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El reciente reporte que elaboró el diputado provincial José Antonio “Pepo” Artusi (Cambiemos) pone sobre la mesa las cifras oficiales que evidencian una drástica caída de la inversión pública provincial en obras. Las cifras que difunde el propio Gobierno de Entre Ríos dejan al desnudo una peculiar forma de administrar los recursos que tiene el Gobernador Bordet: cumplir con el gasto corriente (pagar los sueldos, los alquileres, los servicios como la energía) y descapitalizar a la provincia por medio de una drástica caída de inversión en capital.
Menos obras menos máquinas
El detalle que arroja la comparación que elaboró el diputado Artusi dan cuenta de un ritmo sostenido de caída de la inversión pública provincial. La comparación entre el año 2015 y 2019 muestran un ritmo decreciente de la incidencia de los gastos de capital en los gastos totales de la gestión Bordet.

Otras provincias, en cambio, mantuvieron el gasto público con recursos propios al punto que la provincia de San Juan por ejemplo, destinó un 27,3% para estos rubros, contra un limitado gasto de 4,8 para Entre Ríos. Es decir, más de 5 veces que lo que destinó el Gobierno de Bordet en 2018, según se desprende del reporte del Instituto Argentino de Análisis Fiscal.

Al momento de comparar a Entre Ríos con su propio gasto en años anteriores, la ecuación arroja los mismos resultados: fuerte caída de la inversión pública provincial en maquinaria, equipamiento, construcciones y obra pública. Mientras en 2018, el Gobierno de Entre Ríos invirtió más de 712 millones de pesos, para este año el total presupuestado es de 636 millones; es decir, más de 80 millones de pesos menos en inversión pública, sin contar el impacto que tiene la inflación sobre las cifras que haría retroceder el gasto para obras a menos del 65% respecto a 2018.

Y el primer trimestre de este año representa apenas una tercera parte de lo que Entre Ríos invirtió en el mismo período del año 2015.
Palos en la rueda
Pero las obras vienen tan lentas en Entre Ríos que a la caída del monto destinado para trabajos públicos se le suma la subejecución de esos fondos. Eso implica que, a pesar de figurar en el Presupuesto, el Gobierno de Bordet gasta mucho menos de lo que anuncia que gastará para el rubro. Si se mantiene este ritmo de escasa inversión, es probable que el año termine gastando apenas el 20% de lo que figura en el Presupuesto. Y esta cuenta que puede parecer un ahorro si se mira con ojos de economía familiar, no es otra cosa que menos viviendas para los entrerrianos, menos tendidos de agua y cloaca, menos calles pavimentadas, menos rutas reparadas, menos inversión en caminos vecinales. En síntesis, peores condiciones de vida para los entrerrianos.

Esta política de pseudo austeridad no sólo afecta a la Provincia por la falta de obras sino que frena drásticamente la reactivación de la economía. En tiempos de crisis y procesos recesivos como los que atravesamos, la inversión en obra pública impulsa un círculo virtuoso en el que se demanda materiales al sector privado, servicios a las empresas, firmas que deben contratar personal, salarios a todos esos trabajadores que vuelcan sus ingresos en el consumo de los comercios entrerrianos. Mientras la lógica keynesiana apuesta por este círculo virtuoso, Bordet se ocupa de poner palos a esta rueda en vez de ser su principal impulsor.
Un agujero negro de miles de millones
La comparación del gasto público que elaboró el diputado Artusi (Cambiemos) también da cuenta de una caída estrepitosa en el rubro construcciones: para este ítem, el Gobierno de Bordet invertirá 1500 millones menos que en 2018, sin contar que la inflación se queda con un 40% de ese total. Podría decirse que Entre Ríos construirá muchas menos obras este año que el año pasado. Y aún menos que en 2017. Y menos aún que en 2016. Porque la involución de inversión pública es una constante, en una provincia que está ávida de inversión estatal para mejorar las condiciones de vida de los entrerrianos y apuntalar la inversión privada con obras de infraestructura.
¿Pero adonde va a parar todo este dinero que deja de invertirse en obras? Al agujero negro de la caja estatal que ha incrementado los gastos corrientes de 90 a 96% del total de gastos del Gobierno de Entre Ríos. Esta suba del gasto evidencia otro de los mitos que intenta crear Bordet: una administración más austera y eficiente. Nada de eso ocurre en la realidad. El aumento del gasto corriente en varios miles de millones de pesos da cuenta de haber agrandado la estructura estatal, del pago de favores políticos, de una planta de funcionarios sobredimensionada, de la complicidad para no tocar la fuente de recursos millonaria que representa el gasto de la Legislatura entrerriana, de autos de alta gama para cada dependencia, lejos de las obras básicas de agua, gas, cloacas y rutas que piden los entrerrianos. Estas cifras muestran el lado “B” del actual gobierno de Gustavo Bordet, que proclama austeridad por medio de las campañas oficiales, que recorta la inversión pública mientras sostiene los privilegios de unos pocos.

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Fuente: El Entre Ríos Edición Impresa

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