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La boleta única electrónica
La boleta única electrónica
La boleta única electrónica
Nuestro gobernador Bordet hizo declaraciones públicas luego de la segunda vuelta de las recientes elecciones presidenciales brasileñas. Al referirse a ellas, centró su argumentación, para lo que aquí y ahora nos interesa, en el hecho de que, habiendo votado aproximadamente cien millones de personas, los resultados de la elección se conocieron a las dos y horas y media, contados desde el momento en que finalizaron.

Vinculó esa circunstancia –que entre nosotros hubiera significado un esfuerzo imposible- con el hecho de que en los comicios que en ese país se realizan, se utiliza el mecanismo de la boleta única, en su variante electrónica.

Ya que de ese mecanismo existe otra variante, cual es la boleta única de papel. Cuya adopción ha sido tanto en el orden nacional como en el de las provincias -incluso la nuestra- materia de debates. Y que en los mismos no se hizo –por lo general- otra cosa que derramar elogios, aunque también algún reparo, acerca de sus bondades a tenor de las ventajas, consecuencia de su empleo a los propósitos eleccionarios. Pero que, a pesar de esos elogios, en una manera de proceder bien nuestra, llegado el momento de decidir al respecto, todo quede en “aguas de borrajas”, o lo que es lo mismo, sin resolver nada en definitiva.

En tanto, no está de más recordar que la adopción de ese mecanismo en los comicios, significa que en estos la boleta, o sea el instrumento de votación, muestra toda la oferta electoral de un distrito en un solo papel.

El voto se hace marcando los casilleros correspondientes a los partidos o frentes electorales para cada categoría (por ejemplo, diputados y senadores de la Nación, y/o gobernador, legisladores, intendentes, concejales, en el caso de elecciones provinciales).

El votante recibe en mano la boleta única de parte de las autoridades de mesa, en el cuarto oscuro -box de votación o biombo- marca sus opciones con un lápiz o una lapicera e introduce esa boleta en la urna.

Este mecanismo de votación tiene, como no podía ser de otro modo y ya lo hemos señalado, sus ventajas e inconvenientes. Algo que es lo mismo que decir que merece elogios pero también reparos. Aunque es mayoritaria la postura de que su adopción es conveniente, por ser sus ventajas muchas, y mayores en número y solidez que los reparos.

Es así como al momento de hacer referencia a sus ventajas, existe coincidencia en señalar que la boleta única es una sola por cada votante y la impresión la realiza el Estado, sin la participación de los partidos políticos, de manera que la consecuencia se da -o al menor debería darse- como un significativo ahorro para partidos políticos y gobierno, es decir los protagonistas en todo proceso eleccionario.

A ello se suma la circunstancia de que al contarse en cada mesa electoral con “una sola boleta”, se alivia la labor de los fiscales –hasta el punto que surge la pregunta si en realidad ellos son necesarios- dado que los mismos no deben de una manera recurrente ingresar para controlar los posibles faltantes de boletas al cuarto oscuro. Ello sin contar que se terminaría con las prácticas fraudulentas del robo o destrucción de boletas, y el entremezclado de falsas con las legalmente autorizadas. Dado que en el cuarto mismo no hay boletas, y el hecho de ser las autoridades de la correspondiente mesa, las encargadas de entregar una de ellas a cada votante.

Incluso se señala que al no tener que extender sobre los pupitres de las aulas una apabullante variedad de boletas de diferentes partidos, tal como se ha señalado, los cuartos oscuros pueden ser más chicos o directamente ser reemplazados por boxes o por biombos y no necesariamente usar un aula entera para un solo elector por vez. Es decir que en cada mesa se puede dar el caso que varios votantes puedan hacerlo en forma simultánea, y no como hasta ahora que, como ha quedado dicho, puede hacerlo en forma sucesiva, uno por vez.

Volviendo a la postura de nuestro gobernador, a la que hicimos referencia al principio, éste -en las declaraciones señaladas- en resumen ha expresado que en lo personal es partidario del mecanismo del voto en una única boleta de papel.

A lo que agregó que su adopción legal exige un profundo debate previo de partidos y alianzas políticas hacia adentro y hacia fuera de ellas. Sin perjuicio de señalar que en la actual coyuntura que vive el país ese debate resulta inapropiado, porque es necesario atender a otras prioridades.

Compartiendo como lo hacemos la postura personal de Bordet, consideramos que sus declaraciones, en la forma en que han sido hecho públicas, interpretadas y resumidas por nosotros, tienen “sabor a poco”. Las que, conociendo la personalidad y trayectoria de nuestro gobernador, no se las puede explicar sino como fruto de su prudencia y del sentido de su responsabilidad por el rol que inviste.

Primero, en cuanto debe advertirse que en todo tiempo, aun los más complicados, siempre resulta en una sociedad prioritario todo aporte –por pequeño que resulte- a reconstruir nuestras maltrechas instituciones. De donde no pueden ponerse en un mismo nivel las numerosas –hasta el exceso- declaraciones legislativas ocupadas hasta en fruslerías, con abordar una cuestión de clara importancia institucional.

Segundo, que cabe considerar que el debate sobre el tema está agotado y una reiteración del mismo cabe considerarla como superflua.

Es por ello que estamos convencidos que nada provocaría más satisfacción y complacencia entre quienes compartimos su postura en relación a la elevada significación institucional que tendría la adopción de la boleta única, ver a nuestro propio gobernador tomar, impulsar y lograr la implantación del mecanismo de la boleta única en la provincia.

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