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El monumento a Kirchner, en Ecuador
El monumento a Kirchner, en Ecuador
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Cuando la realidad supera a la ficción: el ingreso a un mundo peligroso

En más de una ocasión hemos escuchado aquello, según lo cual, la realidad es tan maravillosamente fantasiosa, que no resulta extraño verla superar a la ficción (se debe advertir que de esa manera no hago sino desplegar la escueta frase auténtica: la realidad supera a la ficción).

Por Rocinante

Y lo señalado viene al caso, porque existen momentos, que en el trascurso de los años se constituyen en lapsos cada vez más prolongados, los cuales nos provocan la sensación que, en esas circunstancias, estamos asumiendo sin advertirlo, y por eso, menos en quererlo, la condición de personajes de una novela.

Más precisamente, de esa clase de novelas que emergieron en el ámbito de la literatura, como la consecuencia de la producción por parte de novelistas latinoamericanos de obras a las que se las considera como una expresión de aquello que se ha bautizado con el nombre de realismo mágico.

Una corriente literaria que tiene sus expresiones mayores en las novelas del colombiano Gabriel García Márquez, el mejicano Juan Rulfo y del cubano Alejo Carpentier. Señalamiento por el cual, soy consciente que, al venir a cortar de manera abrupta la enumeración, me hace incurrir en una injusticia, ya que ello significa dejar afuera de la lista, a muchos otros, que no deberían estarlo.

Me vuelvo más injusto todavía, al momento de señalar obras ejemplares de esa corriente, ya que me limito a la mención de una sola, cual es Cien años de soledad, del citado García Márquez.

En tanto, al momento de tener que intentar explicar el sentido profundo de esa corriente, me encuentro frente a algo que hasta cierto punto considero en mi caso al menos un imposible; ya que, lo que significa el concepto del realismo mágico, tal como se ha señalado en forma repetida, es que en todas esas novelas, más allá de un cuidado estilístico sobresaliente, se pone el acento en mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común.

Es por eso que se ha destacado que no deber verse en este tipo de novelas una expresión literaria mágica, en la medida que su finalidad no es suscitar emociones, sino, más bien, expresarlas. De donde devienen, por sobre todas las cosas, en una manera de ver la realidad, que se aparta claramente de la que se designa cómo de común y corriente.

Se da así la circunstancia que, en relación a esta corriente, un analista literario señala que en esas obras se asista a contrastes, lo mágico y lo real; la vida y la muerte; el tiempo y el espacio, por solo limitarnos a señalar a algunos. A lo que agrega que por un lado, lo mágico nace de la realidad y se introduce de manera natural en ella, los contextos y/o personajes ordinarios conviven con normalidad con elementos y acontecimientos maravillosos (vidas largas al estilo bíblico, enfermedades exageradas hiperbólicamente, levitaciones, muertos que están vivos, etc.).

Además, estos elementos maravillosos son raramente explicados, ya que los personajes los ven con absoluta normalidad. O sea que mientras que el realismo se refleja en el modo de contar lo maravilloso, los personajes aceptan e introducen lo mágico en sus situaciones cotidianas.

Es por eso que frente a esa caracterización, no es de extrañar que resulten cada vez mayores y se hacen presentes en nuestro entorno similitudes en la manera como se muestran las cosas en el argumento de este tipo de novelas y lo que acontece en nuestra realidad.

De esa manera, así como en Europa era frecuente referirse a ciertas personas como personajes de opereta, dada su manera de comportarse; estamos viendo como nuestro pago chico, cual es nuestro país, pareciera estarse convirtiendo en la trama de una novela que incluso puede llegar a considerarse una pieza magistral del realismo mágico.

Con sus vivos y sus muertos; sus vivos que están muertos en vida, y los muertos que parecen estar vivos y no terminar de morirse.

A lo que se agrega la sensación que el tiempo ha dejado de ser entre nosotros lineal (es decir, al que permanentemente se lo ve avanzar y nunca retroceder). Es que da la impresión que a ese tiempo se lo ha visto convertirse en circular; dado lo cual, todo lo que ha sucedió antes, vuelve una y otra vez a presentarse nuevamente, de una manera repetida.

Aunque con inclusive la característica que la atmósfera de esa realidad mágica da impresión de volverse cada vez más sombría. A lo que la potencializa, la circunstancia que tantas cosas que ocurren en nuestro entono vienen a acentuar sus notas caóticas o de irracionalidad.

O sea esa nueva normalidad, de la que ahora se habla, da la impresión que puede llegar a describirse como algo con mucha semejanza a la Mudanza de nuestro país a una nube, por más que no sea la del Úbeda; y que inclusive puede llegar a que lo haga a un lugar ubicado vaya a saber en cual círculo del Infierno de la Comedia de Dante.

Unas nubes esas -del Infierno no diré nada- a las cuales, según me han contado, hizo una vez referencia un antiguo político, gobernador y senador nacional catamarqueño. El mismo que fue en su momento jefe de un feudo fallido que al modo de los Rodríguez Saa, Insfran y tantos otros, y como precursor, pretendió hacer las veces de dueño, con derecho a sucesión a través del tiempo de su provincia.

Una mención errónea, como una de las tantas que suelen darse en los actuales funcionarios, cuando tratan de ser ingeniosos en sus declaraciones, ya que por lo que sé, las de Úbeda, no eran nubes sino cerros, y al mencionarlas se apegaba a la moraleja de un acontecimiento real ocurrido en la España antigua.

Del cual se partió para acuñar esa expresión, utilizada para describir la situación que se da cuando alguien intenta escaquearse de algo o dar rodeos a la hora de explicar algún hecho.

Frase ella, que fue utilizada por Saadi, en ocasión de un debate con el canciller de ese momento Dante Caputo, acerca del referéndum, en el que nuestra ciudadanía debía pronunciarse por la aceptación o rechazo del acuerdo arribado por nuestro país con Chile, en relación con la cuestión del Beagle.

Un mundo de la fantasía convertida en realidad, al superar ésta a la ficción de una manera permanente e indescriptiblemente exagerada, que para colmo deberíamos como está de Mudanza. Tengo la esperanza de estar equivocado en el diagnóstico. Y que las cosas ni sean así, ni lleguen a serlo, aunque no se puede negar que nos esforzamos mucho en hacer todo lo posible para que se dé una mudanza de este tipo.

Aunque suena a corroboración de esa amenaza de Mudanza, la circunstancia que existan quienes han ya emprendido, o se aprestan a emprender este tipo de aventuras, por su cuenta y por su lado, por no querer ser partícipe de la mudanza colectiva intuida; los cuales, en función de ese presentimiento agorero, han comenzado a irse del país, yendo con sus petates a radicarse en otra parte.

No puede pasarse por alto, que de esa manera han optado por el ostracismo (camino que de una manera irregular pudo haber emprendido Sócrates, en ocasión de un juicio que le siguió un tribunal, y cuando condenado a morir, prefirió hacerlo antes que marcharse, y que le aplicó la condena de muerte) con todas sus posibles y gravosa consecuencias, tanto para ellos como para los que nos quedamos; al no optar (ellos) en no colaborar en sumarse a quienes estamos determinados a impedir nuestra Mudanza a ese mundo donde la realidad es mágica.
El primer preanuncio de la tentativa de una Mudanza definitiva: al 17 de octubre lo mudan al 27
Lo que acaban de leer no se trata, contra lo que pudiera parecer, ni de una reflexión irónica, ni siquiera de un chiste.

Como era, en una mezcla de ambos, que escuchara de un amigo, al momento de anoticiarme que la Oficina Anticorrupción está por irse con su música a otra parte (o sea de mudarse o auto disolverse antes), y que, como anticipo, buscando aligerarse de peso y hacer la marcha menos fatigosa, ya eliminó en la práctica las funciones de un área interna del organismo.

Precisamente la que se ocupaba de investigar, denunciar y constituirse en querellante, previa denuncia de aquellos funcionarios que se los suponía que hubieran cometido delitos en el ejercicio de sus funciones, entre ellos los de corrupción.

Todo lo cual lleva a pensar, que no resulta descabellado suponer que esa situación adosada a otras similares, lleven a consolidar el proyecto de mudanza, si se tiene en cuenta que el próximo 27 y en ocasión de cumplirse una década del fallecimiento del ex presidente Nestor Kirchner, será reubicada una estatua suya en el Centro Cultural Kirchner de la ciudad de Buenos Aires, en el que en su momento funcionaba lo que se conocía como Palacio de Correos; el que en buena hora, fuera destinado a la concreción de ese programa cultural.

Viene al caso recordar que esa estatua que en épocas del UNASUR (una organización concebida fallidamente para reemplazar a la OEA) y durante la presidencia de Rafael Correa, se había procedido, previa colocación en un pedestal, a descubrirla en Quito, luego que el gobierno argentino de ese entonces, la mandara esculpir por su cuenta y a su cargo.

Es que los analistas indicados, aluden que ese mudar de estatuas de un lugar a otro (no hay que olvidar que durante la presidencia de Cristina Fernández, se deshizo (literalmente se lo desarmó en trozos) el monumento de Cristóbal Colón que allí se levantaba. Por tenerse la idea que le molestaba a la estatua de Juana Azurduy, una patriota nacida en Potosí y de sangre vasca, tener la otra a su lado.

Es que según las mismas fuentes, ese propósito queda claro si se hace converger esta reubicación y la fecha en la que se la solemniza (me refiero a la estatua de Néstor Kirchner), con la ausencia, para poner de una manera tácita las cosas en claro, de la actual vicepresidenta Fernández en el acto del Día de la Lealtad, llevado a cabo en la sede de la CGT con la asistencia del presidente, otro Fernández.

Es que a diferencia de las tantas veces que a lo largo de nuestra historia se asistió a momentos fundacionales, es decir que anunciaba un nuevo comienzo, de manera de poder hacer de mejor modo lo que hasta ese momento se venía haciendo, el acontecimiento del 27 es otra cosa.

Ya que aspira a ser el momento en el que se solemniza una Mudanza ya iniciada, con los resultados de las elecciones primarias de candidatos del año pasado, y que nos lleva a un país tan distinto, que a muchos le va a costar reconocerse en él.

Quienes así ven ese momento, están lejos de los dichos de Eduardo Duhalde, que diagnostica que estamos viviendo un período pre-anárquico de nuestra historia, sin apercibirse el que en su momento fuera lo que en política se llamaba un viejo zorro, las cosas no serían de ese modo, sino que estamos en los últimos aprontes para la Mudanza.

Ya que ellos pareciera que hablaran como si estuvieran leyendo nuestro futuro, según lo mostrarían unas pocas hojas de té que han quedado en el fondo de una taza.

Son los que afirman que otro paso formal ya tomado consiste en el inicio del proceso de cancelación de Juan Domingo Perón, y del peronismo como tal. En cuyo lugar, al mismo tiempo que ese desplazamiento, se asistiría al anticipo del emplazamiento de un nuevo movimiento nacional.

Fuentes que dan en seguida muestras de intenciones desestabilizadoras, cuando vaticinan la reconfiguración de la propiedad privada, la que de ser un derecho va a pasar a ser una mera función social, al momento de completarse la mudanza.

Pretendiendo corroborar lo dicho esas mismas fuentes, aluden a las tomas de tierras, organizadas ellas, que en este momento se están produciendo en nuestro país, con un cada vez menos disimulado no solo simpatía, sino apoyo oficial.

A ello agrega otro vaticinio malévolo cual es el de que es una tentación de la que no se habla en algunos de las trastiendas del poder, para dar solución al problema que representa la falta de dólares en el Banco Central, la apropiación (habría más correctamente su conversión en pesos) de los depósitos en moneda extranjera que cliente de entidades bancarias tienen en cuentas corriente o cajas de ahorro existentes en los mismo.

Pareciera ante esos vaticinios, que quienes los formulan son compañeros de ruta de Duhalde. Aunque se debe admitir que tanto la Mudanza como la instalación en una Nueva Normalidad, exigen los esfuerzos solidarios de los demás.
Fuente: El Entre Ríos

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