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Jorge Paoloni presidió FEDENAR por 15 años.
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Productores referentes de tres provincias arroceras analizan la situación del cereal al que le sentó bien la pandemia con aumentos en su cotización, pero en Argentina sigue escuálido de acompañamiento político nacional y, en algún caso, provincial.

En el verano, por estos lares (léase centro-norte argentino), no sólo se trilla soja, maíz y algo de girasol. Las provincias arroceras lo saben, porque son días en los que la cosecha está en plena ebullición. Una campaña rara, signada por la escasez de precipitaciones que tuvo como contrapartida mayor radiación y desencadenó, en general, en rindes por sobre la media. Por otro lado, la pandemia favoreció en el mundo aumento en la cotización del cereal. Tres productores y/o asesores ponen bajo la lupa la campaña y analizan el futuro de este cultivo crucial para algunas provincias.

Esta campaña en Argentina se sembraron 185.000 hectáreas y se esperan cosechar 1,2 millones toneladas de arroz cáscara. Corrientes, que es la provincia más arrocera, apenas pudo sembrar 79.000 hectáreas (10.000 menos que la campaña pasada); le sigue Entre Ríos, con 63.500 ha.; Santa Fe con 290.000 ha., Formosa con 8600 y Chaco con 4900 ha.
La campaña: lo que pasa en Chaco
Como en varias regiones y para varios cultivos estivales, la campaña 2020/21 arrancó complicada para el arroz por la falta de precipitaciones.

“La implantación en septiembre-octubre se tuvo que hacer con poca agua lo que generó retrasos en los nacimientos, además, la altura de los ríos estaba muy baja este año, pero después, los que pudieron implantar y regar se encontraron con mucha radiación que potenció los rindes y nos posicionó ante una campaña buena a muy buena”, resumió Martín Meichtry, de Arrocera San Carlos, en La Leonesa (sureste de Chaco), donde producen arroz en rotación con Pacú en un modelo sustentable económica y ecológicamente.

“Estamos cosechando una buena campaña arrocera en Corrientes, porque los rendimientos están siendo por encima de los históricos y los precios también”, argumentó Jorge Fedre, profesor de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), especialista en arroz, además fue durante 10 años asesor de la Asociación Correntina de Plantadores de Arroz, una entidad centenaria.

Para Fedre, “esto es importante porque le da respiro a los productores pequeños y medianos que han quedado desfinanciados, para que puedan pagar deudas y seguir en la actividad, pero también a una cadena arrocera que venia hace varios años complicada por cuestiones macroeconómicas”. Y agregó: “Es cierto que hubo que guerrear bastante con el riego, costó mucho mantenerlo y hubo problemas con malezas e insectos, pero a la larga son mejores los años porque cuando no llueve hay más radiación, algo clave para el rinde”.
Entre Ríos, complicada con el clima pero más superficie sembrada
“Entre Ríos y Corrientes sembraron complicados por el clima y en la mayoría de las provincias no hubo nacimientos con lluvias, sino con una mojada con riego y eso eleva los costos y genera nacimientos tardíos y desparejos”, contó el productor y exportador de arroz (el 90% lo venden afuera), Jorge Paoloni, de Entre Ríos, quien durante 15 años fue presidente de la Federación Nacional de Entidades Arroceras de Argentina (FEDENAR). Su abuelo fue fundador de la Cooperativa Arrocera San Salvador, una ciudad emblemática para el arroz en el centro-este entrerriano.

Así las cosas, Corrientes no pudo completar el área estimada de siembra por falta de agua en los reservorios, en las represas (el 60% del riego depende del agua de las represas) “que siempre genera temor, porque si te quedás sin agua en verano estás ahí sí complicado”. Pudieron sembrar 15.000 a 20.000 hectáreas menos de las que pensaban.

Parte de esas hectáreas se fueron a Entre Ríos que esta campaña tuvo 17% más que el año pasado. “Por un lado, porque por la falta de agua no se pudo hacer soja y, por otro, porque algunos productores grandes de Corrientes que también siembran acá aumentaron la superficie en Entre Ríos por problemas en Corrientes”.
Rindes estimados
De todos modos, tiempo atrás fue mejor. “Hace un año tocamos fondo, y ahora estamos tratando de salir”, recordó Paoloni. En 2019/20 Entre Ríos apenas tuvo 54.200 hectáreas con arroz. Desde 2000/01, la mayor superficie fueron las 99.600 ha de 2010/11 y la peor las 52.300 de 2001/02. Por eso, las 65.300 de este año son mejores, pero hay todavía para crecer.

Con un 85% cosechado en la provincia de Corrientes estiman que se terminará con promedios de 7.000 a 7.200 kilos por hectárea que es muy superior al 6500 kg/ha promedio histórico provincial. En Chaco, Meichtry augura también rindes por 10-15% por encima del promedio, con 7000-7300 kg/ha, un 10-15% por encima de la media. Lo mismo en Entre Ríos.

“En Corrientes hay 7-8 empresas que sostienen el área haciendo inversiones con mucho apoyo en la provincia, algo que no tenemos en Entre Ríos”, lamentó Paoloni. Y prosiguió: “Han hecho mucho en infraestructura, tienen 3-4 grandes industrias, están haciendo puerto, la electrificación es espectacular y de yapa el costo de energía a los productores de arroz es 4 veces menor que para los productores de Entre Ríos”.
Precios: los mejores de la década
Repasando: problemas en la siembra, poca agua en las represas, pero buenos rindes producto de buena radiación. Y como siempre, en el campo, la ecuación es rinde por precio. Y el precio, hoy, es bueno. Desde 2012/13, que el precio del arroz en dólares ha venido en caída a nivel internacional, pero desde mediados de 2020 que empezó a repuntar. “Como con casi todos los cereales, en Pandemia y aislamiento se dio un primer aumento fuerte porque todos los países se empezaron a calzar en alimentos, pero, además, en América, al arroz le va mal hace dos años, por ende, hay poco y eso siempre significa aumento de precios”, contó Paoloni, quien destacó que “el arroz de América es de muy buena calidad y hoy se puede vender a los mejores valores de los últimos diez años”.

Normalmente, el arroz largo-fino, el que más se produce en el mundo, está entre los 150 y 190 dólares la tonelada con cáscara al productor. Hoy cotiza entre 270 a 290 dólares por tonelada.

“Recuerdo en estos 8-9 años sólo una suba en 2015, pero muy puntual, por seis meses y que pocos pudieron aprovechar porque fue por escasez, casi nadie tenía arroz para vender”, apuntó Meichtry. Y prosiguió: “Pero a partir de mediados de 2020 empezó una recuperación del arroz a nivel regional y creemos que este año esos buenos precios se van a estabilizar, lo que nos va a dar un margen para saldar viejas deudas de la época mala y, en tanto se pueda, invertir para mejorar estructura, obras de bombeo, canales, maquinaria, etc”.

Una de las cosas que ha sucedido, según Meichtry es que Brasil ha exportado a otros países fuera de la región de modo que empezó a demandar más arroz de los países limítrofes.

“Venimos de un cierre de campaña anterior con un carry over casi nulo y los primeros meses de pandemia y aislamiento estricto donde hubo un incremento en el consumo de arroz no sólo en el país sino también a nivel mundial, lo que hace pensar que no va a haber problemas ni de comercialización, para colocar la mercadería, ni para conseguir buenos precios”, esgrimió Fedre.
Problemas, desafíos y oportunidades
Falta de competitividad”, casi grita del otro lado del teléfono, Paoloni, consultado sobre las dificultades o problemas que padece la producción de arroz argentina. Y explica: “No hay políticas, incluso teniendo a (Luis) Basterra como Ministro, que es arrocero, pero no hay un foco puesto en favorecer el desarrollo de una actividad que tiene todo para hacerlo, porque estoy seguro de que, con condiciones, podrían sembrarse 250.000 y hasta 300.000 hectáreas en vez de las 185.000 que se implantaron este año en Argentina”.

“Cuando nos reunimos, (N de la R: el sector mantuvo una reunión en febrero de 2020, a poco de la asunción de Basterra, pidiendo que reconozca al arroz como economía regional y se quiten las retenciones del 5%), les planteamos que, en algunas provincias como Corrientes, el arroz es fundamental, y se ha sostenido con esfuerzos del gobierno provincial y los privados”, opinó Paoloni. Y agregó: “Teniendo puertos, agua natural de pozo, un cultivo con previsibilidad y capacidad industrial, no se entiende cómo el gobierno entrerriano no apoya esta actividad”.

edre, que hasta 2019 fue subsecretario de producción de la provincia de Corrientes y anteriormente había sido director de arroz, también le apunta a la competitividad: “Que no nos confunda este año que es muy bueno y perdamos de vista problemas de fondo para lograr una competitividad del sector arrocero, como atender costos de energía eléctrica para Entre Ríos, y los costos de logística para el norte, además de lo impositivo y donde las retenciones que en promedio hoy son del 5% constituyen un peso grande”.

Es una actividad que genera trabajo para 4 personas cada 100 hectáreas, y es un producto que tendrá buenos precios para los próximos años.

Entre Ríos, contó Paoloni, tiene capacidad para hacer usufructo de 550 pozos arroceros, pero los productores usan nada más que 130-150, porque es caro poner en marcha esas bombas eléctricas, por eso, los productores prefieren usar gasoil, aún a pesar de los incrementos. San Salvador, por ejemplo, tiene 16.000 habitantes y se cuentan 17 molinos arroceros. “Es una ciudad que vive del arroz pero hoy no hay arroz para que todos trabajen al 100 por ciento”, argumentó dijo Paoloni.

Desde el Chaco, Meichtry apuntó las dificultades que surgen por los costos que tiene el arroz comparado con los cultivos que se hacen en secano. “Nosotros tenemos un costo más bajo que en otras regiones, en entorno a los 1000 dólares por hectárea, pero hay otras al sur que tienen 1600 y 2000 dólares según la fuente de agua, algo que se hace muy difícil de sobrellevar en años sin precio y sin financiamiento”, expuso Meichtry.

Con todo, el productor chaqueño confía que “el potencial es altísimo y en un par de años esta zona podría convertirse en una importante región para la producción de arroz y también, por qué no, de acuicultura del modo que la estamos desarrollando nosotros, en rotación con el pacú”. Arrocera San Carlos ha trabajado mucho para agregar valor en origen, también con la construcción, junto con el gobierno provincial de un puerto (Las Palmas), sobre el río Paraguay. “Nos permitiría bajar el costo de logística, que es muy alto desde acá”, refirió.

También el potencial lo entusiasma a Fedre, que consideró que con políticas de acompañamiento, bien podría sólo Corrientes, tener sembradas 300.000 y hasta 500.000 hectáreas con arroz. Están lejos. La media de los últimos años han sido 90.000 hectáreas en la provincia. Pero no pierden la esperanza.
Fuente: Juan Martínez Dodda para diario Clarín.

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