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Algo que pareciera que nunca terminaremos de aprender es a ser previsores al mango. Que nada bueno puede llegar a sucedernos si dejamos las cosas libradas al azar, porque no es cuestión de olvidar que la taba no cae siempre del lado de lo que, con toda justeza, se llama “suerte”.

Y que al mejor tirador de ese apreciado y a la vez curioso adminiculo óseo que cada vez está más hundido en el olvido, a pesar de contarse entre una de las más apreciadas de nuestras tradiciones, tanto por su contribución a la consolidación de nuestro ser nacional, como de haber llenado los bolsillos coimeros de algunos comisarios de campaña en otras épocas, resulta incomprensible que esté pasando a la historia.

Como antes desaparecieron los llamados “corralones” en los que se amontonaba a la peonada, y a otros que no eran ni peones, por días y días esperando la hora de votar, y que para que se quedaran tranquilos no se los contentaba con darles carne, pan y vino, sino que como siempre ha ocurrido además del pan, entendiéndolo en la forma figuradamente amplia a la que acabo de referirme; ese pan, digo, debía venir siempre acompañado del circo, y en este caso, para ser preciso de la taba, un juego que los administradores de esos corralones ponían de tanto en tanto las monedas y hasta los pesos, que eran el combustible necesario con el que alimentar la juerga corrida. Una manera de asegurar que el día del comicio, quienes saldrían de la encerrona, rigurosamente vigilados todos ellos, como en una época, según dicen, también sucedía con los trenes, lo hicieran correctamente “envalotados” y hasta a veces con el bolsillo ensobrado, lo hicieran además plenamente satisfechos por esas atenciones recibidas.

Ahora las cosas son distintas. Porque hasta se puede jugar póker on line, que le dicen. Aunque en realidad de verdad no son nada distintas, sino que todo sigue siendo igual aunque de otra forma y con otros nombres. ¿Acaso no vemos a los que antes se llamaban malevos o rufianes, ahora reciclados en narcos o soldaditos?

A los que le va mal en el caso de no ser previsores, y más que previsores permanentemente cuidadosos, como es el caso de todo el mundo. Inclusive, aunque no es de creer, el de los agentes penitenciarios. Los que no solo tienen que prever la manera de mantener contentos a esos presos importantes, demandantes de todo tipo de servicios y abundancia de celulares, todo a un precio razonable; sino que ahora tienen que prever contar con una abundante provisión de tobilleras electrónicas, de manera de contar con ellas en el caso de presos que sienten las rejas como mucho más intolerables que los presos comunes, para los que por otra parte la cárcel es también intolerable. Aunque no están en condiciones de poder contar con la posibilidad de proclamarse como presos políticos, porque ellos no son lo que se dice delincuentes de guante blanco, y por lo mismo les es difícil esperar nada de una justicia comprensiva y sobre todo complaciente. Algo que no es exactamente lo mismo que una justicia venal, aunque uno no se equivocara al pensar que son la misma cosa. Y este largo parlamento tiene una explicación, que como siempre parece llegar tarde, aunque lo hace a horario. Porque da la casualidad que a dos de los "perseguidos políticos" por su supuesta intervención en el caso de los contratos truchos en nuestra legislatura provincial, que es según dicen hasta ahora, y solo hasta ahora, el mayor escándalo de corrupción que ha vivido nuestra provincia en toda su nada simple historia, parece que no se los puede mandar a sus casas a ser cuidados por sus respectivas cónyuges, que también si hacemos de todo este embrollo un juego de palabras que no sé si entenderán, serían esposas por partida doble.

Todo porque nuestro servicio penitenciario se encuentra desprovisto de tobilleras electrónicas y no se sabe si se podrá contar con ellas antes del día de mañana; ya que de no ser así habría que esperar hasta el lunes para verlos a esos presos políticos no complacientes sino complacidos, de vuelta en su casa, doblemente esposados y con tobillera en donde la pierna izquierda se angosta.

Hay que tener en cuenta que no podía ser de otra forma, ya que la pierna en la que le colocan la tobillera, si se tiene en cuenta que los así beneficiados, en algún momento, al bajarse de la cama pisaron con el pie izquierdo. Y fue ese el momento fatal en que todo comenzó para ellos, a los que les iba resultando tan fácil y bien las cosas...
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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