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Alejandro Vicente Paiva tiene 72 años y está jubilado tras 45 años de trabajo y “con aportes al día” como él mismo se encarga de destacar. Está afiliado al Instituto Obra Social de la Provincia de Entre Ríos (IOSPER) y eligió la Delegación Concordia de la CGT para hacer llegar su gratitud y reconocimiento al personal del hospital “Delicia Concepción Masvernat”.

“Particularmente vaya mi reconocimiento al Licenciado Eduardo Castillo y a todo su plantel de la Sala de Clínica. Al licenciado José María Cáceres por su atención y preocupación por mi persona a altas horas de la noche antes de ser diagnosticado como paciente positivo”, destacó.

La frase forma parte de una carta que recibió El Entre Ríos desde CGT Concordia, que hizo pública una misiva enviada a esa Regional por parte de un exintegrante del Consejo Ejecutivo representando al Sindicato Obrero de la Fruta S.O.F, “de destacada trayectoria como funcionario de la Dirección Provincial del Trabajo y trascendente labor en el Concejo Federal del Trabajo en el orden nacional”.

En un tramo destacado, dice sobre cómo transitó el COVID-19: “Se sabe y se dice que es una enfermedad que se sufre en soledad, sin amigos ni familiares. En este caso y en estas circunstancias puedo asegurar que, aunque por razones de asepsia se limita la presencia familiar, la soledad del paciente no existe porque esos agentes sanitarios que eligieron ser enfermeros y enfermeras jamás te dejan solo”, elogió.

Y también contó uno de los momentos más duros que le tocó pasar durante su internación en el nosocomio concordiense: “Mi compañero de pieza se ahogaba, impresionaba su entrecortada respiración. Todo el personal de enfermería se abocó a su atención enfrentando con gran amor y altísimo profesionalismo la gravedad del momento”, destacó.

“Uno de ellos toma su mano con firmeza, gira el rostro del paciente hacia el suyo, mira profundamente a sus ojos, con angustia pero con convincente afirmación y con una voz que impresionaba le dice: ¡Tranquilo. Calma. Todos estamos con vos. No estás solo!”, relató hasta estremecer.

A continuación, El Entre Ríos reproduce el texto completo:

“En el mes de Noviembre de 2020 a la edad de 72 años contraje Covid 19 con la tremenda angustia de padecer una enfermedad calificada como Pandemia mundial la cual nos toca afrontar con un sistema público de salud muy criticado, empobrecido y hasta quizás mal visto.-

Transité esta dolencia y sus peligrosas consecuencias de todas las formas posibles. En una primera etapa después del diagnóstico positivo fui asistido en mi domicilio donde el sistema de salud procedió a tratar a todo el grupo familiar dentro del cual tenemos una hija con discapacidad. Luego mi salud se complicó notoriamente.-

De inmediato los facultativos me hospitalizaron y es aquí donde radica mi especial agradecimiento al personal que compone la sala de Clínica Médica del hospital Masvernat donde se atiende y contiene a quienes padecen esta patología.-

Se sabe y se dice que es una enfermedad que se sufre en soledad, sin amigos ni familiares. En este caso y en estas circunstancias puedo asegurar que, aunque por razones de asepsia se limita la presencia familiar, la soledad del paciente no existe porque esos agentes sanitarios que eligieron ser enfermeros y enfermeras jamás te dejan solo. Eso sí, no te permiten nunca luchar solo, comparten solidariamente tu esfuerzo y el sacrificio para salvar la vida.-

Porque mientras el aire no ingresa a los pulmones, ellos dejan el alma en la batalla contra el virus y esta experiencia no me la contó nadie; la viví personalmente en forma muy particular cuando un paciente compañero al lado de mi cama se agravó y la urgencia movilizó al personal que prontamente atendía y medicaba procurando la recuperación respiratoria del enfermo.-

Sucedió en ese instante de situación límite un hecho que nunca se borrará de mi mente: mi compañero de pieza se ahogaba, impresionaba su entrecortada respiración. Todo el personal de enfermería se abocó a su atención enfrentando con gran amor y altísimo profesionalismo la gravedad del momento. Uno de ellos toma su mano con firmeza, gira el rostro del paciente hacia el suyo, mira profundamente a sus ojos, con angustia pero con convincente afirmación y con una voz que impresionaba le dice: ¡Tranquilo. Calma. Todos estamos con vos. No estás solo!

Sé que no voy a saber nunca quién fue el ángel que sostuvo esa mano. El equipo de protección no nos permitía ver bien sus rostros.-

Por esos días se hacían marchas bajo el lema: “La enfermería es profesional” y eso sí quiero decirles que no solo son profesionales sino que el factor humano es la mejor herramienta que tiene nuestro sistema público de salud. Un sistema que paga muy mal a sus trabajadores. La desidia no pudo borrar su esencia. Están en la primera línea del peligro con una sobrecarga de trabajo como nunca antes existió. La sociedad y el estado están en deuda con ellos.

¡Gracias. Gracias a todos! Personal de ambulancia, camilleros, ordenanzas, enfermeros y médicos.-

Particularmente vaya mi reconocimiento al Licenciado Eduardo Castillo y a todo su plantel de la Sala de Clínica. Al licenciado José María Cáceres por su atención y preocupación por mi persona a altas horas de la noche antes de ser diagnosticado como paciente positivo.-

Salud pública de excelencia por la altísima profesionalidad de sus trabajadores.-

Personal del Hospital Delicia Concepción Masvernat: Su esmerada dedicación, amor, dignidad y su admirable sentido de la responsabilidad son un ejemplo a seguir que merecen el emocionado tributo de gratitud”.-

ALEJANDRO VICENTE PAIVA.
DNI: 4.709.918.-
Fuente: El Entre Ríos.

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