Atención

Esta imágen puede herir
su sensibilidad

Ver foto

Compartir imagen

Agrandar imagen
Se lo perciba o no, eso es lo que ocurrió el sábado pasado, con la campaña referida a la primera etapa de las “elecciones desdobladas” del año próximo. Un período de tiempo en cuyo transcurso, según lo ha destacado nuestro columnista Adrián Pino en su última entrega semanal, en nuestra provincia se llevarán a cabo cinco actos comiciales.

La ley es la ley y aplicarla es una atribución del gobernador, pero de cualquier manera no son los tiempos actuales -al menos es así lo que parece- de esos en los que la cantidad de plata que anda dando vueltas es tanta, que no se ve mal el estar tirándola al techo como si fuera manteca.

Un ejercicio de gimnasia electoral, en suma, que no podemos considerar encomiable. Y que solo tiene su explicación en la pretensión que justicialistas y kirchneristas -¿son o no “astillas del mismo palo”?- vayan juntos en las próximas elecciones locales y después, pase lo que pase en las generales en el orden nacional. Es que allí sí pueden producirse no ya elecciones separadas, sino además que se origine “el desdoble” de las listas de candidatos, que los mostraría esta vez no ya separados pero juntos, sino siempre juntos, por esta vez separados.

Es entonces explicable que el gobernador Bordet haya concurrido acompañado de la casi totalidad de su plana mayor, y una comitiva todavía más agrandada, al tradicional acto de bendición de las aguas con los que en Colón se inaugura la temporada balnearia, algo que teniendo en cuenta cambios culturales y climáticos, se ha convertido lamentablemente en un hecho anacrónico.

Un lanzamiento de candidaturas tácito que en realidad fue doble, ya que a la campaña con la que el actual gobernador busca su reelección, se sumó la reafirmación de la de Miriam Lambert a presidente municipal, a quien se la vio formalmente oficiando en su calidad de diputada provincial y primera dama comunal y por qué no de candidata, en la ceremonia.

Una mención que nos lleva a referirnos a una versión que, según se afirma, por razones de estrategia política se trata de mantener acallada, pero es una posibilidad: que el actual intendente sea el compañero de fórmula de Gustavo Bordet en su nueva postulación.

Versión esforzadamente contenida, que se viene hasta cierto punto confirmando, con el anuncio del pavimentado de Avenida Ferrari de Colón en toda su longitud, desde el río hasta la ruta 135. Se trata de una arteria en la que acertadamente ha trabajado la actual administración municipal, con el objeto de convertirla en una alternativa más de ingreso y salida a la planta urbana de la ciudad, en una zona en la que es palpable su crecimiento edilicio, y que de esa manera quedaría más integrada con una planta urbana en constante expansión. Y lo mejor sin que a la municipalidad local esos trabajos le salieran ni un solo peso, en lo que es un gesto para valorar.

La visita de un gobernador en campaña de reelección, se ve en principio confirmada con la inauguración largamente demorada de la ruta que vincula Liebig con la 26, una obra que viene de maravillas a uno de los municipios y a la municipalidad -que son dos cosas distintas aunque, con cada vez mayores bríos, se redoblan los esfuerzos para presentarlas confundidas en una- de San José, a la que no podemos menos que referirnos, sin salirnos del tema de este comentario.

Porque es indudable que el hecho que el senador departamental, Pablo Canali, hablara en un acto similar al de Colón, en este caso en el hermoso Balneario San José, es una demostración cabal de su intención de postularse nuevamente como candidato a intendente de esa ciudad; máxime si se tiene en cuenta, que a estar al contenido de la gacetilla informativa de esa municipalidad, fue Canali quien hablara mientras la señora intendente se limitaba a escuchar.

Una alocución senatorial que tuvo un interrogante punzante acerca del por qué la ausencia del gobernador al acto, “estando tan cerca como está”. Aunque no se aclara si el senador o la intendente Monjo le cursaron formalmente invitación, todo lleva a pensar que entre gobernador y senador existe sino un cortocircuito, al menos algún fraterno chisporroteo, que significa que la convergencia entre el vecinalismo sanjosesino y el justicialismo, en este caso el urribarrista, se acabó.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

Enviá tu comentario