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Julio de 2012: por videoconferencia, la presidenta Cristina Kirchner pone en marcha en Entre Ríos un frigorífico que había sido cerrado en septiembre de 2010. Era el San José, de la brasileña JBS Swift. Con un crédito del Bicentenario, reabre y pasa a llamarse Procesadora Ganadera Entrerriana SA, con 85% de capital estatal provincial y 15% privado. Junio de 2013: a casi un año de funcionar, ese mismo frigorífico hoy ve en peligro su continuidad por la crisis del sector.

Así lo denunció Alberto Fantini, secretario general de la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne. "Existen serias dudas de que pueda continuar trabajando", advirtió, y agregó: "Es el que inauguró la Presidenta. Dicen que de persistir esta situación se va a ver obligado a despedir gente. Está con problemas, desgraciadamente". Según el sindicalista, esa planta frigorífica, que tiene capacidad para faenar entre 600 y 700 cabezas diarias, en la actualidad "no trabaja todos los días y está con falta de negocios".

Desde 2009, cuando estalló la crisis del sector, cerraron en la Argentina unas 125 plantas y entre 13.000 y 15.000 obreros perdieron su trabajo. Eso ocurrió en medio de una fuerte caída del stock vacuno por las intervenciones del Gobierno en el mercado y la pérdida de competitividad.

La crisis fue letal: la brasileña JBS discontinuó las operaciones en cinco de sus seis frigoríficos, entre ellos el de San José, que llegó a tener más de 500 operarios y que la Presidenta reabrió en julio de 2012, con alrededor de 90 trabajadores.

"NO SE PUEDE COMPETIR"

Para Fantini, hoy la carne argentina pierde competitividad en el mundo. Les echa la culpa a las retenciones, que complican la actividad de los frigoríficos. La carne paga un 15% de derecho de exportación.

"Acá el problema es que no se puede competir. Hay un problema grandísimo porque tenemos que cobrar 15% más lo que vale la tonelada de carne por las retenciones. No se puede competir con Brasil o Uruguay, que tienen un precio 15 a 20% más barato", remarcó.

En abril de 2012, y por el plazo de un año, la Presidenta anunció una rebaja de 15 a 5% de las retenciones a las carnes termoprocesadas. Lo hizo para ayudar a otra planta de JBS, en Venado Tuerto, que exportaba esos productos que se hacen con vacas que llegan al final de su ciclo productivo. Pese a ese gesto oficial, el frigorífico igual cerró.

Según Fantini, luego de ese anuncio el Gobierno se comprometió a avanzar con una rebaja de las retenciones al resto de los cortes cárnicos. Sin embargo, eso hasta ahora no se cumplió, según el dirigente sindical.

"Habíamos quedado de acuerdo en que íbamos a seguir [con la rebaja de las retenciones], pero hasta ahora no se cumplió con eso. No tenemos ningún tipo de respuesta. Para los frigoríficos que exportan sería un aliciente", expresó el secretario general de la Federación Gremial del Personal de la Carne.

Fantini se quejó también de que no haya "políticas a futuro" para el sector. "No está incentivado el ganadero para que críe ganado; se vuelca a la soja", dijo.

El sindicalista siempre ha tenido contacto con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, autor de la intervención del Gobierno en este mercado. Hoy Fantini se muestra crítico.

Al gremialista le preocupa cada vez más la situación en los frigoríficos de carne vacuna. Hace diez días hubo una agudización de la crisis, ya que, según informó, despidieron a 80 personas en el Frigorífico Arenales, en la provincia de Buenos Aires.

Pero a Fantini le preocupan también los crecientes problemas en la rama aviar. La actividad avícola fue la mimada del kirchnerismo en los últimos años, ya que hizo crecer exponencialmente las exportaciones y el consumo interno. Hoy enfrenta dificultades por sobreoferta y señales de pérdida de competitividad. "Una industria que estaba creciendo se está cayendo a pedazos", afirmó.

Aparte de las retenciones, en el sector señalan el atraso cambiario como otro factor que resta competitividad. En su último comunicado, la Cámara Argentina de la Industria de Carnes (Ciccra) denunció que el Gobierno mantiene "en el tiempo un tipo de cambio no competitivo con el objetivo de disminuir las exportaciones para volcar al consumo interno la casi totalidad de la carne producida".
Fuente: La Nación

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