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Las mujeres y las políticas públicas aplicadas a ellas no han logrado, a pesar del esfuerzo, transformarse en políticas de estado.

Por: Dra. María de los Ángeles Petit

La creación del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad y las distintas áreas a nivel provincial y local no han sido suficientes para impulsar cambios culturales de fondo.

Quizás no sea sólo responsabilidad del " sistema patriarcal " sino también de las propias mujeres, sobre todo de quienes ocupan cargos de decisión política.

Relegadas en el plano de toma de decisiones políticas, que no se reemplaza por la vigencia de las leyes de Paridad, son pocas, casi inexistentes, las que buscan despegarse de ese machismo que dicen combatir.

Funcionales a ser siempre segundas o acompañantes, se desdibuja lo que dicen supieron conseguir.

Si bien no comparto y ni siquiera estoy cerca de su ideología, aplaudo a quienes desde la oposición plantean candidatas mujeres a la Presidencia o a la Gobernación y en lo provincial a mujeres que emprenden campañas en soledad.

Se podría pensar que existe una gran hipocresía en cierto sector de la diligencia política femenina.

Se levanta la bandera del Ni una Menos, se trabaja por prevenir y combatir la violencia de género como políticas en sentido negativo pero no se muestra una posición igual cuando se trata de dejar hacer a los hombres en el armado de listas.

Es cierto que las mujeres aún con títulos, experiencias y trayectoria no podemos competir con un hombre que se sienta frente a un whisky y mueve el tablero como le conviene junto a otros hombres que poseen los mismos códigos de pensar a la mujer como una carga obligada.

Pero también es cierto que somos las propias mujeres las que nos relegamos a lugares de confort antes de emprender batallas que nos cuestionan y nos interpelan permanentemente.

Estamos en una situación electoral que puede significar un retroceso de lo poco conseguido en las últimas gestiones presidenciales.
La posibilidad de una fórmula sólo de hombres dentro del PJ significaría resignar un lugar que CFK consiguió.

La Ley Nacional de Paridad de Género obliga la igualdad en número de hombres y mujeres en todos los cargos efectivos, menos para la Presidencia.

Nobleza obliga, hay muchos proyectos presentados para reformar la ley pero no quorum para tratarla.

Y así, podemos retroceder en calidad institucional de participación política femenina.

Si bien retroceder no es equivalente a perder, si puede ser analogía de fracasar.

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