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Las riberas del Río Paraguay están que arden. Formosa y Paraguay. Dos realidades diferentes. Eso sí, tanto Gildo Insfrán como Mario Abdo Benítez han tenido una semana difícil. Ambos sufren con las movilizaciones que genera el mal manejo de la cuestión sanitaria.

El Presidente Abdo Benítez ya caminó por la cuerda floja en 2019, luego de que funcionarios de su gobierno estuviesen a punto de llegar a un acuerdo polémico, con el gobierno de Brasil, en torno al manejo del excedente de energía proveniente de la Represa Hidroeléctrica de Itaipú. Hoy las manifestaciones, las críticas y los despidos se deben a la gestión del Presidente en la pandemia.

El bravo pueblo paraguayo, que fue víctima de la larga dictadura de Alfredo Stroessner y de varios episodios de desmanejos e irregularidades en el espacio político, aprovecha cada oportunidad que tiene para expresarse y mostrar su descontento ¿Está bien? ¿Está mal? No es el punto aquí. Importa comprender que la ciudadanía reacciona cuando siente que la clase política abusa de su condición.

Uno de los episodios recientes más llamativos tuvo lugar en 2017, cuando en un intento de aprobación de una enmienda para permitir la reelección presidencial, varios ciudadanos de Asunción salieron a protestar y terminaron incendiando el Congreso.

Hoy la gente vuelve a marchar por las avenidas principales y se congrega en lugares clave, como la residencia presidencial. Otro de los focos de protesta es la residencia del expresidente Horacio Cartes, quien lidera un sector clave del Partido Colorado, necesario para iniciar un juicio político ¿Qué ocurre con Cartes? Por el momento, no cede a las presiones populares y negocia carteras ministeriales con Abdo, en una suerte de acuerdo win-win en el corto plazo (uno tiene más influencia en el Poder Ejecutivo y en el Partido Colorado en general y el otro conserva la presidencia).

Ahora bien, ¿cuáles son los motivos de las protestas? Corrupción, sistema de salud al borde del colapso, falta de medicamentos e ineficiencia para manejar la situación. Todo ello, combinado, generó protestas que arrancaron la semana pasada y que ya obligaron a Abdo a pedir la renuncia a varios miembros del gabinete, incluido el Ministro de Salud.

Aún así, los manifestantes van por más. Las batallas campales entre ellos y la policía no son, por el momento, un impedimento para demostrar que sienten bronca. Entienden que la salida de funcionarios de rango ministerial o de menores rangos no son suficientes para lograr un cambio. Entienden, también, que estas renuncias son parte de un acuerdo interno del Partido Colorado, que, a pesar de haber predominado en la política paraguaya durante décadas (hoy está al frente del Poder Ejecutivo, tiene mayoría simple en la Cámara de Diputados y es la primera minoría en el Senado), está en la mira de muchos grupos. No solo la oposición política está interesada en un cambio, sino también la juventud, harta de los gobernantes y reclamando una suerte de “que se vayan todos”, y hasta los partidarios desilusionados con la gestión actual.

Del otro lado del río, en la ciudad de Clorinda, Formosa, no tardó en llegar la visita de la referente de la oposición, Patricia Bullrich, aprovechando lo delicado del tema. Lo de Formosa es historia conocida: Insfrán lleva casi 26 años siendo Gobernador (ya había sido gobernador entre 1987 y 1995). Maneja la provincia de punta a punta como le guste y le convenga. La pandemia fue solo una excusa para avanzar en los abusos de las garantías y los derechos de los formoseños. Centros de aislamiento plagados de irregularidades, cierre inconstitucional de fronteras provinciales, cuarentenas interminables, detenciones insólitas y tantas otras cosas describen su gestión.

El viernes pasado se desataron protestas luego de que el gobierno provincial decretara la vuelta a fase 1 por 14 casos positivos. Esas protestas, como sabemos, derivaron en represión, detenciones ilegales, desapariciones de personas y rebeliones populares. La gente se hartó, sobre todo en Formosa y Clorinda, las principales ciudades de la provincia, y hasta se animó a armar fiestas en las plazas principales de las ciudades.

Insfrán, aliado del oficialismo nacional -difícilmente le suelte la mano, ya que la gestión formoseña es el modelo que les gustaría replicar en el resto del país- probablemente resista este embate. Abdo, Cartes, el Partido Colorado y la política paraguaya en general, probablemente logren también encontrar alguna salida a esta crisis.

Las historias tienen coincidencias. Insfrán es el actor político más popular de la provincia; el Partido Colorado, con algunas excepciones en el medio, predomina en la escena política de Paraguay desde muchos años. En las dos historias, los protagonistas tienen herramientas para salir airosos de sus crisis.

De todas maneras, nada es para siempre. Menos aún en la política. Las protestas recientes sirven para demostrar que todos son vulnerables, incluso frente a las demandas de su propio electorado ¿O los que se congregaron en Formosa y Asunción son solo opositores? Tarde o temprano, tendrán su fin, como alguna vez lo tuvo el mismo Stroessner.

Los desafíos siguen. Habrá nuevas cepas, polémicas en el proceso de vacunación, urgencias económicas y el descontento político repuntará. Nuevos incendios llegarán a las costas del Río Paraguay, y las consecuencias pueden ser más increíbles de lo que imaginamos.
Fuente: El Entre Ríos

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