Analizando el historial del edificio en planos antiguos, se detectó la existencia de un pozo ciego, que figuraba como cegado en el año 1946. “Seguramente la tierra fue cediendo a lo largo de los años o no fue cegado correctamente y esto ha sido el origen de este hecho que nos ha sorprendido a todos”, explicó García. “No hay túneles, no hay caños de cloaca que estén perdiendo agua, solamente agua que debe ser de lluvia y que, seguramente, ha ido filtrando a lo largo del tiempo”, aclaró el arquitecto, despejando cualquier tipo de especulaciones.
Una vez cegado en forma correcta, “esto quedará totalmente seguro”: “El ruido que se escuchó -dejó planteado el profesional- podría ser la bóveda de ladrillos superior, que fue lo que terminó cayendo”. Para las próximas horas, estaba previsto que el foso sea totalmente rellenado y que el patio escolar vuelva a ser utilizado de forma normal.