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Se trata de un productor que tiene su campo a la vera de la Ruta 14 y varias estancias. Ya no sabe qué hacer para no sufrir más el flagelo de la faena clandestina.

"Luego de un período de calma, las carneadas volvieron con todo en nuestra propiedad y durante la segunda mitad nos mataron y despostaron 20 animales de todo tipo. Las pérdidas rondan los 500.000 pesos". El que habla es un productor que tiene su campo pegado a la Ruta 14. Ya no sabe qué hacer para no sufrir más este flagelo, pero lamentablemente no es el único.

Varias estancias que se encuentran a la vera de la Ruta 20 y la Ruta 14, muchas cercanas a Gualeguaychú, han sido víctimas de estos hechos de abigeato. Sin contar los animales que le faenaron al productor, también mataron a 20 más en estas estancias, y todo sucedió en simultáneo: los asaltos y las matanzas fueron entre septiembre y diciembre. Sumadas todas las matanzas, las pérdidas son de alrededor de un millón de pesos.
Hasta un toro
En estos delitos, se destaca la faena de vaquillas y novillos, pero recientemente inclusive despostaron un toro de cuatro años y 800 kilos que se encontraba en un campo cercano al arroyo Gualeyán. Del ejemplar se llevaron dos cuartos y una palera. Sospechan que los cuatreros puedan haberse llevado la carne vía acuática.

"Ya no sé qué hacer, dado que se trata de una extensión importante de campo que se hace difícil controlar, sobre todo en un establecimiento que da al río Gualeguaychú y que presenta zonas de monte", reclamó desesperado el productor, que al igual que la mayoría de las fuentes consultadas prefirió mantener por ahora el anonimato por miedo a represalia por parte de los criminales.

"La mayoría de los hechos habrían sido perpetrados por las mismas personas, y eso lo vemos en la manera particular de cada carneada, la forma en la que mataron a los animales y el botín que se llevaron. Todo esto se repite en la mayoría de los casos", describió antes de agregar que "en algunos casos se llevaron la lengua de los animales".

"Los cortes para sacar la carne no fueron demasiados precisos, lo que me lleva a pensar que lo hicieron de forma apurada y desprolija. En cuanto al modo de operar, por lo que pude averiguar un coche dejaría a los cuatreros cerca del campo, en mi caso, sobre Ruta 14, e ingresarían a pie en horas de la tardecita y esperan a que anochezca. Para retirarse con el producto de la faena", aventuró.

"No sólo por el perjuicio económico, sino que estamos angustiados por la impunidad que generan los hechos de esta naturaleza. Vienen, entran a tu propiedad, carnean y no pasa nada. No hay detenidos, pese a que vuelven por una ruta que prácticamente no tiene controles. No sería de extrañar que las carneadas se hagan a pedido", explicó.

"En septiembre nos faenaron siete novillos pesados de 550 kilos cada uno de razas Hereford y Angus, animales que tenían como destino la exportación, mientras que en octubre nos balearon y posteriormente degollaron terneros de entre 130 y 140 kilos que se encontraban con sus madres en el monte. En noviembre fue el turno de seis novillos más. Y el 23 de diciembre, fecha en que se habría efectuado el último hecho, nuevamente se cargaron con dos novillos pesados", informó.

Sobre el arma que utilizan para matar a los animales, el productor afirmó que "se trataría de carabinas que utilizan proyectiles calibre 223, una munición que perfora la cabeza de un vacuno con facilidad. Generalmente le tiran por encima de los ojos, acorde a lo que podemos observar".
"La Brigada de Abigeato (efectivos de la Policía de Entre Ríos dedicados a resolver delitos rurales) hace lo que puede, pero indudablemente se necesitan más efectivos y móviles para zonas tan amplias y de difícil acceso", reclamó.

Finalmente, y acorde a los testimonios de los damnificados, todo indica que las carneadas se hacen a pedido. Llama la atención como se incrementaron las faenas a partir del mes de septiembre. Siempre en un número superior a las dos cabezas y sin importar la categoría. Pasan de terneros de 130 kilos a novillos pesados de 550. Se habla de un mercado informal, en donde los precios de la carne que muchas veces se le da un valor agregado y termina en hamburguesa, carne picada o milanesas, es sensiblemente inferior al de las carnicerías.
Fuente: Diario El Día

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