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Para algunos, WikiLeaks es un fenómeno que transcurrió hace ya mucho tiempo. Mejor dicho, que parece un affaire de otra época. Para otros, en cambio, es un fenómeno reciente, vital para comprender muchos de los conflictos, movimientos políticos y polémicas de la actualidad. A pesar de las distintas percepciones que hay en torno a la historia de este sitio que puso en jaque la reputación de muchos políticos y servicios de inteligencia, es indudable que WikiLeaks es y ha sido el hecho maldito de los secretos de estado, de los servicios de inteligencia y de los ilusionistas que creen que es posible esconder cosas en la maquinaria de Internet.

No es alocado pensar que Julian Assange, el creador de esta organización, alteró el concepto de información o el concepto de privacidad de las personas. Al menos les permitió a muchos abrir los ojos. Si ni los mismos gobiernos pueden escudarse en sus burócratas, sus servicios de inteligencia o sus softwares mega seguros, ¿quién podrá creer que la protección de su información no es vulnerable?

¿Cuál era el rol de WikiLeaks? ¿Por qué vuelve a la escena el temido Julian Assange? ¿Qué le ofrecen a cambio de que no vaya a prisión? ¿Por qué sirve seguir este tema?

Difícil hacer un breve repaso de todo lo que divulgó WikiLeaks. A partir del año 2007, Assange comenzó a divulgar información confidencial a través de su sitio y/o a través de otros medios ansiosos por lanzar la primicia sobre los archivos que habían sido obtenidos por el hacker australiano. ¿Qué información se conoció mediante WikiLeaks? Crímenes de guerra, detalles sobre el modus operandi de diferentes fuerzas armadas o de diferentes secretarías gubernamentales, irregularidades en el accionar de diferentes gobiernos o funcionarios de alto rango, conversaciones entre embajadas y gobiernos donde se discutían temas verdaderamente polémicos (negociaciones con terroristas, acuerdos desconocidos, etc.) y detalles sobre grandes negociados entre corporaciones y gobiernos para tener acceso a la información de los ciudadanos.

¿Cómo conseguía esta información Assange? Tal vez cuenta o contaba con herramientas que aún hoy no conocemos. Lo que sí se sabe es que hubo informantes, que trabajaban en agencias de inteligencia estadounidenses, que le hicieron llegar la información. Esos fueron los casos de Edward Snowden, -que trabajaba en la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y en la Agencia de Seguridad Nacional (NSA)- o el de Chelsea Manning, que trabajaba en el sector de inteligencia del Ejército Estadounidense. Ellos no corrieron la misma suerte: Snowden está prófugo, refugiado en Rusia, y Manning estuvo presa hasta este año. Fue liberada luego de que intentara suicidarse.

¿Qué ocurrió con Assange? Muchas cosas. En primer lugar, se convirtió en una figura amada y odiada por el público. El héroe que expuso al sistema. El irresponsable que cree que no hay secretos de estado o políticas de seguridad que deban estar encubiertas. Famoso sin dudas. “Hombre del año 2010”, según la revista Time. La Secretaría de Estados Unidos pidió su captura desde ese mismo año, en el que reveló muchos documentos diplomáticos confidenciales de dicho país. Si bien se había establecido en Suecia al momento de saltar a la fama porque que este país cuenta con protección legal para los informantes, allí también fue perseguido, pero por delitos de abusos sexuales. Fue detenido en Londres, donde lo liberaron bajo fianza y donde se refugió por más de 7 años, a partir del 2012, en la Embajada de Ecuador en dicha ciudad. Ya sin la denuncia por parte de la justicia sueca y con la llegada a la presidencia ecuatoriana por parte de Lenin Moreno, en 2019, dejó de recibir asilo político.

¿Qué ocurre desde entonces? La justicia británica lo encarceló por haber incumplido con los términos de libertad condicional a lo largo de la década. Preso, corre el riesgo de ser extraditado a los Estados Unidos, donde cuentan con múltiples herramientas para condenarlo de por vida o para aplicarle la pena de muerte.

En esta historia aparece Donald Trump. El actual presidente de los Estados Unidos se encuentra en una situación peculiar y a la vez incómoda. Por un lado, perdió las elecciones, lo cual fue ratificado por los electores del Colegio Electoral y por el rechazo de la Corte Suprema a los reclamos estaduales sobre los casos de fraude de los que tanto se habló. Aun así, él se mantiene firme y asegura que logrará revertir la situación. Es evidente que es reacio a la derrota y que le cuesta demasiado abandonar el Salón Oval. Ahora bien, depende de cada uno pensar que Trump realmente busca deslegitimar el fraude o que simplemente busca mecanismos alternativos para seguir presidiendo durante otros cuatro años.

Así como continúa avanzando en negociaciones de política internacional para equilibrar las relaciones internacionales en el Magreb y el Medio Oriente (logrando un mutuo reconocimiento entre Marruecos e Israel), decidió hacer uso de otra jugada para continuar deslegitimando a sus adversarios políticos: le volvió a ofrecer el indulto a Assange a cambio de que revelase quién había obtenido los 20.000 correos de la Convención Nacional del Partido Demócrata en 2016, publicados en WikiLeaks, que supuestamente muestran cómo se favoreció arbitrariamente a Hillary Clinton para posicionarse como candidata por sobre otros en la interna.

Es preciso recordar que Hillary Clinton estuvo en la mira de muchos por haber operado, mientras era funcionaria del gobierno de Barack Obama, con un mail personal (y no el oficial o el que otorga el Poder Ejecutivo a los funcionarios de turno). Evitar controles, registros y exponerse a hackeos fueron algunos de los motivos de crítica. De todas maneras, esta jugada de Trump es mucho más compleja ¿Qué podría estar buscando? Reavivar diferencias en el partido opositor, tratar de ilegitimar a los que trabajaron en el gobierno de Obama (Biden fue uno de ellos), destapar los errores groseros cometidos por el establishment (al que dice haber combatido), limpiar su nombre y las acusaciones acerca de su campaña anterior, donde algunos dicen que recibió asistencia de la inteligencia rusa. La última motivación puede ser, por qué no, liberar al Kraken: indultar al monstruo que conserva información de la gestión demócrata y que, sin persecuciones detrás de él, saque todo a la luz. Difícil corroborar esto, sabiendo que un personaje como Assange es siempre un arma de doble filo.

¿Cómo sigue esto? Todo dependerá de lo que quiera hacer el Maradona de los hackers. Él y su abogada. Evidentemente sigue siendo una amenaza, un actor relevante. Más allá de todo, de su cansancio, del deterioro que sufrió, su cabeza, su boca y su capacidad para llenar las redes de información tienen un precio.
Fuente: El Entre Ríos

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