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“¿Planeta o plástico?, Ocho millones de toneladas de plástico terminan en el mar cada año. Y eso es solo la punta del iceberg”. Tapa del National Geographic con ilustración de Jorge Gamboa.

El 17 de mayo fue el Día Mundial del Reciclaje, algo que para muchos puede haber pasado desapercibido. Sin embargo, la necesidad de aumentar la tasa de reciclaje en todo el planeta es ya no más una necesidad sino una urgencia. ¿Habrá Tierra en 2050 si no se impone el reciclaje?

Es una constante que a través del arte se busque denunciar una problemática social o generar conciencia sobre ella. Desde la tapa de la prestigiosa revista National Geographic a la obra artística montada en la plaza aledaña del Teatro Colón en la Ciudad de Buenos Aires consistente en un laberinto creado con 150.000 botellas de plástico, los artistas buscan formas de hacernos entender que no podemos seguir contaminando de esta forma.

Para mejorar las tasas de reciclaje no se trata sólo de la buena voluntad de los ciudadanos en sus casas. Sí, esto ayuda y un montón, y establece los cimientos para que el día de mañana el hábito de reciclar sea lo normal, pero si no viene acompañada de una política gubernamental es muy probable que todo este trabajo en casa se pierda.

¿Por qué? Porque si uno se encarga de separar la basura pero cuando la recogen y la llevan a un centro de disposición la vuelven a juntar, todo lo que hemos hecho se perdió. Del mismo modo, si no se exige al sector productivo que cumpla con determinados niveles de reciclaje se pierde lo realizado por la sociedad en sus hogares a mano de la industria y viceversa.

Es entonces que se necesitan las dos cosas. Mejor dicho tres: conciencia, hábitos en casa y una política gubernamental de tratado de residuos clara.

En lo que conocimiento, para empezar, es importante que sepamos que hay diferentes tipos de plásticos y que según estos puede que sean más o menos fáciles de reciclar. Por ejemplo el llamado PET (Tereftalato de polietileno) es muy sencillo de renovarlo y es el que solemos encontrar en botellas de bebidas, tarros de comida, fibras de ropa (sí la ropa también tiene plástico) y de alfombras, entre otros. Ahora si no limpiamos este plástico y lo tiramos en una bolsa separada para reciclar por más que en esencia sea fácil de recuperar termina como basura.

En cambio, en la otra vereda, se encuentra el PVC (Policloruro de vinilo), que es muy difícil de disponer. Se trata del plástico que vemos en tarjetas de créditos, tuberías, revestimiento de plástico, marcos de puertas y ventanas y piel sintética.

El conocimiento es poder dice el dicho y sí en materia de reciclar hay que conocer para saber qué cosas pueden ser recuperadas y no necesariamente convertidas en basura.

Se habla mucho del plástico por los años que le lleva desintegrarse. Entonces se termina acumulando como desechos, que en muchas ocasiones terminan en el mar (de hecho, existe una zona del océano pacífico que por la cantidad de basura que posee flotando se lo conoce como “el séptimo continente”).

No es sólo plástico, sino que son muchos más los materiales que se convierten en deshechos y por tanto en contaminación. Lo importante es conocer a cada uno y saber que el reciclaje no es sólo volver a usar algo, sino que también consiste en reducir nuestro consumo y reutilizar muchas veces estos materiales. Una botella de vidrio por ejemplo puede tener múltiples reúsos.

Reducir la contaminación se vuelve cada día más en una urgencia. El reciclaje es clave para lograrlo. Los residuos urbanos deben reducirse. Y para ello los ciudadanos somos unos de los jugadores, además del gobierno y las industrias. El reciclaje tiene un día pero es todo el año. En definitiva de él depende el futuro de todos nosotros. ¿O no?
Fuente: El Entre Ríos

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