“A dos meses del cierre de Radio Ciudadana, las voces de Concordia siguen silenciadas”, afirmó Monná y cuestionó el accionar del intendente Azcué “que asumió con promesas de diálogo y cercanía, ha optado en cambio por la sordera institucional como herramienta de gobierno”.
“El cierre de Radio Ciudadana resulta aún más preocupante. Era uno de los pocos medios donde las voces críticas, comunitarias y populares tenían un lugar para expresarse y ser escuchadas”, apuntó más adelante el candidato.
A continuación, el texto completo:
Hace dos meses, el aire de Concordia se quedó sin una de sus voces más plurales y necesarias: Radio Ciudadana. El cierre de este medio de comunicación no fue solo el apagón de una frecuencia radial, sino el símbolo de una política municipal que, poco a poco, ha ido apagando también la participación democrática en los medios, el intercambio de ideas y la reflexión. El intendente Francisco “Gringo” Azcué, que asumió con promesas de diálogo y cercanía, ha optado en cambio por la sordera institucional como herramienta de gobierno.
Pero el cierre de Radio Ciudadana es parte de una lógica más amplia. Desde el inicio de su gestión, Azcué (alineado al proyecto político de Milei) ha impulsado una serie de medidas que hablan más de marketing que de verdadera gestión pública. Y por supuesto que si estuvieran al aire voces que lo interpelaran, la ciudadanía de Concordia podría darse cuenta de lo que hay detrás de la engañosa imagen de propaganda. Un ejemplo claro: el aumento del boleto del transporte urbano. Mientras el discurso oficial intenta disfrazar el tarifazo como una mejora para el usuario, la realidad es que el boleto subió un 45%, llevando su valor a $1.400. “Vas a pagar menos”, dice Azcué en sus apariciones públicas, en una maniobra comunicacional que insulta la inteligencia de los concordienses de a pie que ven día a día cómo se les vacía el bolsillo con el simple hecho de tomarse un colectivo.
Y no se trata solo del transporte. La reciente Ordenanza del Programa de Padrinazgo de Espacios Públicos N° 38.468, aprobada con escasa discusión (responsabilidad también de la mayoría de los concejales) y aún menos claridad, plantea más dudas que soluciones. La idea de que empresas privadas se hagan cargo del mantenimiento de plazas, parques y espacios verdes podría parecer positiva si somos inocentes, pero… ¿a qué costo? ¿Qué tipo de negocios se esconden detrás del padrinazgo? ¿Quién decide qué empresa “apadrina” qué espacio? ¿Habrá contraprestaciones, favores o permisos implícitos? El riesgo de que el espacio público se convierta en moneda de cambio es real, y el gobierno municipal no ha dado respuestas claras.
En este contexto es que el cierre de Radio Ciudadana resulta aún más preocupante. Era uno de los pocos medios donde las voces críticas, comunitarias y populares tenían un lugar para expresarse y ser escuchadas. Era un canal donde se podía cuestionar, debatir y proponer desde lo colectivo. Hoy, ese espacio está vacío. No se reemplazó, no se revitalizó, todo lo contrario se apagó. En sintonía con el gobierno de Milei en vez de mejorar aquello que había que mejorar se nos quita al pueblo lo que tantos años de lucha nos costaron.
El silencio no es salud. Eso lo aprendimos desde la llegada de la democracia. El silencio es y será siempre cómplice de las injusticias. Y en Concordia, a dos meses después del cierre de Radio Ciudadana, mientras se suben tarifas, se entregan espacios públicos y se cierran micrófonos, el gobierno de Azcué deja a la ciudadanía cada vez más lejos de la discusión de las decisiones políticas.
El desafío es claro: volver a abrir espacios de participación real y escuchar las voces que están siendo calladas. Porque una ciudad que no se escucha a sí misma, es una ciudad que está condenada al fracaso. Y nadie puede querer eso.