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Este jueves a las 19 será la reinauguración de Intersur Hotel Colón (exQuirinale), en un acto que contará con la presencia del secretario general de la Federación Argentina de los Trabajadores de Luz y Fuerza, Guillermo Moser.

Anticipándose al acontecimiento, el intendente de Colón, Mariano Rebord, recibió a Manuel Ezpeleta y Mario Capurro de la administración, quienes lo invitaron oficialmente al acto inaugural y dialogaron sobre diversos temas. Una de las principales pautas para el emblemático hotel es la importancia del turismo social que se desarrollará en la ciudad, buscando aportar un caudal significativo de visitantes en todas las épocas del año y de diversos puntos del país.

En la sección editorial “Simplemente... de aquí” de El Entre Ríos, un análisis de lo que significó el emprendimiento turístico para Colón.
El Quirinale ha muerto, larga vida al Intersur
Ya es un hecho el traspaso de dueño del fondo de comercio que llevaba como marca el nombre de Hotel Quirinale, la que queda más que demostrada con su cambio de denominación.

La ocasión se vuelve entonces propicia para efectuar una recordación necesaria al grupo de colonenses -nombrarlos uno por uno nos llevaría al peligro de caer en omisiones- que en su momento, pensando en grande e inclusive con más empeño que recursos, dieron el puntapié inicial para la concreción de ese emprendimiento.

El hotel que vino a constituirse en un ladrillo más -mejor dicho en un importante ladrillo- en la tarea de transformar a Colón en una ciudad abierta a los turistas, en la que ahora está en camino de volverse realidad, a pesar de que a veces pareciéramos, no ya dormir con el enemigo sino jugar en contra, tanto desde la administración municipal sino también los propios vecinos, entre los que nos incluimos.

Porque una larga experiencia viene a mostrarnos que en esa materia, todos los pasos positivos que se han dado cuentan, aunque ninguno de ellos -como por otra parte no podía ser de otra manera- estuvo a la altura de las expectativas que entre nosotros despertaran en su momento.

Un jalón primero en ese camino lo constituyó la creación del Club Balneario Piedras Coloradas, independientemente del hecho que ella no haya sido la intención primigenia de sus fundadores. Un jalón que, dicho sea de paso, pudo ser reorientado de esa manera, gracias a la visión de Herminio Quirós que, con sus obras ribereñas, nos dio las bases estructurales de las que todavía nos valemos -aún en los casos que desnaturalizamos el destino con el que fueron concebidas- para poder presentarnos como una ciudad turística.

Al que siguió, en una relación cronológica despareja, la labor de sucesivas comisiones de turismo, la construcción del puente que nos une -a decir verdad tan solo a medias, porque era posiblemente mayor la interacción personal en los tiempos de las lanchas de del río- con Paysandú, obra respecto a la cual supo errar un entusiasmado vecino nuestro al vaticinar que su puesta en servicio iba a permitir “pavimentar de oro” las calles de Colón.

Todo ayuda. ¿Ayudó en realidad que contáramos con un casino como factor de promoción turística, independientemente de ser una fuente de empleo para lugareños y lugar de entretenimiento para jubiladas a un paso de la ludopatía? Aquí posiblemente habría que responder con un “sí y no”, ya que al menos no se cumplieron los vaticinios negativos de algunas voces, a diferencia de lo que sucede en Gualeguaychú.

En esta relación nostalgiosa no nos podemos olvidar de ese otro mojón que fue la construcción del “barrio de los bungalows municipales” -un nombre verdaderamente pretencioso, pero que decía de una ambición- ni tampoco de la Fiesta de la Artesanía que ha ido creciendo desde inicios modestísimos -cuando todavía no llevaba siquiera ese nombre y le quedaba grande el de “semana de turismo”-.

Pero volvamos al Hotel Quirinale, el que en su momento fue tenido en nuestro medio no ya como un “hotel casino” -que lo fue- sino como un “hotel catedral”. A cuyos flamantes propietarios estamos seguros que los coloneses les desean el mayor de los éxitos, ya que, aún pensando eufemísticamente, que a ellos les vaya bien a todos nos servirá.
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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