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En nuestro sitio digital se señala que en razón de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente, la Comisión Administradora del Río Uruguay (Caru) y la Municipalidad de Concordia firmaron un convenio para la implementación de un Plan de Arbolado Urbano. Se agrega que esa firma se realizó en el acto inaugural de la 3ª Feria Internacional de Ambiente, que se realizó los días 5 y 6 de junio en el Centro de Convenciones de la capital del citrus, algo que viene a demostrar que no solo en Colón se efectúan grandes “montajes” para efectuar anuncios cuya monta no lo justifican.

A una conclusión que se llega si se advierte que el mismo organismo binacional se compromete a donar, durante 5 años, hasta 300 plantas de flora nativa por año, de aproximadamente 1,5 metros, para colocar en el ornato público, cantidad que aparece como mucha si lo que se planta por año es nada, y que si, por el contrario, se encara un plan de arbolado en serio, es realmente poco, máxime si se tiene en cuenta que el “aprovisionamiento” de plantas es a cuenta gotas.

Lo que realmente no se entiende es que el convenio comprende, además, la donación de hasta 150 plantines por año para contribuir al desarrollo del vivero de la ciudad. Es que nos encontramos ante una concepción ampliada de las funciones que toma para sí la indicada comisión, y que van de esa manera a ocuparse no solo del río sino de la reimplantación del bosque nativo. Ignoramos por qué municipios como el de Colón y los de Concepción del Uruguay y Gualeguaychú por mencionar tan solo dos de “nuestra banda”, han quedado excluidos, por más que en declaraciones de un ejecutivo del organismo se alude “a los de la otra orilla”.

Y sin olvidar que no siendo ni Concepción del Uruguay, ni Gualeguaychú localidades ribereñas de nuestro río, también habría que incluir en el programa a San José y Villa Elisa, y suplir el descuido que significó el no pensar en Pueblo Liebig, que también es una población ribereña. En el caso específico de Colón, nos gustaría poder saber de por qué no se pensó en ella, sobre todo si se advierte que compartimos con Paysandú el ser sus anfitriones permanentes.

No podrá encontrar razón el alcalde para argumentar en este caso una discriminación política, ya que su igual de Concordia se lo supone participar de la misma militancia, sin olvidar que en nuestro caso se cuenta con el Parque Nacional El Palmar como generoso, aunque no bien aprovechado proveedor.

Es que en el tren de formular quejas, mejor habría que hacer notar la torpeza de no haber exigido el convenio con Concordia dentro de un plan de mayor envergadura que englobe a todas las localidades mencionadas, máxime teniendo en cuenta que es precisamente vecino concordiense, el integrante de la comisión que firmó el convenio referido. Pero no es cuestión de caer en celos pueblerinos, sino de señalar que tanto o más importante que ocuparse de los árboles nativos es hacerlo no solo del río y de los arroyos que en él desembocan, cuya salud no deja en ningún momento de despertar dudas, sin que se sepa cuáles son las acciones que desde la Caru se adoptan para aventarlas. Árboles autóctonos. Pero también un río y arroyos de aguas limpias. Para todos. Esa debemos suponer que es la consigna.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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