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Estamos asombrados por la difusión que alcanzó la carta que insertamos en nuestra pasada edición dominical y que se reprodujo en nuestro portal digital, en cuya portada se lo pudo ver durante varios días. Debemos felicitar al “usuario frecuente” que nos hizo llegar unas líneas acompañadas por unas fotografías de la desastrada ruta provincial 38, por el interés que despertó esa carta y las fotos en los lectores de la edición impresa y, sobre todo en los usuarios de nuestra página digital; a lo que se agrega que dos FM locales, una de ellas de San Salvador, se pasaran toda una mañana, en forma intermitente pero recurrentemente, ocupándose de ese camino y de esa carta, algo que seguramente habrá llevado al “usuario frecuente” a no darse a conocer, ya que bien podría ello servirle de base a un futuro lanzamiento electoral.

Veremos ahora cuál es la preocupación acerca de esa situación escandalosa, que les prestarán los flamantes legisladores departamentales de Colón y San Salvador, ya que se trata de establecer si ese estado de cosas “no da para mayores”, cual es nuestra manera de ver las cosas.
Porque la pregunta es esta: ¿no es otra forma de saquear los fondos públicos, el que se lleven a cabo obras de este tipo, con la nada conjetural connivencia de funcionarios y empresarios? A la vez, y siguiendo con el tema, damos noticia de un correo recibido, en el que su remitente, medio en broma, medio en serio, nos propone la creación de una sección, a la que sugiere sea titulada “Nuestro bache favorito”, una suerte de buzón, en el que nuestros lectores puedan dar a conocer cuáles son aquellos con los que tropiezan en forma diaria y se da el caso de que, en ocasiones, abstraídos en sus pensamientos, se olviden de su existencia, y el barquinazo inevitable sea seguido de un reguero de palabrotas. Una iniciativa de improbable éxito.

Ello si se tienen en cuenta no solo los millones de pozos de las rutas provinciales -algo que en principio jugaría en favor de la propuesta-, si no lo hiciera en contra el convencimiento que denuncias de ese tipo chocarán contra la insensibilidad inepta de los funcionarios que deberían atenderlas, inclusive adelantándose a las mismas, ya que no pueden ignorar ese resultado de su inoperancia.

Por nuestra parte, siguiendo un axioma casero que señala que en todo periodista existe un fantasioso escritor todo terreno frustrado, se nos ocurre que aquí se hace presente la oportunidad de escribir una obra no demasiado extensa, pero de cualquier manera bien completita, que llevará por título “Causas y efectos de la existencia de baches en calles y carreteras”, en la que aparte de ocuparse de ese tema específico, podría también hacerse referencia a “baches” de otra naturaleza, que es dable encontrar en otros ámbitos del accionar gubernamental.

Un libro que, según se nos ocurre, podría comenzar con una de las tantas definiciones acerca de esa situación anómala, y de esa manera señalar que se trata de “un hueco, agujero, hendidura, concavidad y socavón en el pavimento de las avenidas, senderos y carreteras y que se produce por el uso o el paso del tiempo”. Definición que así expresada sería una “idealización” del bache, que la vuelve incompleta ya que entre nosotros la anomalía que ella significa no es el producto del paso del tiempo unida a la falta de mantenimiento, sino que viene acompañando casi desde el vamos a la obra vial.

Dificultades de otro tipo provoca el tratar de bucear en la etimología del término, ya que aquí nos encontramos ante un verdadero bache en materia de conocimientos, ya que junto a los que ven la palabra emparentada con la francesa “bâche” (charco de agua en la costa donde hay marea baja) otros, en la misma línea, señalan que bâche, en sentido de canasta, viene de “bâchot”, y esta del latín “bacca” (canasto). Para otros, más sensatos, el origen de la palabra es incierto, aunque no falta quien crea que su origen está en el latín “bacchium”, que quiere decir cóncavo.

Pero, en realidad, todo lo hasta aquí escrito tiene mucho de lo que se conoce como el “hablar por hablar”, tan frecuente entre nosotros, ya que la cuestión pasa por la forma de proceder para acabar con los baches de todo tipo.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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