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En una información que distribuyera la BBC de Londres se decía que el presidente de Bolivia, Evo Morales, había sido habilitado a buscar la reelección las veces que quisiera.

A continuación se agregaba que, pese a que la Constitución boliviana establece que una persona no puede gobernar por más de dos periodos consecutivos y que Morales perdió un referendo en 2016 con el que intentó anular esa limitación, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCPabi) se pronunció en una sentencia que levantó mucha polvareda, habilitando la posibilidad de Evo de ser nuevamente candidato, declarando inaplicables las normas constitucionales que establecían esa prohibición.

Para arribar a esa decisión ese tribunal boliviano partió de la base que entre sus potestades se encuentra no solo la de efectuar el “control de constitucionalidad” sino el “control de convencionalidad”. Y que a la vez, ejerciendo este último control debe cuidar que ninguna norma constitucional viole el contenido de otra norma de un tratado internacional, debidamente ratificado, por cuanto estos tratados, tienen una categoría “supraconstitucional” una vez que se ha cumplido con ese trámite.

A la vez la Convención Americana sobre Derechos humanos, oportunamente ratificada por el estado boliviano establece en una de sus disposiciones que el derecho a ser elegido que tienen los ciudadanos bolivianos, en ese caso, admite como únicas restricciones las fundadas en la edad, nacionalidad, residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental o condena por juez competente.

Por su parte la enumeración de esas limitaciones las hace “exclusivas”, lo que lleva a que las mismas sean “taxativas”, de donde se trata de un “numerus clausus”, o sea un “número cerrado”. Y al no estar incluida en ese número a la “veda de reelección” la norma constitucional viene a caer, atento a lo que establece el tratado.

Se debe tener en cuenta además que Evo Morales lleva tres mandatos al frente de Bolivia. El primero bajo el antiguo régimen constitucional que estuvo vigente en ese país hasta 2009 y los siguientes dos con la Constitución que su gobierno promovió y promulgó. También que precisamente alegando ese cambio de Constitución, Morales logró que su primer periodo no fuera contabilizado a la hora de buscar la reelección para su tercer mandato en 2014.

De donde si Evo Morales Fuera reelecto, en 2019 alcanzará 19 años al frente de Bolivia. Sin perjuicio, el mandatario había asegurado que si perdía en las urnas, en la consulta popular a la que había convocado precisamente con el objeto de que se habilitara su reelección fuera derrotada, no insistiría en el tema.

No es necesario aclarar que Sergio Urribarri no es Evo Morales, y ni siquiera pariente suyo, pero en el presente caso nos encontramos ante situaciones prácticamente idénticas, que tienen que ver con el intento de ponerles un freno.

La Constitución Provincial sancionada en 2008,contiene dos artículos en los que trata el tema. El primero de ellos es el artículo 161, el que señala que “el gobernador y el vicegobernador podrán ser reelectos o sucederse recíprocamente solamente por un período en forma consecutiva o alternada.” Mientras que el artículo 289 -se trata de una cláusula transitoria, por cuanto su finalidad fue la de aplicarla una sola vez, a los funcionarios comprendidos- en el que determina que “la disposición del artículo 161 será de aplicación inmediata, no se computarán a los fines del citado dispositivo los mandatos cumplidos. Se considerará al actual período de gobierno como primero a los fines de la reelección”.

O sea que de esa forma se estableció un impedimento para que desde la gobernación de Urribarri en adelante, nadie pudiera aspirar a un tercer mandato. Una limitación sana con la cual –con suerte esquiva, como vemos- se pretende que nuestros gobernantes no se transformen en monarcas vitalicios.

Es así que, tanto en el caso de Evo como de Sergio, parece que al jurar las respectivas constituciones, lo hubieran hecho con “reservas mentales”, circunstancia que resulta problemática para tranquilizar sus conciencias, pero no impide la existencia de la norma y su claridad.
De donde, de allí en más, estamos frente a bizantinas y artificiosas argumentaciones de leguleyos, con la que pretenden encubrir un comportamiento rayano al perjurio, paro totalmente inconsistente en el caso de no contar con una “justicia amiga”, como ocurrió en Bolivia y que esperemos no sea nuestro caso.

Es que quienes deben decidir al respecto, al menos en el orden provincial, de hacerlo tendrán por comenzar por borrar con el codo lo que escribieron con la mano. Lo advirtió el medio Análisis cuando señaló que en nuestra provincia existía un precedente del Superior Tribunal de Justicia, que se había pronunciado acerca de la validez de las normas constitucionales referidas, en el caso de un planteo de este tipo, que efectuara un grupo de intendentes municipales, a los que esas normas les impedía su reelección.

De cualquier manera en el escenario político provincial existen síntomas de que el “proyecto Sergio” buscando sentarse sobre los hombros de Evo, no tiene muchas posibilidades de andamiento.

En primer lugar, porque contamos con un gobernador respetado por los entrerrianos de todos los colores, que ha sabido tapar grietas y poner orden, méritos que por sí solos, sin contar otros ingredientes de su prolija gestión, servirían de argumentos suficientes para que aspirara a su reelección.

Por lo demás, todo lleva a suponer, al escuchar ruidos subterráneos, que en muchos casos, que en la carrera por iniciarse podría llegar a verse dentro de los fragmentos del justicialismo actual – en lo que se debería considerar una muestra de que se están reproduciendo, como decía “el General- existen muchas ambiciones escondidas.

Sin contar los casos de quienes, teniendo en cuenta la volatilidad de la situación – en todos los órdenes y no solo dentro del ámbito del justicialismo- prefieren “patear” la pelota para afuera como es el caso del importante dirigente kirchnerista Barreto quien, ante el anuncio urribarrista, ha expresado que “estos no son todavía, tiempos de candidaturas”.

De cualquier manera hay que estar atentos a una decisión cual es si los diputados provinciales decidirán mantenerlo como Presidente de la Cámara.

¿“Le perdonarán la vida? Algo que no es necesariamente, un seguro para que Sergio Urribarri “vuelva a creer”…

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