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El hombre, saqueador irresponsable de un mundo en peligro de volverse insustentable

Palabras más, palabras menos, esa son las conclusiones a que arriba un especialista en el tema en un informe que elaborara recientemente, en carácter de director de un centro de adaptación climática del Servicio Geológico de los EE. UU y que fue recogido por la revista Science, una de las publicaciones más reconocidas – sino la mejor- en ese ámbito a nivel mundial.

Se comienza por señalar lo que parece obvio, cual es que en cualquier parte del mundo, cuanto más se cambie el clima, más probabilidades hay de ver grandes cambios ecológicos. Para pasar a advertir que si las emisiones de carbono continúan creciendo, los habitantes de la tierra podrían enfrentar “desafíos sin precedentes”.

Es por ello que se remarca esa afirmación, señalándose que si el cambio climático continúa sin disminuir, casi todos los ecosistemas del planeta sufrirán cambios drásticos, hasta el punto de convertirse en un bioma completamente nuevo.

Lo que significa, en nuestro lenguaje simple aunque a la vez enrevesado que lo vuelve difícil de entender, que el cambio climático no es solo más calor o más frío en las temperaturas ambientales, sequias más prolongadas y lluvias también más grandes y prolongadas, sino que todo ello desemboca en otro mundo que se mostrará en algún momento como irreconocible para nuestros ojos.

A la vez, para tratar de encontrar pistas sobre el mundo del futuro se lo pretende hacer examinando la ecología del pasado.

De donde se pasa a señalar que entre el apogeo de la última Edad de Hielo, hace unos 20.000 años y los 2000 actuales, el mundo se calentó entre 4 y 7 grados. Y que ese calentamiento transfiguró el paisaje: borró la meseta de hielo de una milla de altura que se encontraba en lo que hoy es Nueva York al derretirla y también a otras capas de hielo del tamaño de un continente. Ese antiguo calentamiento -que fue causado por minúsculos cambios en el camino orbital de la Tierra- elevó los niveles del mar en casi 1200 metros.

No se trata de una nueva edad de hielo, sino de un derretir de todo el hielo que resta en los glaciares por derretir y un incremento en la evaporación del agua oceánica, que en forma de lluvia tiene necesariamente en alguna parte –y a “cántaros”- que caer.

Se agrega que eso que puede sonar divertido podría volver a suceder, dentro del transcurso de la vida de los bebés nacidos hoy: la Tierra podría experimentar de 4 a 5 grados Celsius de calentamiento para el 2100 si la humanidad no reduce la emisión de gases que atrapan el calor.

Luego de prolongados y profusos estudios, la mayoría de ellos sobre el terreno, una imagen global comenzó a tomar forma: en casi todas partes de la tierra, donde la temperatura cambió drásticamente y la vegetación se transformó por completo.

Es así como de confeccionar dos mapas de los ecosistemas planetarios –uno de hace aproximadamente 20.000 años atrás y otro del presente, se llega a la conclusión que la superficie total de la tierra de la Tierra tiene más del 75 por ciento de probabilidad de cambiar su bioma por completo.

Se agrega que es difícil establecer qué significaría esa escala de cambio para casi todas las personas que trabajan o dependen de la tierra. "Si usted es un administrador de vida silvestre y su ecosistema cambia, si usted es un administrador forestal que intenta responder a los incendios forestales, si es un administrador de agua que es responsable de convertir las estimaciones de lluvia en niveles de embalses", advirtió Jackson, "entonces las viejas reglas no necesariamente se aplicarán".

Pero, con mucho optimismo, puede decirse que solo se trata de especulaciones. De allí que a la publicación del informe han seguido especulaciones de todo tipo; por un lado están los que consideran que el informe que resumimos no es todo lo truculento que debería ya que –se acota- los cambios futuros pueden ser aún más dramáticos que los preanunciados. Mientras, los más contemporizadores, si bien señalan que el futuro no será como el pasado, entrar en un mundo de invernadero no será lo mismo. Es que no fue lo mismo pasar del mundo glacial al mundo preindustrial, aunque se tiene al informe como instructivo, ya que proporciona otra forma de decirnos, además de los modelos y nuestra limitada variedad de observaciones ecológicas, que los ecosistemas terrestres son sensibles al cambio de temperatura.

Chocolate por la noticia, ha de comentar un estólido lector, que haya tenido la paciencia de proseguir hasta aquí la lectura de todo lo escrito.

¿Qué conclusiones sacamos de todo ello? La primera es que el cambio climático en el que ya estamos inmersos existe, y no es una elucubración malévolamente falsa, por más que así lo crea Mr. Trump, y tantos otros egoístas que se las tiran de sabiondos como él.

La segunda, que el cambio en el eco-sistema es mucho más grande que el climático –ya que nos hemos convertido en descontrolados productores de basuras y saqueadores irresponsables de un mundo que corre peligro de volverse insustentable. Problema que debemos encarar con todo el sentido de responsabilidad y fuerza, sabiendo somos en gran parte culpables del estado de cosas al que hemos llegado.

La tercera, que es necesario seguir avanzando en la toma de conciencia, lo que significa a la vez la comprensión de esa situación. De manera que se presione a nuestro gobierno y a todos los gobiernos extranjeros para que adopten las medidas convenientes para revertir el actual estado de cosas.

Todo ello sin olvidar la necesidad que todos comprendamos que debemos aportar nuestro pequeño granito de arena como contribución a esa reconversión, y que ese pequeño granito de arena “vaya si importa”, en la medida que su modesto ejemplo hace que cada vez sean más los que se sumen a esa forma de actuar que no solo redundará en nuestra calidad de vida sino que, hasta cierto punto, se convertirá en la posibilidad de vivir en un mundo más amigable para los que nos sucedan.

Una última acotación que tiene y no tiene que ver con todo lo hasta aquí escrito: ¿hasta dónde caló, más allá delo anecdótico, ver en los estadios en los que jugaba la selección japonesa en el último mundial de futbol a sus aficionados, luego de terminar el encuentro, despejar los pisos de las tribunas de toda la basura que se había allí arrojado?