“No es algo que esté acostumbrado a hacer. Si bien estoy frente a muchas personas en torneos, esto era algo completamente diferente”, reconoció el integrante del equipo argentino de gimnasia artística, quien participó en 6 campeonatos mundiales y fue finalista en 5 copas del mundo.
“Hace tiempo que sigo las charlas TEDx, siempre me gustó su formato y el mensaje que te hacen llegar, en cierta forma, te transforma. Cuando las veía, me imaginaba lo lindo que debía ser estar ahí, parado en el círculo rojo... Y ese día llegó”, comentó entusiasmado a El Entre Ríos.
Un largo camino hacia el punto rojo
Fueron meses de trabajo, tras la decisión de dar el sí y pasar a ser uno de los 10 oradores que marcarían un precedente para Concordia y toda la región. El camino fue “raro”, pero “me encantaba la idea de formar parte de la familia TEdx, de vivir en primera persona este evento, de imaginarme ahí arriba compartiendo con tanta gente, y más después de ver tantas charlas”.
“Desde que empezó esta linda experiencia, fui descubriendo personas de diferentes ámbitos a los que estoy acostumbrado a estar, cada uno con su historia, con su energía y con una calidez humana increíble”, valoró.
El día esperado
Después de numerosos ensayos y mucho nerviosismo, había llegado la hora y lo único que quedaba por hacer era “dejarse fluir”. Y así fue para Osvaldo. “Una vez ahí arriba, paradójicamente, fue el momento que más tranquilo me sentí. Las palabras me fluían naturalmente. Creo que ver a todas esas personas prestándome su atención, ver a mis padres y a todo el equipo haciendo fuerzas y deseando lo mejor para uno, también el primer contacto con Ale en el escenario, fueron muy importante para descontracturar”, resaltó.
Su mensaje movilizó de igual manera a aquellos que nada tienen que ver con el mundo del deporte, ya que nos deja una invitación a reflexionar acerca de los momentos y las situaciones que nos tocan atravesar en nuestra vida cotidiana.
“Muchas veces admiramos a los deportistas por sus logros, sus hazañas dentro de un campo o ámbito de juego, ya sea porque se arriesgó a tomar una decisión importante, porque fue en contra de lo que todos esperaban, porque después de momentos muy difíciles logró ser resiliente. Pero nos olvidamos de que todos nosotros afrontamos los mismos conflictos, dudas o miedos sólo que aplicados en diferentes circunstancias”, analizó.
Nuestros pensamientos nos determinan como personas. Aprender cómo enfrentarlos para superarlos depende de cada uno. Así de claro y contundente fue el mensaje que transmitió durante esos 14 minutos que estuvo parado en el círculo rojo, una experiencia que, sin lugar a dudas, lo marcó de por vida. “Me representa un gran orgullo. Son de esas satisfacciones internas que no tienen comparación y que no pueden describirse con palabras. Fue una de las mejores experiencias que he tenido”.
