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Guedes, ministro de Brasil, habló de Argentina
Guedes, ministro de Brasil, habló de Argentina
Guedes, ministro de Brasil, habló de Argentina
Así como desde hace años se viene diciendo aquí que el destino puede ser Venezuela, no son pocos, ni insignificantes, los que dicen que la estación que separa a sus países de un desenlace similar al de la Revolución Bolivariana es Argentina.

La cuestión es que Paulo Guedes, el superministro de Economía de Brasil, habló sobre la situación que atraviesa su país en estos momentos en el podcast Primocast, y fue contundente: o Brasil define el rumbo, o se transforma en la nueva Argentina en 6 meses y, si la tendencia se mantiene, en la nueva Venezuela en tan solo un año y medio ¿Qué hay en la otra dirección? Guedes entiende que para alcanzar los niveles de vida de Alemania o Estados Unidos -dos modelos diferentes, pero donde se respetan los principios básicos de la economía y el desarrollo- es necesaria una transformación que dure, al menos, 15 años.

El planteo de Guedes es debatible, como (casi) todo. Eso sí, la lógica es innegable: es mucho más fácil descender de la montaña que llegar al pico ¿Por qué plantea esto? Él representa al ala liberal de la coalición que gobierna Brasil. Si bien siempre ha sido claro con respecto a su postura y lo que cree necesario para que la economía marche, el líder es Bolsonaro.

¿Qué quiere Bolsonaro? Más allá de cuál sea la ideología de un presidente, es evidente que éstos quieren, por defecto, mantener su capital político. Esto explica el gran desembolso destinado a la asistencia estatal (mencionado en esta nota), a través del programa de auxilio de emergencia, durante la segunda mitad del año pasado. También explica, en cierta medida, la destitución de Roberto Castello Branco, expresidente de Petrobras y perteneciente al ala de Guedes, hace una semana y media. Castello Branco no tenía ninguna intención de intervenir el precio de los combustibles, que habían aumentado más del 30% desde que comenzó el año, y Bolsonaro, descontento con la gestión, decidió removerlo y, en su lugar, propuso al general de la reserva del Ejército, Joaquim Silva e Luna.

Tres cosas motivaron a Bolsonaro a proceder de esta manera. Primero que nada, le preocupa el descontento social que puede generar el aumento de precios de algo tan esencial como los combustibles. Por este motivo, propuso bajar los impuestos federales vinculados al diésel y decretó que las estaciones de servicio muestren por separado, en la factura, los impuestos aplicados sobre estos bienes. En segundo lugar, la amenaza de ir a huelga de parte de la Abcam (la Asociación Brasilera de Camioneros), sindicato clave en su campaña presidencial y desencantado con este aumento, lo obligó a reaccionar y tomar cartas sobre el asunto. Tercero, la designación de un militar no es mera casualidad: las fuerzas armadas de Brasil tienen representación en el gobierno y siempre se han interesado por evitar que Petrobras (empresa ultra estratégica en términos geopolíticos y militares) sea privatizada en su totalidad (hoy en día es una empresa mixta).

¿Quiere decir esto que Bolsonaro se distancia definitivamente de Guedes? No. Bolsonaro ha logrado avanzar con varias reformas propulsadas por el Ministro de Economía, de las cuales destacan la reforma jubilatoria y derogaciones de ciertos impuestos. Sabe, además, que Guedes es la figura del gobierno en la que los mercados depositan su confianza. Sin Guedes, se vuelve más difícil el camino para atraer inversiones y lograr un impulso económico. A las pruebas me remito: luego de la salida de Castello Branco, las acciones de Petrobras cayeron significativamente, ya que los mercados tomaron la decisión como una señal de intervención estatal y contraria al rumbo económico que se espera que siga Brasil.

Quedan muchas reformas por impulsar en la agenda de Guedes. Desde una reforma laboral vinculada al empleo público, pasando por proyectos de privatizaciones, hasta una reforma tributaria. Según sus propias palabras, puede ejecutarlas en tiempo récord de ser necesario. Ahora bien, así como Bolsonaro lo necesita, Guedes necesita a Bolsonaro, porque sabe que no hay otro político brasilero, en la actualidad, que pueda respaldar su plan.

Por su parte, Bolsonaro quiere seguir contando con Guedes, y así lo siente el Ministro de Economía, quien dijo que solo dejaría el cargo si el Presidente le suelta la mano o si tuerce el rumbo económico. En este sentido, el líder tiene una difícil tarea, que es lidiar con el contexto mundial (pandemia que sigue atemorizando a muchos), con las exigencias electorales y con las diferentes partes de la coalición.

Una prueba de fuego para Jair Mesías, quien tendrá que demostrar si tiene la habilidad para lidiar con todos los actores y además contener a Guedes para que avance con las recetas liberales. El ministro, por el momento, es fiel y confía, pero sabe que él no quiere ser la figura de un modelo económico que no pregona.

Como muchos economistas, comprende que a veces son necesarias medidas con fines políticos, como la asistencia estatal, que pueden convivir temporariamente con un proyecto acorde a su visión. Ahora bien, entiende que, si esas medidas se convierten en los pilares fundamentales del gobierno, el rumbo es desolador. Por el momento, la sensación es que la dupla con Bolsonaro puede persistir, pero la historia nunca está escrita y menos la de las coaliciones políticas.

Como siempre decimos, hay que seguir de cerca lo que ocurre en Brasil. Habrá que ver si se toma el tren que se dirige a Alemania, el que se dirige a Estados Unidos o si se sube al veloz tren que va hacia Venezuela y que hace escala aquí, en Argentina.
Fuente: El Entre Ríos

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