas formas y materiales al que le damos ese nombre, viene en forma alternativa a cumplir esas funciones. Ya que se lo utiliza o se lo tiene a mano por prevención; por si… diríamos, cuando subimos a una embarcación. Aunque en cualquier momento lo que vemos como una forma de prevenir, puede convertirse en un instrumento de salvación.
Y que algo parecido sucede con las personas que llevan el nombre de guardavidas, ya que si se miran bien las cosas en la acción de guardar, preservar o cuidar, está implícita la de salvar. Más, como decíamos, no fueron esas especulaciones lindantes, no con la banquina sino más precisamente con el divague, que se hicieron presentes en primer lugar, sino otra que ahora suena a negativa, cual es el preguntarnos si los concejales de Colón no tendrán otra cosa de qué ocuparse, frente a la situación que vive la municipalidad y de rebote los habitantes de la ciudad, que ¡ocuparse de un reglamento para los guardavidas! Debemos agradecer que las declaraciones del concejal vecinalista Mauro Godein ayudaran a poner las cosas en su lugar, viniendo a mostrar que como sucede a todos los niveles del gobierno y la administración, en este caso nos encontraríamos ante una situación de esas en las que se ve a las cosas “atadas con alambre”. Algo que nos lleva a recordar que “peor es nada”, ya que existen muchas oportunidades en que al alambre se lo utiliza en forma defectuosa a la hora de atar, y otras en las que ni se piensa en eso y se dejan las cosas como están. Algo que nos lleva a pensar que la consiga de, al menos la primera etapa de la acción de la nueva administración municipal, podría ser “orden en todos los órdenes, yendo de abajo hacia arriba”, como ya lo habíamos mencionado y de lo cual aquí tenemos un ejemplo. Pero motivos para inquietarnos existen siempre, aunque a veces debamos admitir que no son pocas las veces que nos convertimos en meros opinólogos. Es que el concejal Godein se refirió en las declaraciones mencionadas a la “fundación de una escuela de guardavidas”. Añadiendo que la Municipalidad de San José es un antecedente ejemplar al respecto. Y ello no pudo menos que ponernos nerviosos, ya que pensamos que con el organigrama y el montón de “organigramados” ya teníamos suficiente.

Lo que nos llevó a pensar en dos alternativas a sugerir, cuales son la de enviar a los aspirantes a la escuela sanjosesina, o mejor todavía, si eso fuera posible, pedir la colaboración de la Prefectura local, para que preparen a esos aspirantes. O pensándolo desde otro punto de vista, ¿no habrá entre los guardavidas actuales alguno de ellos -diplomado o no- que esté en condiciones de formar a potenciales colegas? Porque, por lo que sabemos, no existe en Colón, ni en ninguna otra ciudad una “escuela de bomberos”, y nadie puede negar que los de nuestra comarca se muestran a la vez capaces y voluntariosos.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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