“Tu quoque juventus” era el título del artículo que publicó el abogado Francisco Barroetaveña apelando a los valores olvidados y un llamado a la juventud para que se plantara al gobierno de Juárez Celman que se encontraba inmerso en una crisis política y financiera.
Así se conformó la Unión Cívica de la Juventud, que sustentaba dos principios fundamentales: sufragio libre y elecciones honestas. Fue la primera expresión pública de ese despertar de la conciencia política.
Para llevar la idea democrática y republicana al interior del país, el 26 de junio de 1891 se conforma la Unión Cívica, y Leandro Alem fue consagrado presidente del partido. Poco después la Unión Cívica contaba con algunas ramificaciones en el interior. Hoy la UCR es un partido federal con presencia en todo el país. Además, es uno de los más antiguos en vigencia en Latinoamérica y el primer partido político moderno del país.
Somos el partido de las libertades públicas, la Constitución y la democracia. En nuestra historia resistimos a los regímenes autoritarios, conquistamos el sufragio universal y protagonizamos la lucha por las causas de las mayorías populares. En ejercicio del gobierno o en el llano.
Tenemos valores y convicciones. Defendemos la libertad y la igualdad. La educación y la cultura del trabajo. La igualdad de oportunidades reales para todos, y la lucha por los excluidos.
Tenemos una obsesión. Hacer de la Argentina una nación grande, con valores, y donde todos estén incluidos con educación y trabajo. Y sobre este horizonte se funda nuestra labor de todos los días. Porque las injusticias que aún hoy sufren muchos de los argentinos son el motivo de nuestra incansable persistencia.
Pasaron 130 años, y desde la UNIÓN CÍVICA RADICAL seguimos reafirmando los principios fundacionales e históricos de defensa de la libertad e igualdad de los ciudadanos; de la soberanía popular expresada a través de las formas de gobierno republicano, democrático, representativo y federal; de la justicia y de la solidaridad social; de su vocación latinoamericanista, del respeto a todos los pueblos, y del afianzamiento de la paz en el mundo. La adhesión a estos principios significa un compromiso para todos sus miembros de respetar, difundir y promover estos valores a través de su conducta cívica y de sus responsabilidades políticas.
“Que se pierdan mil gobiernos … pero que se salven los principios”. Leandro Alem
