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“La imagen al público que entraba al juzgado era la de ocho hombres, de un cierto tamaño y luego esta pequeña mujer sentada a un lado. Esa no era una buena imagen para el público”, de Ruth Bader Ginsburg, en una entrevista en 2014 sobre los años en que estuvo como única jueza mujer en la Corte Suprema de Estados Unidos.

Mujeres que inspiran, y Ruth Bader Ginsburg a la cabeza. La jueza de 87 años de la Corte Suprema de Estados Unidos dejó un gran legado para toda la sociedad sobre la importancia del derecho igualitario. Mientras el mundo debate quién ocupará su lugar en el máximo poder judicial de este país, Ruth dejó grandes enseñanzas.

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En tiempos de presidencia de Clinton (Fuente: Marcy Nighswander/Associated Press). Agrandar imagen
En tiempos de presidencia de Clinton (Fuente: Marcy Nighswander/Associated Press).
Para empezar, logró convertirse en una de las máximas autoridades jurídicas de USA, además de ícono del feminismo. Ella que muchos la describen con sus características físicas como sus 1,52 metro de altura y sus 45 kilos, y su “voz suave”, como si algo de todo esto importara cuando se habla de una eminencia jurídica. Logró ser una referente que transcendió generaciones, es un ícono de la sociedad actual y saltó particularmente a la fama en 2013, tras pronunciarse de forma enfática en contra de la resolución en el caso Shelby Counter v. Holder (https://www.supremecourt.gov/opinions/12pdf/12-96_6k47.pdf), donde se discutía si seguía vigente una cláusula constitucional de la Voting Rights Act de 1965 (Ley de Derecho al Voto), que había sido establecida con el objetivo de evitar que los Estados pudieran imponer restricciones al sufragio.

Hoy, se puede encontrar su cara y sus iniciales en todo tipo de merchandising, e incluso en tatuajes de los jóvenes. Así lo reconocía ella misma hace unos años: “Tengo 84 años y todo el mundo quiere hacerse una foto conmigo”.

Ella marcó de forma clara y contundente su lucha por el trato igualitario de las personas (no sólo en términos de género, sino también de las minorías en general). Lo que queda evidenciado por ejemplo en su fallo de 2017 sobre la Ley Federal de Inmigración hacia las madres y padres inmigrantes que no estaban legalmente casados, que establecía que la madre podía transmitir la nacionalidad al hijo transcurrido un año de haber vivido en Estados Unidos, pero el padre recién lo podía hacer a los 5 años. Esto va en contra de la igualdad, y marca una discriminación de género, en este caso, el masculino. La jueza destacó que la ley correspondía a una época donde las generalizaciones respecto del modo de ser de los hombres y las mujeres: “Las generalizaciones exageradas de ese tipo, han logrado comprender la corte, tienen un impacto restrictivo, así sean descriptivas del modo en que muchas personas organizan su vida”.

Además de una gran profesional, fue madre de dos hijos y abuela de cuatro nietos. Se conoció con su marido, Martin Ginsburg, a los 17 años, en la Universidad de Cornell, de quien dijo que se sintió atraída instantemente: “Fue el único chico que conocí al que le importaba que yo tuviera cerebro”. Él fue uno de sus principales promotores: “¡Qué gusto ha sido verte avanzar hasta la cima del mundo jurídico!”.

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Imágenes de la despedida a la jueza en Estados Unidos. Fuente: Anna Moneymaker for The New York Times Agrandar imagen
Imágenes de la despedida a la jueza en Estados Unidos. Fuente: Anna Moneymaker for The New York Times
¿Por qué se impuso su imagen? Es algo que muchos intelectuales se preguntan desde hace mucho tiempo. De hecho, en el 2019, Dahlia Lithwick, en un artículo de la revista The Atlantic, decía: “Hoy, más que nunca, las mujeres ávidas de modelos de influencia, autenticidad, dignidad y voces femeninas ensalzan a una jueza octogenaria como la encarnación de la esperanza de un futuro fortalecido”.

En línea con Lithwick, Ruth representa un modelo a seguir para todas las personas que buscamos una sociedad más igualitaria y que creemos que uno puede llegar tan lejos como se lo proponga, sin importar si tenemos o no una “voz suave”.

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