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Por Diego Seghetti Frondizi (1)

Nací en el seno de una familia signada por los valores de la libertad y de la educación. Originaria de Gubbio (Italia), la familia Frondizi emigra a Argentina y se establece en Paso de los Libres (Corrientes), donde nacerá, el 28 de octubre de 1908, mi abuelo Arturo. La familia reside posteriormente en Concepción del Uruguay, entre los años 1912 y 1924. En su seno convivían las ideas socialistas y ateas del Giulio Frondizi con la fe católica de su esposa Isabella Ercoli, y ese respeto por la libertad de pensamiento se transmitió vivencialmente a sus hijos. “La mesa familiar fue centro de debates filosóficos y políticos. Entre las lecturas volterianas del padre y la pasión por los idealistas alemanes de Américo, el mayor de los hermanos; entre las inclinaciones por la literatura clásica de Ricardo y el interés que la filosofía despertaba en Virginia, se estructuró el universo cultural en el que se formaron Silvio, Arturo y Risieri” (2).

Fue la madre de Don Arturo quien decidió su educación primaria y secundaria, tal como él mismo narra en sus memorias inéditas (3). Así, el futuro Presidente finalizó sus estudios primarios en el glorioso Colegio del Uruguay, fundado por el primer presidente constitucional argentino, Don Justo José de Urquiza.

Sin duda la educación recibida en el Colegio de la “capital histórica de Entre Ríos” (4), junto con la posterior que recibiera en el Colegio Nacional Mariano Moreno, fermentó la semilla sembrada por la familia, y así se forjó gran parte de la personalidad intelectual y política del ilustre Presidente argentino.

Si bien pueden trazarse numerosos paralelos entre las figuras de los estadistas Urquiza y Frondizi, el que quiero resaltar en oportunidad del descubrimiento del busto del hijo dilecto del Colegio Superior del Uruguay “Justo José de Urquiza”, donado por la Fundación Arturo Frondizi que preside el Dr. Hugo Carassai (a realizarse el próximo 9 de diciembre en la Plaza Ramírez de la Histórica), es la importancia que ambos presidentes constitucionales dieron a la educación.

El General Justo José de Urquiza, siendo Gobernador de la Provincia de Entre Ríos, realizó una amplia reforma cultural y fundó el Colegio de estudios preparatorios de Paraná en 1848, el Colegio de estudios preparatorios de Concepción del Uruguay en 1849 y el Colegio Universitario en la misma ciudad, en 1851. Coincido con Salvadores en su afirmación acerca de que la mayoría de los historiadores clásicos han limitado la personalidad de Urquiza, reduciéndolo al papel de caudillo del Litoral. “A través de sus obras se comprende e interpreta al provinciano pero no se divisa al argentino”. Lo que en el gobernador de Entre Ríos hay de perdurable, no es sólo la obra administrativa realizada, sino la inspiración patriótica y el profundo sentido nacional de que está impregnada. Si en el estudio general de la obra de gobierno se ha descuidado profundizar su sentido nacional, no debe extrañar que no se haya percibido ese carácter en la organización de la enseñanza, una de las páginas más brillantes escritas en la historia de la educación en Argentina. La organización de la instrucción pública es uno de los títulos de gloria más puros del General Urquiza (5).

La admiración de Frondizi por el primer presidente constitucional argentino se evidencia en su participación, como presidente electo, en el acto de inauguración del monumento al General Urquiza, situado en el barrio porteño de Palermo, en la intersección de las avenidas Figueroa Alcorta y Sarmiento. El acto se celebró “como un homenaje de la Nación a los servicios prestados para su organización constitucional” el 11 de abril de 1958, en conmemoración de los 88 años de la muerte de Urquiza. El monumento representa en bronce al general Urquiza a caballo. En el frente se encuentra ubicada la estatua que simboliza la República liberada, en la parte media del fuste se encuentran dos relieves de bronce que representan la Asamblea Constituyente de 1853 y la batalla de Caseros. En la parte media posterior se halla un Escudo Nacional ejecutado en bronce (6). El Presidente Frondizi también encabezó, el 11 de abril del año siguiente, la ceremonia oficial del traslado de los restos de Urquiza al mausoleo situado en la Basílica de la Inmaculada Concepción de la Histórica, junto a los cuales descansarán los suyos en poco tiempo, bajo el epitafio que él mismo eligiera: “Fue un ser humano. Amó a su Patria” (7).

Frondizi se formó en los ideales del denominado “trípode de la estatua de Urquiza” -educación, libertad y organización (8)-, y se impregnó de la fuerte impronta republicana que se respiraba en las aulas del Colegio del Uruguay y que la institución educativa marcaba como sello en el alma de sus alumnos. Esos ideales fueron un faro durante su presidencia y en su vida política.

Las referencias a la política educativa llevada adelante por el Presidente Frondizi son vastas. Baste mencionar la multiplicación de escuelas de educación técnica y la creación del Consejo Nacional de Educación Técnica (CONET), en vinculación con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y con la UNESCO, “a efectos de encuadrar las directrices educacionales nacionales dentro de los parámetros internacionales de demanda laboral” (9). Bajo su presidencia nace la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), casa de estudios de la cual han egresado casi la mitad de los ingenieros argentinos.

En el mismo sentido Frondizi promovió la ciencia y la tecnología, mediante el apoyo al INTI, al INTA, y al CONET, entre otros. Por decisión de Frondizi, el CONICET fue presidido por el Premio Nobel Bernardo Houssay y, a partir de 1960, cuenta con lo que hoy se conoce como I+D, es decir, con el financiamiento que posibilita la dedicación de los científicos a tareas de investigación.

El debate que la historia ha denominado “Laica o libre” trasluce la impronta familiar de los Frondizi fundada en los ideales de la libertad y de la educación, a los que me he referido al comienzo de estas líneas. Cabe recordar brevemente que en septiembre de 1958 fue el Dr. Risieri Frondizi, Rector de la UBA, quien encabezó las manifestaciones de los “Laicos” contra las ideas denominadas “Libres” de su hermano, el Presidente Arturo Frondizi, quien deseaba autorizar el funcionamiento de universidades privadas, fundándose en el mandato constitucional del garantizar la libertad de aprender y enseñar (art. 14 de la Constitución Nacional y art. 26, 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos). En un discurso pronunciado por Frondizi el del 14 de enero de 1958, explicaba que “el derecho constitucional de aprender y el de la libertad de enseñanza serán celosamente preservados y todo argentino tendrá asegurado el acceso a la educación y el derecho a elegir el tipo de enseñanza para sí, o como padres, para sus hijos. La salvaguardia de estos derechos es esencial porque la imposición obligatoria de un espíritu determinado en la enseñanza constituye un avance peligroso en el ámbito sagrado de las conciencias”. Pocos meses después, con ocasión del mensaje de apertura del período ordinario de sesiones del Congreso en 1958, Frondizi reafirmó que “la política educativa constituye un elemento fundamental. En esa materia, el Estado deberá cumplir con los deberes que prescribe la Constitución y con sus preceptos sobre la libertad de aprender y libertad de enseñar”.

El debate “Laica o Libre” finalizó con la sanción de la ley Nº 14.557/1958. “Curiosamente, en 1958 Francia y otros países ya habían abandonado sus criterios laicistas y anticlericales pero en la Argentina una parte significativa de los universitarios todavía insistía en su postura ideológica, anacrónica, inconstitucional... del monopolio estatal de la enseñanza y el reformismo en el sentido ideológico, no en cuanto expresión de una necesaria reforma de la universidad implantando su autonomía, abriéndola al pueblo, garantizando la libertad académica, la periodicidad de las cátedras, los concursos, etc.” (10).

Luego de su derrocamiento, Frondizi -en diálogo con Félix Luna- recordó que “La ley fue la consagración del principio de libertad, que era necesario extender a la enseñanza y el cumplimiento de una promesa formulada públicamente por mí, en la campaña electoral. La ley de enseñanza libre ya ha dado algunos frutos, y los dará mayores en el futuro” (11), profecía que ha sido confirmada por la historia.

Al descubrir el próximo 9 de diciembre un busto del Dr. Frondizi en Plaza Ramírez, Concepción del Uruguay rinde un merecido homenaje al gran estadista que fuera hijo dilecto de su querido Colegio. Este marco es una oportunidad para revalorizar el rol que la educación recibida en sus aulas tuvo en la formación del gran estadista que “fue capaz de ver más lejos”. A su vez, es una invitación a reflexionar sobre la importancia de la libertad y de la educación, y sobre lo que Frondizi haría hoy en pos del desarrollo de Argentina (12), en momentos en que las recientes evaluaciones internacionales sobre la calidad educativa de nuestros estudiantes, reflejan la debacle que padecemos. Argentina está gravemente por debajo del promedio regional en cuatro de las cinco asignaturas evaluadas. Nuestros jóvenes egresan de la secundaria sin los saberes suficientes en matemáticas, en ciencias naturales, y otros, de la primaria, sin saber leer y escribir, merced a una política educativa que menosprecia el mérito y el esfuerzo. Ello acontece en una época en que la clave para el desarrollo de los pueblos es el conocimiento.

Frondizi criticaba a los grupos dirigentes por su falta de visión de creación. Los quería dispuestos a innovar y a competir, sin perjuicio de proteger a la industria nacional. Remarcaba que los dirigentes de la generación del 80 tenían un impulso creador innegable, mientras que los contemporáneos a su gobierno constituían un sector sin vitalidad, sin cohesión, sin perspectiva del proceso histórico.

Seguir hoy el ejemplo de Frondizi conlleva no sólo poner al desarrollo en el centro del debate, sino fundamentalmente comprender que el buscaba un desarrollo humano sostenible.

“No basta propugnar y defender la libertad, Hay que establecer y mantener las condiciones objetivas que permitan el goce universal de la libertad y el ejercicio pleno de los derechos. Un hombre necesitado, como un hombre atemorizado, no es un hombre libre”- advirtió lúcidamente.

En resumen: no veía al desarrollo como una concepción exclusivamente económica. Lo entendía en una dimensión más amplia que abarcaba la educación, las expresiones espirituales, procurando dignificar a la persona como ser integral, nunca considerándola como un mero ente económico.

Ojalá que, valorizando su pensamiento, los políticos, los docentes, los sindicatos y los propios padres de los alumnos, seamos capaces de luchar juntos por elevar la vara, por transmitir a los jóvenes el valor del mérito, del conocimiento y el esfuerzo, para afrontar los desafíos de la vida y ser hombres verdaderamente libres. 

(1) Diego Seghetti Frondizi es Licenciado en Economía Agropecuaria y Maestrando en Agronegocios y Alimentos. Profesor de Gestión de la Empresa Agropecuaria, y de Introducción a la Economía (UNER). Profesor de Economía y Legislación, y de Economía y Administración Rural (UCC). Empresario emprendedor y consultor en agregado de valor para fibras naturales de camélidos y otros productos agropecuarios. Miembro de la red Sustentabilidad Productiva de Pequeños Rumiantes en Áreas Desfavorecidas (SUPPRAD). dgaetanosf@gmail.com

(2) Tarcus, Horacio. “Tres hermanos, tres destinos”. Clarín, 07/03/1999. Cit. por Gambini, Hugo. Frondizi, el estadista acorralado. 1A de. Buenos Aires: Ediciones B, 2012. Pág. 29.

(3) Cfr. Frondizi Arturo, Memorias inéditas. Cruz Machado, Daniel. Frondizi, una conducta, un pensamiento. Buenos Aires: Editorial Soluciones, 1957. Pág. 23 ss.

(4) La ciudad de Concepción del Uruguay fue declarada capital histórica de Ente Ríos mediante ley provincial Nº 10.314/2014.

(5) Cfr. Salvadores, A. Urquiza en la historia de la educación argentina (la educación para la libertad). La Plata: Olivieri y Domínguez, 1951.

(6) Cfr. Archivo General de la Nación. Archivos y colecciones de procedencia privada: comisiones especiales y de homenajes: tomo 2; compilado por Juan Pablo Zabala. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Archivo General de la Nación, 2016.

(7) Cuando Félix Luna entrevistó a Frondizi días antes de su derrocamiento y luego en su confinamiento en la Isla Martín García, le preguntó: “¿Cómo desearía usted ser definido?”. Frondizi respondió: “Como un argentino más, que lucha por la grandeza de su patria y a quien le conmueve todo lo humano. Y si me pidiera un epitafio, éste elegiría: FUE UN SER HUMANO. AMÓ A SU PATRIA”Cfr. Luna, Félix. Diálogos con Frondizi. Buenos Aires: Planeta, 1998. Pág. 237.

(8) Cfr. Salvadores, A. Urquiza en la historia de la educación argentina (la educación para la libertad). La Plata: Olivieri y Domínguez, 1951.

(9) Cfr. Quiroga Tello, G.; Carrizo, W. La función social de la escuela durante la etapa desarrollista (1958-1962): una aproximación a su comprensión desde una mirada multidisciplinar. Revista Cuadernos de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Jujuy, Nº 50. Disponible en http://revista.fhycs.unju.edu.ar/revistacuadernos/index.php/cuadernos/issue/view/17/showToc

(10) Giménez Rébora, José A. La cuestión de la libertad de enseñanza, en Pisarello Virasoro, Roberto G., Arturo Frondizi. Su pensamiento. Buenos Aires: Edición del autor, 2000. Pág. 145-150.

(11) Luna, Félix. Diálogos con Frondizi. Buenos Aires: Planeta, 1998. Pág. 135.

(12) Vigo Leguizamón, Javier. Si Frondizi viviera. Santa Fe: UNL, 2003. Pág. 64.
Fuente: El Entre Ríos

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