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Tras un córner, Umtiti anotó en Francia - Bélgica.
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Por PierVlater

Y ahora, ¿qué hacemos con los córneres? La probabilidad de que terminen en gol aumentó 50% entre 2014 y 2018

Cuatro años atrás, en una columna titulada Sobre la levedad del córner ( https://www.elentrerios.com/actualidad/sobre-la-levedad-del-corner.htm ), hacía referencia a la probabilidad de que un tiro de esquina terminara en golluego de tres o cuatro toques de balón.

Hacía referencia a varios estudios previos y a nuestro propio análisis de lo que había ocurrido en las Copas del Mundo de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. La conclusión, en todos los casos, era la misma: 2%. Apenas 1 de cada 50 córneres terminaba en gol. Que fueran tres o cuatro los toques previos a la conquista apenas si alteraba el resultado.

Cuatro años atrás, hacíamos referencia a que el Barcelona de Guardiola, avisado o no de la estadística del 2%, o quizás por la baja estatura promedio de sus jugadores, o por su acumulación de habilidad tan superior a la media, rara vez lanzaba un centro al área a partir de un córner.

Pues bien, la Copa del Mundo de Rusia 2018 ha venido a confrontar esa hermosa teoría con una cruda realidad: cambió la manera de jugar al fútbol. La ciencia supera a la técnica, la planificación a la improvisación, y la pelota parada, córner incluido, se ha vuelto un camino clave para llegar al gol.

En la Copa del Mundo 2018, la mayoría de las pelotas paradas cobradas en tres cuartas partes del campo contrario fueron lanzadas en forma de centro al área rival. Muchas veces (trate el lector de recordar alguna de estas jugadas, incluyendo la del primer gol croata en la final), con una evidente preparación previa de la jugada.

De los 169 goles convertidos en Rusia 2018, 66 fueron convertidos a partir de jugadas de pelota parada: ¡el 39% de los goles! Esta cifra incluye penales, tiros libres directos o ejecutados en forma de centro, córneres y laterales. Aclaro que hay en esto una valoración subjetiva, propia, que califica a un gol como originado en una pelota parada sin importar cuántos toques hubo tras el primer envío.

¿Y los córneres? Hubo durante la Copa del Mundo 593 córneres en 64 partidos. Es decir, una media de 9,3 córneres por partido. Con la misma cantidad de partidos, en Brasil 2014 y en Sudáfrica 2010 habían habido 663 y 627tiros de esquina, respectivamente. El promedio de córneres por partido, que había sido de 9,8% en Sudáfrica y trepó a 10,3 en Brasil, cayó en Rusia a 9,3. Parece un dato irrelevante, pero, para mi sorpresa, descubrí recientemente que en las casas de apuestas se puede apostar por esta cifra.

De mayor interés, sin embargo, es que habiendo menos tiros de esquina que en los dos Mundiales previos, el número de goles aumentó: se convirtieron 17 goles de córner luego de tres toques de balón, y 4 goles más si se contabilizan cuatro toques. El 2,9% de los córneres terminó en gol en tres toques o menos, o el 3,5% de ellos en cuatro toques o menos. Estas cifras contrastan con el 2,3% en cuatro toques que se había repetido enBrasil 2014 y en Sudáfrica 2010, una cifra de sorprendente constancia en todos los estudios previos al respecto.

No parece un cambio rotundo, pero lo es: si antes se necesitaban 45 córneres para obtener un gol en cuatro toques (casi 50 en tres toques), en Rusia 2018 se necesitaron ¡apenas 29! Es decir, 16 intentos menos.

Desde Brasil 2014 vengo sosteniendo que lo mejor que podía hacer un defensor cuando estaba apremiado por un desborde rival era intentar bloquear el centro y enviar el balón al córner, pues de tal circunstancia era muy improbable que el equipo rival consiguiera llegar al gol.

Si bien una única muestra (Rusia 2018) no parece suficiente para cambiar décadas de constancia en la relación gol/córner, ciertamente pone un manto de duda sobre aquella hermosa teoría del 2%. Ante el avance de la planificación, y luego de ver cuántos equipos ya no sólo acumulan jugadores en el área rival sino que los ubican de manera estratégica (1 de cada 5 goles fue de Inglaterra) esta teoría debe ser puesta entre signos de interrogación.

De confirmarse una nueva tendencia, con el rabo entre las piernas quizás me vea obligado, en alguna columna futura, a recomendar a los defensores que se cuiden de conceder un córner.

PierVlater

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