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El estadio
El estadio "único" de Santiago del Estero
El estadio
La construcción del Estadio Único santiagueño

Cuántos pobres hay en la Argentina sigue siendo una incógnita, si se tiene en cuenta que existen varios índices –hablamos de los veraces- confeccionados en función de metodologías diferentes. Y esa situación se repite, con mayor razón, en el caso de que se intente hacer un desagregado por provincia. Es así que en lo único que se puede estar de acuerdo es que en todos los casos los índices de pobreza indican qué porcentaje de personas vive en hogares donde los ingresos no alcanzan para cubrir una canasta básica.

A su vez y partiendo del presupuesto que esas tasas sirven al menos para indicar tendencias, se puede conjeturar válidamente que Chaco, Santiago del Estero y Jujuy pelean por el primer lugar en ese trágico ranking, tratando de que su población no se dispare en un número superior a la mitad por encima de la línea de pobreza.

Y si nos ocupamos del tema, y ponemos una atención especial a las penurias santiagueñas no es porque una extraña predilección al respecto se nos haya despertado de una manera súbita –aunque sabemos de sus cuitas y también de sus varias veces centenarios pergaminos- sino por haber quedados no sabemos si más azorados que conmocionados o la homónima con la noticia de la construcción de un estadio de futbol – es “Estadio Único”, algo que no caben dudas de que sea cierto- con el objeto de que allí se juegue un “único” partido de los dieciocho que en la disputa de la Copa América le han tocado en el reparto. Una obra que según lo que se estima costará 1500 millones de pesos.

Se dice que con eso el matrimonio gobernante en esa provincia, habiendo aprendido el juego del enroque -ahora le ha tocado al marido quedarse en casa cuidando lo que es de ambos, mientras la esposa ya senadora nacional ha visto incrementado su rango con la designación de vicepresidenta primera del cuerpo que integra ha dicho - “la provincia se ha hecho valer”, y que para lograrlo ha contado inclusive con los buenos oficios de nuestro presidente.

No es que iniciativas de este tipo no tengan precedentes, que vienen en la mayoría de los casos, por no decir en todos, del ingenio escaso o al menos mal aplicado de muchos de nuestros gobernadores, al momento de asignar recursos escasísimos, complementado con onerosos endeudamientos, apartándose de lo que es su responsabilidad principal, cual es hacerlo respetando cuidadosamente un sensato orden de prioridades.

Es que cosas como esas sucedan en esa provincia no debería extrañarnos, gobernada como ha estado a lo largo de los tiempos -con honrosas excepciones- como si fuera un feudo, con la rara peculiaridad que si feudal es el gobierno, por lo que se ve una mayoría de la población parecieran no haber mejorado mucho en el trato que reciben, a los que soportaban los siervos en la antigua sociedad feudal.

Hemos preguntado al principio de una manera implícita, acerca de cómo llegar a saber lo que nos pasa, al encontrarnos con una frecuencia que asusta con este tipo de cosas. La explicación de lo que ocurre, que se traduce en nuestra situación que cada vez más parece llegar a convertirse en endémica, es muy simple, si nos atrevemos a expresarla de una manera apenas exagerada, cual es que lo que no se roba se lo malgasta. Aunque más no sea en no precisamente pequeñas cantidades.

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