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Martes 3 marzo. Primer caso confirmado de Coronavirus (extensa familia de virus, algunos de los cuales puede ser causa de diversas enfermedades humanas, que van desde el resfriado común hasta el SRAS (síndrome respiratorio agudo severo) en Buenos Aires, Argentina. En estudio, hoy hay más de 10 casos. Se están rastreando a todas las personas que pudieron haber tenido contacto con el primer infectado identificado. Y así están todos los países del mundo. Alertas. Rastreando. Intentando detener la posible nueva pandemia global. ¿Y los ciudadanos?

El pánico se expande en cada país donde se detecta por primera vez un enfermo. Empezó en China, donde se bloqueó directamente a una ciudad entera para contenerlo, y luego se detuvieron prácticamente todas las actividades, al punto tal, de lograrse limpiar el aire de esta nación, reduciéndose en parte sus efectos contaminantes.

Luego, siguió por varios países como Irán, Italia, Corea del Norte, Japón, y poco a poco se va agrandando la lista. Cada uno de ellos, con mayor y menor cantidad de casos, van generando alarmas. El contagio es veloz, y tiene una cierta tasa de mortalidad, sobre todo en las personas mayores de edad. No obstante, muchos escépticos comparan este brote con enfermedades ya frecuentes en los países y se preguntan: ¿es tan real el pánico generado?

Quizás es cierto que tenemos más casos de infectados de Dengue en Argentina. O que más personas mueren por una gripe común. O que en el mundo hay casi 37 millones de personas con VIH y que ello no logra necesariamente que las personas tomen precauciones a la hora de tener relaciones sexuales. No obstante, la reacción preventiva de las autoridades tiene su razón de ser. No hay que comparar con otras enfermedades existentes para minimizar el impacto de esta nueva si ello va a llevarnos a no prepararnos.

Es muy probable que, aunque la tasa de mortalidad del virus no sea tan alta como el de otras enfermedades (dentro de China fue del 2% mientras que fuera de este país se redujo al 0,7%) es necesario evitar que se propague. A su vez, la tasa de mortalidad crece según el grupo etario del que se trate (en los adultos mayores la tasa fue diez veces más mortal que entre pacientes de mediana edad y fue mucho más baja en personas menores de 30 años). Si bien algunos creen que a medida que se expande el virus va perdiendo fuerza, ya que la tasa de mortalidad fue mucho mayor en el lugar donde se originó (la región Hubei, en China), no por ello hay que subestimar su peligrosidad. Después de todo, se trata de un virus para el que no se tiene vacuna todavía y que ya está generando estragos en términos económicos en todo el mundo.

¿Qué se sabe realmente de este virus? Según la Organización Mundial de la Salud: “El nuevo coronavirus es un virus respiratorio que se propaga principalmente por contacto con una persona infectada a través de las gotículas respiratorias que se generan cuando esta persona tose o estornuda, por ejemplo, o a través de gotículas de saliva o secreciones de la nariz. Hasta la fecha no hay información ni pruebas que indiquen que el 2019-nCoV pueda transmitirse por medio de mosquitos. Para protegerse, evite el contacto cercano con cualquier persona que tenga fiebre y tos, y practique una buena higiene de las manos y de las vías respiratorias”.

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros? Seguir las instrucciones de las autoridades sanitarias y estar atentos a cómo se va desarrollando la situación. Ser escépticos sobre su alcance no sería la mejor forma de reaccionar. Tampoco el pánico generalizado. Estar prevenidos, alertas e informados en cambio parecerían ser las mejores recomendaciones para enfrentar este virus que está empezando a llegar al país.

Así como alguna vez nuestras abuelas nos enseñaron a tenerle respeto al río, lo mismo tenemos que hacer hoy. Respeto no implica miedo. Ni tampoco descreimiento. Implica estar alertas.
Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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