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Se ha escuchado señalar en estos días que el plástico es bueno para el medio ambiente porque los productos que le compiten, incluidos los empaques de papel y los textiles a base de fibra, son peores.

Eso sería así desde el punto de vista de la sostenibilidad, ya que los envases de plástico superan a las alternativas, dado que la fabricación del material requiere menos energía que la de otros productos utilizables con la misma finalidad.

Algo que quedaría comprobado con el hecho de que las alternativas generan cinco veces más desechos y usan más agua. De donde, dicho en pocas palabras, los plásticos proporcionan un beneficio neto a la sociedad y al medio ambiente.

La apología del plástico que acabamos de resumir fue formulada días pasados por un alto directivo de Exxon Mobil Corp, en una presentación de fabricantes del producto. Consideraciones ellas que, como se ha destacado con razón, contrastan marcadamente con las ciudades, los gobiernos y las empresas que están tomando medidas contra los plásticos de un solo uso, como bolsas, popotes y tazas de café, debido a su impacto en el medio ambiente.

Es que se apunta, en sustento de esta última postura, que el total de desperdicios plásticos en los océanos suba a más del doble para 2030, de no haber un cambio de políticas sobre el tema.

Dado lo cual, para que argumentos como los señalados para contar con su indispensable sustento, exigen que quienes los formulan pongan primero -si ya no lo están haciendo- a investigadores de su grupo a obtener un plástico que sea a la vez reciclable y biodegradable; y después que obtengan éxito en el intento.

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