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Juan Alberto Puiggari, Arzobispo de Paraná, accedió a hablar con El Diario sobre tres ejes definidos: mensaje pastoral; análisis social y abordaje a los problemas legales que tienen muchos sacerdotes a partir de los casos de pedofilia.

Durante el reportaje, "se mostró abierto y dispuesto a describir lo que fue un año duro de su gestión pastoral, envuelto en más y nuevos casos en la provincia, incluso con el de las monjas de Nogoyá", cuenta el periodista Gustavo Sánchez Romero.
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Para el prelado, se trató de un año de transición, "atravesado por la esperanza de todo de que finalmente se produzca el rebote en lo económico".

El arzobispo de Paraná dice que "lamentablemente le reconforta que hayan aparecido estadísticas", porque que los argentinos "tenemos un puñal muy profundo porque aceptar que cada tres niños uno es pobre en la Argentina, o que hay un 32 % de pobreza en el país es algo que duele mucho y nos compromete a todos".

"Nuestro pueblo ha tenido muchas manifestaciones de madurez. No ha entrado en la confrontación, ha sufrido con esa capacidad de nuestro pueblo de aguantar, por eso el deseo ardiente que para los pobres el año que viene sea mucho mejor", asegura.

-Institucionalmente; ¿Ha significado algo el recambio institucional en el esquema de vínculo Iglesia-Estado?

-Sí, claramente sí. Lo diría de este modo: por mayor capacidad de diálogo, sobre todo los que están trabajando en el área de pastoral social, como Cáritas. Han tenido puertas más abiertas para transmitir cuestiones. La Iglesia quiere colaborar, no quiere otra cosa, no quiere gobernar o cogobernar.

- ¿Lo ven como un paso adelante, como un alivio?

-No sé, nosotros estamos convencidos que todas las instituciones tienen que sumar para trabajar por el bien común. En el orden provincial, que es un tema concreto, tanto en la gobernación que es de un signo político como en la municipalidad que es de otro orden político hubo más facilidad de diálogo. Hubo un cambio cualitativo en eso. Y se ha notado mucho en los actos patrios que nos porque en un momento parecía que estaba por encima la Patria y recién después los partidos, que es como debe ser?

-Cómo decía Perón? Van a decir que Bergoglio y Puiggari son peronistas.

-(Risas). No? eran actos patriotas donde estaban todos los signos representados.

-¿Usted se siente más cómodo en ese lugar?

-Siempre es más fácil moverse en lo institucional. En el caso de la iglesia no es una cuestión de adhesión a la política. Es lógica la opción política del ciudadano. Nosotros como iglesia no hacemos una opción. Nosotros comprendemos y convivimos con esta realidad. No iremos al ministro de Economía y decirle qué hacer. Pero si en aquellos lugares como los barrios marginales de la ciudad donde hay mucho sufrimiento y muchos problemas.

-Habla de estadísticas pero ya el Observatorio de la Deuda Social manejaba estos números y eran fustigados, por lo que a Ud. no le cambió mucho el Indec. . .

-Puede ser, quizá confirmó lo que sabíamos, porque siempre nos cuestionaban mucho cuando se conocían esos datos de la UCA. A mí me alegra mucho que una institución de la Iglesia haya hecho un trabajo tan serio. Lamentablemente se confirma esta dirección. Hubiera deseado que la realidad no fuera así, pero es muy dura. Me duele mucho. Yo veo tres chicos en la calle y pienso que uno es pobres.

-¿ Y cómo es su relación con el gobernador?

-Buena. No nos hemos visto muchas veces pero siempre ah sido correcta. Algunas veces le hemos pedido los tres obispos de Entre Ríos una audiencia conjunta para tratar estos temas que nos ocupan y él siempre respondió.

-¿En algún momento se preocupó algún problema social en diciembre?

-He estado preguntando mucho a los sacerdotes y gente que trabaja en los barrios y había preocupación por la recesión y la economía que no arranca, pero ven a la gente tranquila. Creo que nuestro pueblo ha madurado mucho. No quiere violencia. El pueblo está tranquilo.

Pedofilia


-¿Se asusta cuando se levanta y tiene los diarios sobre la mesa por si habrá o no algún titular sobre un sacerdote?

-No diría temor, pero lamentablemente, nunca lo he negado, estamos en momento de mucha dificultad. Pero en estos casos uno tiene la opción de paralizarte o reponerse con más fuerza.

Entonces, creo que así como tenemos estos grandes dolores por los escándalos que hubo en Paraná, y que ahora se están extendiendo a otros lugares, tenemos la obligación de superarlo. Lamentablemente hay abusos por todos lados, incluso hay estadísticas terribles. Pero cuando es un abuso de un sacerdote es un puñal que se nos clava muy profundo.

-¿Existió una matriz en la iglesia entrerriana con desidia, falta de controles, ocultamientos en un determinado momento que generó todos estos casos?

- Evidentemente existió una época en que algo había. Fíjese que son de 15 o 20 años los casos que van apareciendo, son todos de la misma época, independientemente de los nuevos. Yo no me lo explico mucho.

¿Qué fue? Quizá la vida sacerdotal era más religiosa, más cuidadosa y en algún momento algo se fue abriendo y allí algunos se abrieron demasiado y apareció un desorden. Algunos dicen que esto es por la falta de celibato. Y no es así, si no habría que casarse para no ser corrupto.

También lamentablemente dentro de la familia pasan estas cosas. Hay inmadurez en algunos casos y en otros abiertamente perversidades individuales. Antes éramos más ingenuos. Yo no creía que pasaban estas cosas, y la sociedad no hablaba de ello. Ahora hubo una explosión.

Santa Fe con el Caso Storni salta el primer caso. Pero había subterfugio algo que generaba tendencia. . .

Insisto en que hay una inmadurez afectiva sexual o una perversidad profunda.

-¿No hace autocritica de la Iglesia en este caso?

-Sí, pero no sólo de la Iglesia, sino también de toda la sociedad. A mí me duele que pase en la Iglesia.

-¿Qué cree que no hizo la Iglesia para evitar estos casos?

-Creo, sinceramente, que en un momento no éramos conscientes que había tantos casos. Esto se desata al final de Juan Pablo II y Benedicto. Fue Benedicto que impuso estas normas tan duras llamadas Delictas Graviora (delitos gravísimos) que le pide a la Iglesia que haga una autodepuración. En ese sentido la Iglesia acepta estos casos y busca identificarlos.

-¿Esto es a partir de los casos de Estados Unidos y México?

-Sí, claro. Ahí fue cuando estalló. Yo nunca creí que hubiera entre nosotros estos casos, y hasta que no aparecieron los primeros me costaba creerlos. Después ya uno no puede negarlos, objetivos.

-¿Considera que los casos son reales?

-Algunos sí, otros no. Lo que ha pasado en el mundo, hubo casos condenados, otros absueltos y otros aún esperan definición.

Protocolo


-Han estado muy expuestos y se han visto debilitados. ¿La Iglesia debió actuar de otra manera, reaccionaron tarde?

-La verdad es que no sabíamos bien cómo reaccionar. Ahora hay un protocolo muy claro de la Santa Sede que nos facilita. Sé lo que tengo que hacer ni bien me entero, y es lo que he aplicado en los casos del padre Marcelino (Moya) y el padre Juan Pablo (Escobar Gavíria).

-¿Hubo ocultamientos?

-En estos últimos dos casos, no. Que alguien me lo diga. Creo que no.

-Se ha dicho que se ha mentido desde la iglesia.

-A mí como obispo me ha tocado recibir una herencia que es el caso Illarraz. Pero en los últimos casos donde me ha tocado actuar puedo brindar la certeza, y que los fiscales me lo desmientan si no es así, que no se ha mentido en nada. Se ha colaborado con la justicia y no se ha tapado nada.

-¿Y en el caso Illarraz?

-Ahí creo que se aplicó las costumbres de otra época y otra ley. Si te preguntara a vos sobre casos de este tipo. En ese momento las leyes de la iglesia eran distintas, y las cambia Benedicto.

El Código Canónico es nuestra Constitución y Benedicto la modifica y toma medidas muy drásticas. Que hasta la Santa Sede concentra los juicios. Tanto es así que cuando sucede un caso debo mandarlo a Roma y desde allí se monitorea mi accionar.

-Este protocolo que está usando cuando usted entera, ¿pero antes que el caso estalle, están trabajando con psicólogos, profesionales?

- Estamos trabajando bien. Ahora, a los seminaristas, desde hace unos años, se les realiza un psicodiagnóstico. Hemos empezados a instrumentalizar algo que el año que viene tendrá mucha fuerza y que se llama "ambientes seguros", que es un protocolo que lo ha hecho Estados Unidos, que es una gran campaña en colegios, parroquias y aquellos lugares donde hay menores.

Es difícil reconocer a un pedófilo y hay toda una primera parte teórica donde se busca advertir sobre los perfiles de las personas pedófilas y después pone normas muy estrictas que hay que vivir en un colegio. Por ejemplo, no se puede estar con un menor con puertas cerradas, tienen que estar vidriadas. Esto ya está pero vamos a aplicarlo con fuerza en 2017 en todos los ámbitos. Donde también se le pautan normas a curas y catequistas.

-¿Confía en el patrón de formación de un seminarista hoy o cree que debe ser ajustado?

-Hace 15 días salieron unas nuevas normas para formación de seminaristas. Por ahora recibí un mail, ya llegará un documento. Aún no las leí. Pero yo creo que no es lo mismo la formación hace 40 años que hoy día. Cómo interviene la formación la tecnología.

Todo cambia absolutamente. Nos pasa con los seminaristas y con nuestros chicos. La formación debe ser revisada todo el tiempo.

Antes se hablaba de generaciones de 15 años. Hoy cambian cada cinco años. La Iglesia está muy preocupada. Estamos pensando en hacer simposium de mucho nivel para la sociedad previniendo que no suceda más y conteniendo a las víctimas.

Procesos


-¿Considera justo la imputación de falso testimonio para el padre Mario Gervasoni?

-No encuentro mucho fundamento, realmente. Pero la que decide la Justicia. Se partía de un principio que él estaba presente en las entrevistas. Acabo de tener una, usted la vio, y él no estaba. Ahora con usted, él no está.

-En lo personal, ¿considera que la Justicia encaró bien el proceso del Caso Illarraz?

- Lo que conozco de esa causa es por los medios, nosotros no conocemos el expediente y nunca hemos intervenido. Lo que quisiera es que se resuelva rápidamente.

-¿Es consciente que puede salir condenado?

-Sí, claro.

-Sería un golpe duro.

-Todo es golpe esto. Pero bueno, es nuestra suerte. Lamentablemente. La Iglesia quiere justicia, quiere la verdad, después, en nuestro corazón cristiano está la misericordia. Yo te puedo decir "Te perdono, pero andá preso". Como sacerdote voy a cárcel, y voy a dar una palabra de Dios, y estoy con muchachos que han cometido delitos. No significa que apoye el delito.

- ¿Por qué algunos fieles o laicos les cuesta asumir este punto en un debate?

-A mí me duele asumir que pasa esto, pero sé que está pasando, como una enfermedad grave. Este es un dolor muy profundo para la Iglesia, y yo sufro mucho por la fe de nuestra gente, porque entiendo que se les mueve el piso.

- ¿No ayudaría que desde el púlpito hablaran de este punto?

- Yo lo he hecho. En la misa crismal lo he hecho y podría buscar los archivos. Allí están todos los sacerdotes, los religiosos y religiosas y laicos, y allí expresamente pedí perdón en nombre de la Iglesia. Y ante los medios lo hice muchas veces.

-Me refiero a qué para modernizar la institución se aborde desde la catequesis o los colegios.

- Yo lo abordo permanentemente. Con jóvenes. Me bombardean a preguntas y contesto todo. Es difícil salir a los medios, pero lo hacemos. Reflexionamos mucho sobre esto.

A los propios sacerdotes les duele mucho. Cuántos sacerdotes hay que entregan el alma, dan sus vidas y no están involucradas en estas cosas. Ayer estuve en los 60 años del padre Agustín Kaul. Y vos ves la obra que ha hecho ese hombre y es injusto que digan que los curas son pedófilos. No hermano, no.

Hay algunos que lo son, pero la gran mayoría no lo son y trabajan con sus errores y limitaciones y trabajan por la obra de Dios. Llega un momento que uno siente cansancio moral de estos temas.

-¿Siente que la iglesia está en un punto de inflexión histórico?

-Siento que en estos temas sí. Los sacerdotes sufren mucho estos temas. Y yo les decía: el futuro depende de nosotros. A las cosas del pasado las tengo que sufrir. Pero el presente, depende de mí. Sin escándalos, entregado. Generoso.

Pobreza, drogas e inseguridad


Es conocido que Cáritas es el termómetro con que la Iglesia mide y ausculta la dinámica de la pobreza y la marginación. Qué le transmite este indicador a la institución en un momento tan complejo. Dice monseñor Puiggarri que se advierten algunos "flagelos" con mucha preocupación.

"Uno de ellos es la droga, en todo el país y en Entre Ríos. La droga va avanzando en un camino de muerte para muchos jóvenes, especialmente para los más pobres. Y de ahí surge otro de los grandes sufrimientos de nuestra sociedad que es la inseguridad. Siempre hubo robos, pero hoy vemos una violencia por robos donde se llega a matar, como un plus que se agrega con la droga. Y pegado a esto nos preocupa la falta de trabajo. Nos preocupa la falta de educación, y tenemos un montón de chicos que no terminan la primaria, y hoy sin educación no hay posibilidad de un trabajo que brinde un crecimiento personal, con herramientas para crecer como personas y mantener a su familia", describe el titular de la Diócesis local.

-¿Advierte algún cambios o rupturas en la articulación familiar y social de los barrios y las ciudades?

-Yo digo que hemos roto el contrato social en la Argentina. La crisis familiar es notoria, pero no sólo en los barrios marginales. Las causas son distintas.

A veces se trabaja todo el día en los barrios mamá y papá, y eso hace difícil. Cada vez es más difícil ver familias constituidas con todos los miembros conviviendo.

Yo creo que se ha considerado la base de la sociedad y para la Iglesia es la bases social, la iglesia doméstica la llamamos. Es el lugar donde crece la fe.

Cuando se ven los estudios porqué los chicos se drogan aparecen los motivos como la falta de contención. Pero también de afecto, de posibilidades, de trabajo?

-¿Qué lugar está teniendo hoy el trabajo?

-Tenemos la paradoja que no hay trabajo y al mismo tiempo hemos perdido la cultura del trabajo. Habría posibilidades del trabajo pero a veces se prefieren otras opciones. A veces se renuncia a la seguridad social y demás por un plan y conozco casos. Muchas veces la excusa es tener más tiempo libre. Tiempo libre ¿para qué?

-Mucha gente le diría que es un pensamiento conservador el suyo

-No sé. El trabajo dignifica la familia. Yo no digo suprimir los planes ni mucho menos, pero si está la posibilidad de salir de un plan, porque no toma la opción del trabajo que es más saludable.

Estamos trabajando en distintos órdenes. Queremos salir del concepto de asistencialismo, pero tenemos comedores que ha visto crecer el número de gente. Tenemos varios: San Miguel, Guadalupe, pero también tenemos muchos en el interior. En todos se ha incrementado mucho la demanda.

-¿Qué edades reciben?

-Fundamentalmente niños y abuelos. En la casa de San Miguel que va mucha gente adulta. Pero queremos avanzar hacia la promoción. Tenemos un programa de autoconstrucción de casas, donde Cáritas pone un arquitecto y maestro mayor de obras para que se puedan construir.

Se consiguen predios para que sean sus propias casas. Lindas casas. Tenemos los microcréditos para empezar a tener una actividad y ellos mismos puedan desarrollar su proyecto.

¿Está cambiando el concepto de la Iglesia sobre este punto, me dice?

-Sí, absolutamente. Un poco apelando a la frase de San Agustín de no dar el pescado sino enseñar a pescar. Estamos con la dignidad de las personas y en eso consiste llevar el pan a sus hijos.

Mensaje pastoral


Monseñor Puiggari, al momento de brindar un mensaje pastoral, al dirigirse "al cristiano, al que tiene fe, le diría: el Niño Jesús que nace en el pesebre nos renueva la esperanza y nos renueva la alegría. Esa esperanza y esa alegría del cristiano se va a dar en la medida que ese niño que nace pobre en el pesebre, lejos de los lujos, nos está interpelando para descubrir a Jesús en los hermanos nuestros que más necesitan, los que están en la droga, que no tienen el pan, el techo. Las tres T que decía el Papa: Techo, Trabajo y Tierra".
Fuente: El Diario

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