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Crédito: Hijosmigrantes.com
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Dos semanas atrás el doctor Roberto Vola Luhrs me invitó a compartir una charla con los alumnos del último año de la Licenciatura en Recursos Humanos de UADE. El tema planteado fue “Qué implica trabajar en el exterior”, situación que por cierto en los últimos años se ha intensificado, sobre todo en los jóvenes profesionales que no visualizan un proyecto de futuro en nuestro país.

En mi trayectoria laboral he sido expatriado en cuatro oportunidades, dos de ellas en Europa y otras dos en Latinoamérica; dos con retorno asegurado y dos con ticket de ida solamente. El primer desarraigo, con 24 años, en pareja y sin hijos, y el último con 53 años e hijos en edad universitaria.

La decisión del desarraigo estará condicionada por diversos factores y situaciones que impactarán en nuestra vida y de quienes nos acompañen, si es el caso, para el resto de nuestra existencia. Nunca volveremos iguales.

Algunas situaciones y factores:

Es absolutamente distinto el desarraigo cuando se realiza bajo un contrato de trabajo, de aquel que lo hace por extrema necesidad, sin inserción laboral asegurada. En este caso, también influyen de modo diferente otros factores, si se tiene una familia a cargo, en pareja sin hijos, si se tiene residencia/visa en el lugar de destino o si se intenta encontrar una chance asumiendo cualquier propuesta de trabajo, aun cuando no se relacione con el oficio o profesión del lugar de origen, con la esperanza de que finalmente se le otorgue un permiso de trabajo.

La edad es otro factor que afecta tomar la decisión de partir; no es igual a los 25 años que a los 50 años asumir el riesgo del desarraigo. El dominio del idioma que se hable en el lugar también será clave para la adaptación a una sociedad nueva. La barrera que significa el no dominar el idioma es muy dolorosa y frustrante, mucho más cuando se va en búsqueda de una alternativa que no se vincule con una profesión o especialidad. En todos los casos el dominio del idioma inglés apacigua la angustia del no poder comunicarse.

Podríamos describir otros factores como el clima, la geografía del lugar, los usos y costumbres locales, en todos los casos recomiendo conocerlos antes de la partida, nos sorprenderá cuántos usos y costumbres son distintos de nuestra cotidianeidad. Desde el simple modo de saludar, los horarios comerciales, los sistemas de transporte, productos alimenticios, el almuerzo y la cena, entre otros.

Tampoco debemos confundir nuestras experiencias de turistas con la del migrante.

Para lo antes descripto, sugiero tener presente esta expresión de Abraham Lincoln:

“PUEDES QUEJARTE DE QUE LA ROSA TIENE ESPINAS O ALEGRARTE DE QUE LAS ESPINAS VAYAN ACOMPAÑADAS DE ROSAS”

En esta oportunidad, deseo profundizar en una situación por la que atravesamos la mayoría de quienes experimentamos el desarraigo, el extrañamiento o la despersonalización y que en cada caso es único.

El proceso migratorio conlleva un sentimiento de pérdida de la identidad; es más profundo este sentimiento si el idioma que se habla no es el nuestro. De un día para otro nos alejamos de nuestros referentes, la familia, los amigos, los vecinos, los parroquianos del bar de la esquina, la calesita de la plaza, el paseador de perros y los referentes que cada uno de nosotros puede agregar y que hacen a nuestra identidad.

No puedo olvidar de mi primer desarraigo mirar el techo blanco de mi habitación y la angustia de las ausencias de mi mujer, de mi familia, de mis amigos. El dolor de una comunicación forzada por las dificultades del idioma y sus giros, de los horarios, de los olores diferentes, de las comidas y aromas desconocidos. Preguntarme ¿qué hago aquí, se justifica este sentimiento de dolor?…

En la migración nuestra historia es ajena a los demás, tanto como la de ellos a nosotros; como inmigrante debemos aceptar esa sensación de soledad y de ajenidad y de evitar la ira o el odio a lo que nos rodea, que tiene consecuencias más graves. La pérdida de la mismidad o identidad, de ser uno mismo y ser reconocido como tal, requiere de un largo camino en el desarraigo.

“EN NUESTROS LOCOS INTENTOS RENUNCIAMOS A LO QUE SOMOS POR LO QUE QUEREMOS SER” - Shakespeare

No debemos dejarnos influir por el ideal que tenemos de nosotros mismos; somos lo que somos caminando hacia el futuro.

La posibilidad del regreso siempre está, y lo debemos tener presente para aliviar ese sentimiento de pérdida de identidad.

“CREO QUE EL HOMBRE DEBE VIVIR EN SU PROPIO PAIS Y CREO QUE EL DESARRAIGO ES PARA EL SER HUMANO UNA FRUSTRACION QUE DE UNA U OTRA FORMA, ATROFIA LA CLARIDAD DE SU ESPIRITU” Pablo Neruda.
Fuente: El Entre Ríos

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